Lucille: La marca del Diablo

16. El infierno de...

 Lucille se sentó en una silla apoyando su cartera en la mesa manteniendo la espalda recta y los ojos bien abiertos, impresionándose del desorden que Robert tenía en casa y las ventanas tapadas. Dejó apoyados sus dedos en la mesa cubiertos por unos guantes rojos algo nerviosa preguntándose en como iniciaría su conversación.

Robert por otro lado con las manos temblorosas sujetó el cuchillo con la mano derecha mientras que con las otras se daba pequeñas palmadas. Se hacía creer que lo que fuese que estuviera sentado en su mesa era una de las criaturas del Diablo y que debía acabar con ella como las anteriores. Robert se alejaba de las cocinas, pero volvía nervioso e alterado. No veía ni una diferencia entre las sombras y la verdadera Lucille. Pero no tenía una respuesta contra que apareciera en su casa. Como si la cabeza del enemigo lo sirvieran en una bandeja de plata; y pensó que quizás, si fuese la real. Podría acabar contra la rotura en la que el mal lo había puesto y vivir una vida tranquila y esplendida en lo que le quedaba de vida ya que toda sospecha sobre la muerte de su hermana caía sobre ella.

Así que, con esas fuerzas acumuladas, salió de la cocina escondido el cuchillo a su espalda y mostrando una sonrisa torcida en su cara cual espantó a Lucille un poco. Ella se quedó quieta y Robert se sentó frente a ella colocando el cuchillo en la silla de al lado.

-Y... ¿El agua? -Preguntó Lucille soltando una risa-.

-Cierto.

Robert se levantó rápido a servir dos vasos de agua. Lucille miró debajo de la mesa por las obvias actitudes de miedo de Robert y vio aquel cuchillo carnicero. Nada despertó dentro de ella y levantó la mirada en cuanto Robert apareció trayendo los vasos a la mesa derramando algo en el piso.

Lucille lo sujetó con ambas manos y bebió del con la mirada de Robert posada en ella. Hizo que su piel se erizara.

-¿Qué haces aquí? -Preguntó Robert algo nervioso sin parar de mover su pie-.

-Se me hizo raro que ya no estuvieras detrás de mí antes de William. -Dijo ella formando una línea en sus labios-.

Robert se notó confundió hipnotizado por las palabras de Lucille, pero no hizo referencia a lo que esperaba ella.

-Lamento lo loco que me porté contigo. -Mintió escupiendo esas palabras los más rápido que pudo-.

Lucille asintió lentamente con la cabeza sin contestar nada por un instante. Su celular vibró y vio el número de Ares marcado en la pantalla. Ella lo apagó de inmediato mirando a Robert y sus grandes ojos. Suspiró al levantar la cabeza.

-¿Tu novio?

-Sí. No estamos tan bien.

Lucille implantó algo de confianza antes de beber de su vaso. Realmente no le interesaba nada de esto a Robert, pero quería saber si era real o no.

-Fantasmas del pasado vienen a mi cabeza cada vez que lo veo, y eso no me deja tranquila.

Lucille se hizo hacia atrás en sus sillas apoyando todo su cuerpo cruzándose de brazos.

-Antes era como si él me quisiera de verdad, normal. Pero creo que me produjo todos los daños que soy. Todas estas inseguridades. Soy más inseguridades que persona, Robert.

Siguió implementando confianza. Se hizo hacia adelante otra vez apoyando hasta los codos.

-¿Y tu mujer, Robert?

Él soltó una risa antes de contestar y se colocó en la misma posición que Lucille sin perder de vista el cuchillo.

-No está aquí. Ni va a estar.

Lucille sonrió luego de que él contestara.

Se levantó de su asiento y Robert también, aunque fuese de golpe. Lucille se asustó lo más mínimo, pero siguió con la espalda recta. Miró a Robert su misma altura.

-¿Dónde está el baño? -Preguntó Lucille tragando saliva-.

Robert le apuntó el pasillo y luego se sentó de nuevo junto a la mesa sujetando el cuchillo con una mano. Lucille caminó por el pasillo hasta encontrar sola el baño.

Se metió rápidamente ahí y mojó su cara pensando en cómo hacerle llamar la atención al pronunciar el nombre de William.

Limpió su cara frente al espejo con una toalla y al mirarse antes de salir del baño, de reojos, vio una sombra pasar detrás de ella.

Lucille salió rápidamente del baño evitando otra transportación hacia su mente recordando sus profundos miedos.

Caminó por el pasillo arreglándose la ropa respirando profundamente. Robert permaneció en la mesa con una sonrisa en la cara de oreja a oreja demostrando un vacío interior. Lentamente Lucille avanzó hacia la mesa sin quitarle la mirada de encima a Robert. Se sentó en la silla con las manos pegadas en los muslos. Se quedaron un momento mirándose con los ojos bien abiertos sin parar de sonreír.

Robert creyó leer su mente sin comprenderla ni decir nada. Pero de repente, el fantasma de su hermana apareció cruzándose por la espalda de Lucille con la mirada perdida.

-Verónica. -Balbució Robert-.

Lucille frunció el ceño y miró detrás de ella viendo como dos ojos rojos los observaban entre la oscuridad. Lentamente volvió a colocar su cabeza directamente a Robert sudando un poco al terror de lo que se aproximaba.

-Robert. -Él dirigió la mirada hacia Lucille con los ojos cristalizados-.

Verónica se quedó detrás de Lucille y un escalofrío pasó por su espalda.

-Tiene un mensaje para ti. -El fantasma de Verónica sonrió de manera angelical dándole paz al frágil corazón de Robert-.

Robert mojó sus labios y movió su asiento hacia adelante. Sus manos tiritaron al colocarlas juntas sobre la mesa más cerca de Lucille. ella ignoró lo demás.

-¿Por qué viniste? -Preguntó Robert-.

Lucille se apoyó en su silla aun sintiendo esa presencia detrás de ella.

-Solo quería saber cómo estabas después de lo de William. Quizás se te hizo decepcionante.

Lucille se cruzó de brazos alzando una ceja.

Robert miró al fantasma de su hermana y ella asintió con la cabeza.

Robert se mostró confundido y extrañado a cualquier referencia que Lucille estuviera dando.




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