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Un largo silencio se instaló en la sala, que le dio paso a la confusión, tanto la mía como la de Neri, pero ella parecía saber algo de lo que yo no estaba consciente. Todo estaba como en cámara lenta, veía a uno por uno, simplemente mirándose, como si de alguna manera hablaran sin dirigirse palabra. Se sentía el sobre peso de poder que estaba en el aire, que cuando menos lo esperé, pequeños fragmentos azules salían de mi, pero se multiplicaron con los de la pelirosada, Lucifer también y extrañamente Nicolás desprendía un brillo gris. Cada vez había mas presión, como si hubiera un desequilibrio y nuestros poderes se estuvieran fusionando, o no se soportaran. 

De un momento a otro, Nicolás comenzó a caminar al rededor de la sala.— Mi abuelo había visto algo en ti, que nunca pude entender, yo creía que él estaba loco al decir que tu podías dar algo mejor, pero eres eso que todos llaman "peor", todo eso que llaman "desastre", él nunca pensó llegar a esto al recibirte en el seno de mi hogar,—agachó la cabeza.—, pero ahora lo has matado por una información que nunca obtendrás.—lo miró.— Que tristeza haberte llamado mi buen amigo.

Así que de ahí viene el nombre.

—Oh que triste.—fingió trizteza.— Lastima que ya no volvamos a ser amigos, tenía excelentes planes... para ti.—sonrió, y seguido usó su poder en Nicolás, queriéndolo destruir, pero el fue más rápido y escapó, dejándonos a Neri y a mi en manos de su poder, por lo que intentamos huir, ambas en dirección diferente, pero eramos casi cogidas por el. 

Había sido tomada por sorpresa, para luego escondernos detrás de algún muro. Al creer que era Neri, la abracé, pero luego no sentí su pequeño cuerpo, si no uno más grande y tonificado, por lo tanto alcé la mirada sorprendida. Nicolás estaba pegado a mi, con sus manos en mi cintura, mirándome indiferente y superior. ¿Me ayudó? 

—¿Donde estas pequeño cretino?—cantaba Lucifer, mientras rondaba la sala.— Quizás quieras venir por tu primita.—Nicolás tensó su mandíbula, enojado, seguido se oyeron huesos romper, y este bajó la mirada cerrando los ojos, pero aún así no salía.— Ops, ya no vengas, perderías el tiempo.—gritó.— Nicolás, si no cooperas conmigo, mataré a cada miembro de tu absurda familia de la manera que no te imaginas, tengo una mente retorcida, recuerda. Podría colgar una de sus manos en el faro de la sala principal para que todos la admiren,... no, mejor, ¿que tal la cabeza del abuelo... o de tu madre? 

—Diablos.—murmuró. 

—¿Te parece si lo hago ya?, es que la espera me mata, bueno, más de lo que ya estoy.—burló a si mismo. 

—¿Por que decidiste seguirlo?—me preguntó Nicolás en un susurro. 

—Mi vida estaba convirtiéndose en una pesadilla, y pensé que estar con él, iba a ser diferente...

—Nunca es diferente, solo el hecho de ser él, es una pesadilla total, mucho peor que tu vida anterior.

—Mmmh, vaya, pero si estas con mi Liseth. Querida, ¿puedes salir de donde estas?, no lo escuches, habla demasiado.—seguidamente Nicolás volteó a verme sorprendido, y simplemente fruncí el ceño. 

—¿Ya tomó poder en ti?—me preguntó curioso. 

—No lo se, nunca me agradó.

—¿Llegaste a sentir algo por él?

—Supongo, por su físico, pero se que ese no es él. 

—Que bueno que lo entiendas. 

—¡Boo!—dijo Lucifer apareciendo frente a nosotros, yo solo grité saliendo de allí, pero Nicolás me alcanzó por detrás abrazándome, y luego aparecimos en la parte de afuera de la casa. 

—¿Ah?, ¿tu tienes poderes?—agotada lo miré. 

—Soy el tercero.—inició a caminar hacía la salida. 

—¿Por que nunca te mencionó? 

—Por que no le serví de nada, pero ya no podía recuperar el poder que me había dado, a menos de que me matara con un arma blanca de plata. 

—¿Asi es como puede matarnos? 

—Mas o menos.—silbó, y enseguida un ayudante de los de la entrada llegó con un auto rojo bastante lujoso delante de nosotros.— Tu amiga se quedó con él, si no la hemos visto, es que le fue mal, ¿me quieres acompañar o te vas a devolver a ver? 

—¿A ver que? 

—Lucifer derribará la mansión con todos dentro y se los llevará consigo, para llevarse a mi familia y todos los que los conocen.