Ludum

3


Aika se encuentra sentada en completa relajación con una expresión de diversión acentuada por la suave curva de sus labios. Se acomoda en un elegante sillón de cuero negro, una pieza que exuda autoridad y poder. Delante de ella, en el centro de la sala de entrenamiento, se erige un anillo iluminado por una luz intensa, el escenario de un enfrentamiento inusual.

En el ring, Roma y Sese se encuentran cara a cara, equipados con guantes de boxeo que protegen sus manos. Ambos llevan cascos de seguridad y el característico uniforme de pelea, que resalta sus físicos entrenados y su disposición para el combate.

—Voy a ser completamente honesta, no tengo muchas expectativas contigo, Sese, por lo que claramente he apostado una gran suma por Roma, al igual que todos los miembros del grupo que habitan en la mansión—su tono es suave, pero cargado de burla.

Con un aire de despreocupación, se inclina hacia adelante en su sillón de cuero con sus ojos fijos en Sese.

—Sin embargo, Sese —dice con su voz cargada de insinuación—No todos han apostado en tu contra. Parece que alguien tiene fe en ti.

Lanza una mirada rápida hacia ella. La noticia lo desconcierta momentáneamente. ¿Quién de ellos había apostado por él?, pero su mirada se detiene en Aika.

— ¿Quién? ¿Quién apostó por mí?

Aika se encoge de hombros con su sonrisa enigmática.

—No encontrarás la respuesta de este lado.

Con un delicado movimiento de manos, Aika señala hacia Roma, quien mantiene una expresión de neutralidad, por lo que su mirada regresa a su posición inicial, su rival.

Roma, en guardia, no muestra ninguna emoción visible, pero su postura lo dice todo. Está lista para pelear y no subestimará a Sese, aunque Aika lo haga.

Sese se ajusta los guantes de boxeo, sintiendo la tensión en el aire.

—¿Has apostado por mí?— interrogó Sese con su característica incredulidad.

La única respuesta que obtiene Sese es un silencio tenso para seguidamente dirigir la mirada hacia Aika en petición al comienzo del enfrentamiento y es que las palabras no eran lo suyo.

Aika eleva unas de sus manos para bajarla rápidamente con brusquedad.

—Comiencen— ordena.

La pelea comienza con una intensidad palpable en el aire. Roma se lanza hacia Sese con una velocidad sorprendente, depositando un fuerte golpe en el rostro de Sese. El impacto resuena en la sala de entrenamiento, y Sese tambalea hacia atrás, sintiendo el sabor metálico de la sangre en su boca.

—Ha sido más rápido de lo que pensé. ¡Vamos, Sese! —grita Aika desde su asiento, una mezcla de diversión y expectativa en su voz.

Sese se recompone rápidamente, sacudiendo la cabeza para despejarse. La mirada decidida de Roma le deja claro que no será una pelea fácil. Se prepara para el siguiente ataque, levantando sus guantes de boxeo en una postura defensiva.

Aika observa la pelea desde su asiento, acompañada de una copa de vino tinto elegantemente sostenida entre sus dedos. Su mirada es intensa, fija en cada movimiento que se desarrolla en el ring. A cada sorbo, sus labios se curvan en una sonrisa de diversión y expectativa.

—Todos creen que son buenos porque así desean creerlo o es lo que les hacen creer, pero pocos tienen la capacidad para demostrarlo— comenta Aika.

Sese siente una sombra de preocupación cubrir su rostro mientras escuchaba las palabras de Aika. Sin perder la compostura, posiciona ambos brazos frente a su rostro, mientras tanto, Roma permanecía imperturbable, sin mostrar ningún signo de inquietud.

Con una explosión de emoción contenida, Sese extiende uno de sus brazos con gran fuerza hacia Roma, impulsado por la frustración y la ira acumulada sin embargo, Roma, con su agilidad y reflejos afilados como una espada, anticipó el movimiento de Sese y esquivó el golpe con una elegancia que denotaba años de experiencia en situaciones similares.

El aire se llena de un silencio tenso mientras Sese, con el brazo aún extendido, se dio cuenta de que su intento había sido en vano. El momento suspendido en el tiempo dejaba ver la sorpresa en sus ojos, mezclada con una pizca de incredulidad por haber sido superado tan fácilmente.

Roma, con una calma casi exasperante, miró a Sese directamente a los ojos. Su expresión no denotaba miedo ni rencor, sino más bien una profunda monotonía.

—Es como el blackjack, Sese. No siempre importa lo que uno tiene, sino lo que tu rival pueda llegar a tener y es por eso que debes ser más inteligente. Tu rival corre con la ventaja de la carta oculta y es por eso que debes pensar en todas las posibilidades posibles— se oye una vez mas la voz de Aika.

Claramente, Roma estaba empleando las palabras de Aika, era la primera vez que se enfrentaban sin embargo, lucia como si ella ya hubiera detectado todos sus movimientos.

—Nada personal, pero tengo cosas mejores que hacer—por primera vez, Sese oye la voz de Roma, calmada pero firme, resonando en el aire.

Antes de que Sese pudiera reaccionar, sintió los brazos de Roma envolviendo su cuello con una precisión letal. La presión comenzó a aumentar, limitando la cantidad de oxígeno que llegaba a su cuerpo. Ambos cayeron hacia el pavimento del ring, el impacto resonando en el espacio vacío.

El mundo se vuelve borroso para Sese mientras luchaba por respirar, el agarre de Roma era implacable. Intenta liberarse, pero la fuerza y ​​técnica de Roma lo mantenían inmovilizado. La determinación en los ojos de Roma era clara; estaba esperando su rendición, sin intención de soltar hasta que Sese se rindiera.

Los segundos parecían eternos. El sonido de la respiración entrecortada de Sese se mezclaba con el latido acelerado de su corazón, mientras Roma mantenía su control, esperando pacientemente.

 Finalmente, sintiendo que sus fuerzas lo abandonaban y que la oscuridad empezaba a nublar su visión, Sese levantó una mano y golpeó el suelo en señal de rendición.



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En el texto hay: novelanegra, mafia, policiaca

Editado: 11.06.2024

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