Lucifer

《17》

—¿Donde esta Tom?—preguntaba Nicolás a lo que había vuelto. Solo permanecí en silencio, no quería hablar con nadie, mas solo quedarme viendo las llamas del fuego que cada vez más subían por mi.— Responde Liseth.—quería simplemente decirle que cerrara la boca, y que me dejase tranquila, pero no quería decir una sola palabra más. No tenía una razón coherente de por que no quería, pero el silencio de alguna manera me daba calma, tal vez iba a resolver algo con ello o no. 

 

Nuevamente aparecieron los brillosos ojos de Tom reflejando las llamas de fuego, antes de partir de su lado. No sabía si se había salvado, pero me dolió haberlo intentado, sabía que no iba a poder cargar con algo así, pero sabía que si él moría, salvaría a mucha gente, o más bien, me salvaría a mí. Había sido egoísta de una manera correcta, por que él ya no era Tom, ya no era mi mejor amigo, ya no era ese chico tímido que había conocido en la infancia, que terminaba refugiándose en mi. Lo había metido en todo eso, y debía sacarlo, aunque hubiera sido con la muerte. 

 

El dolor quería apoderarse de mi, quería hacerme sufrir, quería que lamentara la muerte de Tom y me arrepintiera de haberlo hecho, y no haber querido tomar otra alternativa para salvar su vida. Sabía perfectamente que el no debió morir así, pero no tenía otra opción, estaba sola y no tenía quien me aconsejara algo mejor. Jack lo había condenado por mi culpa, y quien debía merecer ese castillo era yo, no él, y simplemente me fijé por los caminos que nos veía si eran convenientes o no. Una lágrima salió desprevenida, deslizándose en la piel suave de mis mejillas, para luego recorrer mi mandíbula y perderse. Retener aquel sufrimiento era una tarea dificil, que ni podia apagar los deseos de llorar. 

 

Interrumpiendo mi poca paz, y dolor silencioso, Nicolás se atravesó en mi panorama, evitando que mirase hacía el fuego y este disminuyera. Dos ojos verdes me miraban con detenimiento, queriendo saber que rondaba por mi cabeza y por que la causa de mi dolor. 

 

—¿Quieres contarme que sucede?

 

Terminé por mirarlo a los ojos, pero estos desprendían una paz interior que no había sentido en nadie, por lo tanto mi corazon explotó y reprimiendose en él, dejó que las lagrimas que retenía salieran como cascadas sin detenerse. 

 

—Entiendo.—no sabía que entendía, pero simplemente se acomodó a mi lado rodeando mi pequeño cuerpo, en un abrazo. Me sentía bien con él, y desde que habíamos llegado a la cabaña me había sentido muy bien con él aunque su indiferencia lo reinaba, sentía que éramos un buen equipo, a excepción de Neri, que a ella no la sentía parte de ello, más bien como una amiga que apreciaba pero que parecía ocultar oscuros pasados o secretos, por lo tanto Nicolás le superaba en confianza en tan poco tiempo. 

 

—¿Nicolás abrazando a alguien?, que milagro.—bromeó Neri, al vernos. Este simplemente no le puso atención, como si se hubiera dormido o ignorado.— ¿Me ignoró?

 

Roncosa respondí.— No ha dormido en días, por cuidarme.—limpié mis lagrimas con el sueter que traía puesto.— Creo que se durmió. 

 

—Eso es muy extraño, él no es de hacerlo a estas horas, y menos de abrazar a alguien, es demasiado reversado e indiferente que no le alcanza para nada más.—¿Osea que hizo una excepción conmigo?— Creo que le gustas. 

 

—Pero que dices Neri, eso no es verdad, sólo tiene sueño.

 

—Ay por favor, tu misma debes estar pensando lo mismo con lo que te acabo de decir, solo que lo niegas. A él le gustas y le preocupas. En cuanto supo que te habías ido se volvió un completo lunático, hasta mando al Diablo al mismo Diablo, y eso no es que lo haga una persona "normal" metida en estos cuentos, yo que te lo digo.—me señaló antes de sentarse en el sofá individual a un lado del que estaba sentada con Nicolás dormido. 

 

—No puede ser cierto, siempre ha sido seco conmigo, solo se preocupa por mi por que no quiere que Lucifer me consiga de alguna manera, se siente responsable de mi por ser aún menor.—respondí como creía que era la verdadera versión. 

 

—Ay, patrañas. No quieres aceptar su realidad. Solo mira su rostro, tiene una calma impresionante, y por primera veo su frente lisa, siempre la mantiene así como un viejito.—se burló haciendo lo mismo, causándome gracia.— Deberías aprender a fijarte más. 

 

—Neri, simplemente soy realista, y aunque me haya causado risa eso, no creo que...—mis palabras se detuvieron al oír un sonido extraño provenir de afuera, aparte del ruido de los carros que poco pasaban por la carretera. Neri y yo nos quedamos fijas en la ventana, esperando algo que no parecía querer llegar. Nicolás rápidamente sintió o escucho aquel sonido, que se puso de pie rápidamente. 




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