Luciferina

Quinto pecado

Así como los humanos usualmente no pueden ver a seres espirituales en su plano terrenal, tampoco pueden entender su idioma.

El hebreo mítico, es diferente al antiguo o incluso al moderno ya existente, pues nuestro idioma es uno que solo aquellos seres espirituales, ya sean de luz u oscuridad pueden usar. No hay registros históricos de esta lengua en la tierra, por ende no tienen conocimiento de su existencia.

Por más que un humano haya desarrollado su ojo para vernos, no podrá entendernos a menos de que así lo queramos. Eso era lo que estaba pasando en este caso.

—Es impresionante que puedas ver a ese demonio de ahí —dije al chico en carcajadas.

—¡¿D-demonio?! —exclamó asustado.

—A que te refieres con eso, señor Anderson  —interrumpe la maestra—. Como qué demonio

—L-lo que hay en la puerta... —señaló.

—Han de estar mis ojos mal, no veo ningún demonio ahí parado —respondió la maestra.

Los demás humanos en el salón empezaron a burlarse del chico, mientras este se encogia en su escritorio. La señorita Jackson de verdad era una gran hija de puta, rompió el espíritu de ese humano. Que chiste.

Pensar qué lo que decía Anderson no era ninguna falsedad. Aunque me causara mucha gracia eso, el demonio Blasfemadiel estaba ahí, esperándome y tenía que deshacerme de él o seguiría molestando mi diversión aquí.

Me levanté y caminé hacia la puerta sin que nadie me notara. No necesito explicar cómo, ¿cierto? Ya saben de quién soy hija.

—¿Por fin te decidiste a venir conmigo, Luciferina? —dijo Blasfemadiel.

—No me hagas reír —respondí riendo—. Ya que no quisiste irte por las buenas, te obligaré —agregué.

Lo tomé del cuello a una velocidad sobrehumana, y atravesamos la ventana que teníamos detrás, rompiendola en el acto. Lo llevé rápidamente al lugar donde la brecha dimensional estaba abierta. Un espacio desolado donde no había nadie ni nada, lugar perfecto para surgir desde el infierno.

—Sé lo que tratas de hacer —dice el demonio y abalanza su puño golpeándome en el rostro, lo que provocó que lo soltara.

Caí fuertemente.

—Maldito hijo de perra... ¡Como te atreves! —grité enojada.

—Lucifer dijo "traela bajo cualquier medio", yo solo cumplo las ordenes del rey.

 




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