Luego Es Tarde

Capítulo 2 - Primer día, viejos fantasmas

2 de septiembre
Brenda

Suena la alarma. Me despierto, pero sigo acurrucada en mi camita como si fuera un refugio contra el mundo. Ella no quiere que vaya. Mi cama me abraza, me susurra que me quede. Pero no puedo.

Vuelve a sonar. Me levanto de mala gana. Por suerte, anoche dejé todo listo. Entro al baño, me tomo mi tiempo. Me miro al espejo. Hoy empieza una nueva etapa, Brenda. Finge que tienes todo bajo control.

Me pongo la ropa que elegí: falda negra de tubo, camisa azul celeste de mangas largas con botones. Me gusta cómo se ve. Profesional, pero con estilo. Bajo a la cocina, me preparo un café simple y una tostada. No quiero llegar tarde en mi primer día. Sería muy cliché.

Tomo mis llaves, salgo de casa y subo al auto. Pongo mis canciones favoritas. Canto. Grito. Me dejo llevar. Estoy nerviosa, pero cantar me calma. Es mi ritual de guerra.

Al llegar, estaciono y bajo. Me quedo mirando el edificio. Es enorme, elegante, imponente. Las letras X & L brillan en el centro como si dijeran: Aquí empieza tu historia.

Entro. Me dirijo a la recepcionista.

—Buenos días, soy Brenda Ramírez, la nueva pasante del señor Alex Hidalgo.

La chica busca entre papeles, teclea algo, y vuelve a mirarme.

—Piso 3. Su oficina es la segunda.

—Gracias.

Camino hacia el ascensor. Entro tranquila. Pero como el universo ama el drama, justo antes de que se cierren las puertas… entra Liam.

No lo miro. Pongo una distancia segura. Trato de ignorar su presencia. Pero obvio, él no lo va a dejar pasar.

—Buena suerte, princesa.

—No me digas así.

—¿O qué, princesa? —se gira para mirarme y comienza a acercarse.

—Te golpearé.

—Eso no decías hace dos noches. ¿Sabes qué decías? —hace un gesto pensativo, el muy idiota—. Ah, ya me acordé. Ohh Liam… más… sí… más… no pares.

Lo dice con voz chillona, imitando mi tono. Me sonrojo. Estoy molesta. Estoy avergonzada. Es un idiota.

—¿Qué haces aquí? ¿Ahora me estás siguiendo?

—Princesa, tú eres la que aparece aquí. Este es mi territorio.

—Estás loco.

—Yo también te quiero.

—Sí, claro.

El ascensor se abre. Es mi piso. Salgo rápido, como si me persiguiera un fantasma. Me dirijo a mi destino. Un hombre joven, como de unos 35, alto, piel bronceada, porte elegante, revisa unos papeles. Se nota que es meticuloso. Estricto. Me intimida un poco.

—Buenas tardes, soy Brenda Ramírez.

—Llegas temprano. Excelente inicio —me escanea con esos ojos grises y asiente, satisfecho—. Vas a encargarte de estos papeles. Ordénalos.

—Ok, señor Alex. Ahora lo hago.

Tomo los papeles, los llevo a la mesa que me asignaron y comienzo. Me sumerjo en el trabajo. Me concentro tanto que el tiempo vuela. Solo cuando el hambre me golpea, me doy cuenta de que ya es hora de almorzar.

Me levanto y voy hasta donde está mi jefe.

—Señor Alex, ¿puedo salir a almorzar?

Levanta la vista de los documentos y asiente.

—Por supuesto. Puedes regresar a la una.

Estoy por irme cuando Liam entra a la oficina. Me hago a un lado. Él solo sonríe. Qué idiota. Se queda hablando con mi jefe. Yo salgo. Tengo hambre. Necesito aire. Necesito distancia.

---

De resto, todo fue bien. Para ser mi primer día, estuvo bastante llevadero. Mi jefe es exigente, pero justo. Lo único malo es el idiota que también trabaja aquí. Todavía no sé en qué área. Solo espero no encontrármelo tan seguido.

De resto, todo de maravilla. Y espero que mañana también sea así.

-------_

¿Quién dijo que empezar de cero era fácil? Brenda quiere avanzar, pero el pasado se le cruza en el ascensor. ¿Alguna vez te pasó que alguien te arruinó el día con solo aparecer? Cuéntamelo. Y gracias por seguir esta historia que se escribe entre silencios. —La Escritora del Silencio




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.