Parte 2
1 de septiembre
Llegué a mi casa sana y salva. Pero emocionalmente… estoy hecha un desastre. Estresada, nerviosa, y con un dolor de cabeza que no se me quita ni con tres ibuprofenos. Agarro mi móvil y le marco a mi mejor amiga. Necesito contarle todo o voy a explotar.
—Hola —dice Leah con una calma que me desespera más.
Respiro hondo antes de soltar la bomba.
—Me acosté con tu hermano.
Silencio. Luego, un ruido como si alguien se hubiera caído.
—¿Leah? ¿Estás bien?
—¿¡QUÉ HICISTE QUÉ!? —un poco más y me deja sorda.
—No sé cómo llegamos a eso…
—Brenda, esto es una locura. Dios, ¡estás loca! Ya voy para allá.
Respiro aliviada. Necesito verla. Necesito que me abrace y me diga que no soy la peor persona del planeta.
—Bien, te espero.
Dejo el teléfono a un lado y me recuesto en el sofá. Vagos flashbacks de esa noche aparecen como virus en mi mente. Sus caricias, las palabras susurradas, lo rudos que fuimos en esa cama, y todas las veces que repetimos el momento… haciendo que se alargara. Mierda.
La idea era olvidarlo con alguien más. La típica frase: un clavo saca otro clavo. Pero no. Yo fui directo con él. Aún sabiendo que me engañó. Voy yo de graciosa y me acuesto con él. ¿Pero qué diablos pasa por mi cabeza?
---
Llevo como media hora acostada aquí en el sofá, sin moverme, esperando a Leah. Ya tengo sueño. El timbre suena y me levanto rápido. Qué mal, casi me caigo. Casi corro a abrir la puerta, pero debo mantener la calma. Respiro hondo cuando ya estoy frente a la puerta y la abro.
Leah está ahí. Molesta. Sorprendida. Pero lo que hace me deja sin palabras: en vez de gritarme, me abraza.
Me quedo inmóvil un momento. Pero eso… eso es justo lo que necesitaba.
La abrazo fuerte. Entierro mi cara en su cuello mientras las lágrimas comienzan a caer.
—Soy una tonta, ¿verdad? —me río amargamente.
Leah se separa del abrazo y acuna mi cara entre sus manos.
—Brenda, no te menosprecies. Todos cometemos errores.
—Pero no tan seguido como yo.
—Claro que sí. Nadie es perfecto. Brenda… tú… ¿todavía quieres a mi hermano?
No respondo. No porque no quiera. Es porque no sé. Debería odiarlo. Pero cada vez es más complicado. Miro al piso como si ahí estuvieran las respuestas.
—¿Por qué no hablas con él?
—Él traicionó mi confianza, Leah. Me engañó. ¿Sabes? Me hizo creer que me quería. Que de verdad estaba enamorado de mí. Que yo era lo mejor en su vida. ¿Para qué? Ah, cierto… para después, delante de todos, decir que todo fue una apuesta. Y que la había ganado con éxito.
No me había dado cuenta de que estaba llorando otra vez. Me limpio la cara, molesta conmigo misma por dejar que esto me afecte tanto.
—Jugó conmigo, Leah.
Ella me vuelve a abrazar.
—Es un tonto. Uno que no supo valorar a una mujer como tú.
---
Nos quedamos toda la tarde juntas. Leah me cuida como si yo fuera su hija. Me prepara té, me pone una cobija encima, y hasta me peina el cabello como cuando éramos adolescentes. Ella es definitivamente mi mejor amiga. Nunca la cambiaría por nadie.
—Leah, mañana empiezo un nuevo trabajo.
Me voltea a ver emocionada. Sabía que se iba a poner feliz.
—¿En serio? ¿Dónde?
—En una empresa, creo que se llama X & L. Me contrataron en el área de diseño gráfico. Que es mi fuerza. Bueno, empezaré primero como pasante del asistente. Después seré asistente. Y si lo hago bien, puede que llegue a ser gerente del departamento de diseño. Pero eso llevará años.
—Sé que podrás. Eres una excelente diseñadora —me envuelve en sus brazos otra vez—. Tengo que irme. Ya es tarde y sabes cómo se pone Javier.
Ese hombre sí que la cela. Y eso que soy su amiga. Pero se nota que la quiere mucho. Por eso lo dejo tranquilo. Porque si no, ya lo hubiera golpeado.
—Está bien, ve. Y me llamas si necesitas algo.
—Tú igual —me lanza un beso y se va.
Me quedo un rato viendo la puerta. Hasta que decido que ya es hora de dormir. Mañana será mi primer día y debo tener fuerzas. Así que mi camita y yo tenemos una cita.
Subo a mi habitación. Debo dejar de pensar en él. Me pongo ropa cómoda y me tiro en la cama. Mañana empezaré a trabajar. Y espero que sea un gran día.
🤧
A veces, el corazón no entiende de lógica. ¿Brenda está lista para cerrar ese ciclo o el pasado volverá a tocar la puerta? Mañana empieza una nueva etapa… pero ¿y si él también está ahí? —La Escritora del Silencio