Luego Es Tarde

Capitulo 5 - El cuerpo también recuerda

23 de septiembre
Liam

Qué molestia. No se me quita el puto dolor de cabeza. Y pensar en ella… con ese tipo… lo empeora. ¿Qué hicieron? ¿Se aprovechó de ella? ¿Ella se entregó? ¿Y si fue más que una simple salida? Demasiadas suposiciones. Debo dejar de pensar. Pero no puedo.

Aquel día, cuando lo volvimos a hacer, sentí que volvía a la vida. Como si todo lo que rompí se hubiera pegado por un instante. Como si nunca le hubiera hecho daño. Me sentí completo. Ella, su cuerpo, su voz… todo me hizo creer que aún había esperanza.

Pero cuando desperté y no estaba, todo se fue a la mierda. Esta vez fue ella quien me dejó. Y dolió. Dolió más de lo que esperaba. Me lo merezco, lo sé. Pero deseaba que se quedara. Que me mirara como antes. Que no se fuera con ese imbécil.

La puerta se abrió de golpe, interrumpiendo mi espiral de pensamientos. Leonardo entró como si fuera dueño del lugar. Era mi mejor amigo, por eso le toleraba esas entradas teatrales.

—Hola, idiota. ¿Cómo estás?

—Con un puto dolor de cabeza que no se me quita.

—¿Tomaste anoche?

Negué. No tenía energía ni para beber.

Leonardo se sentó frente a mí, haciendo ruido con su botella de agua. Su perfume me golpeó como una bofetada.

—¿Qué perfume barato usaste? —pregunté, frunciendo el ceño.

Me miró ofendido, como si le hubiera insultado a su madre. Se puso una mano en el pecho, dramático.

—Me ofende tu pregunta. Es el mismo de siempre. ¿Por qué?

—Porque huele horrible.

—¿Estás seguro? —Se olió a sí mismo—. A mí me parece que está bien. Mira…

Se levantó y se acercó para que lo oliera mejor. Pero el olor era insoportable. Me provocó náuseas. Me levanté de golpe y corrí al baño. Vomité. Leonardo vino detrás de mí, preocupado.

—¡Aleja ese perfume de mí!

—Amigo, ¿estás bien? Pareces embarazada.

Lo fulminé con la mirada.

—No soy maricona.

El muy idiota se rió.

—Lo sé, solo bromeaba. ¿Quieres que te traiga algo?

—Ya me siento mejor.

—Bueno, idiota, yo me voy. Tengo cosas que hacer. Luego me dices quién es el padre —y se fue riéndose como si hubiera contado el mejor chiste del año.

Nunca me había pasado esto. Tendré que ir al médico. Algo no está bien.

---

Fui al hospital. Leah estaba cerca. Me miró con cara de pocos amigos. Ya sospechaba algo.

Se acercó, cruzada de brazos.

—¿Qué quieres?

—Vine a que me revisaran.

Levantó una ceja, sorprendida.

—¿Tú? ¿En serio?

—Sí, yo.

—¿Qué tienes?

—Deja de ser cotilla.

—Dime qué tienes antes de que te saque a patadas.

Suspiré. No tenía fuerzas para discutir.

—Desde esta mañana tengo un dolor de cabeza que no se me quita. Y el perfume de Leonardo me hizo vomitar.

—Pareces embarazada…

—¡Que no soy Marina!

Leah se echó a reír. Sabía que me molestaba. Solo suspiré.

—Vale, vale. Solo bromeaba. Ven, te haré unas pruebas rápidas.

La seguí a su consultorio. Me sacó sangre, me hizo preguntas, revisó mis signos vitales. Me sentí como un tonto, pero necesitaba saber qué me estaba pasando. ¿Y si era el karma? ¿Por lo que le hice a Brenda? Bueno… sería justo. Ella no merecía lo que le hice. Qué tonto fui. Me odio por eso.

Después de un rato, Leah volvió con los resultados.

—Hermanito, estás completamente bien. No tienes nada. Te recetaré unas pastillas para el dolor de cabeza, pero del resto estás sano.

—¿Estás segura?

—Claro que sí.

—Hazlo todo otra vez.

—Mejor vete a tu trabajo antes de que te saque a patadas.

Sabía que lo decía en serio.

—Bien, me voyyyy —la abracé—. Te quiero, lo sabes.

—Y yo a ti. Pero deja a Brenda en paz, ¿ok?

—No prometo nada.

Salí rápido antes de que me gritara.

---

Llegué a casa. Me sentía agotado. Esto era raro. Me fui directo al baño, tomé una ducha, pero el sueño no se me quitó. Me tiré en la cama y quedé rendido.

Me desperté horas después. Lo primero que hice fue correr al baño. Vomité otra vez.

Maldición. ¿Por qué me pasa esto? Qué asco.

Cuando pude calmarme, miré la hora. Las putas 4 de la mañana. Qué desgracia. Tenía ojeras, estaba pálido. Me miré en el espejo. No parecía yo.

Regresé a la cama. Traté de dormir, pero no pude. Me quedé mirando el techo, pensando en todo. En Brenda. En lo que pasó. En lo que no dije. En lo que aún siento.

Decidí que ya era hora de levantarme. Hoy tocaba llegar temprano. Y enfrentar lo que venga.

-----

Nota:

Liam no sabe qué le pasa, pero su cuerpo está gritando lo que su corazón calla. ¿Será culpa, karma, o algo más profundo? Gracias por leer. Si este capítulo te dejó pensando, cuéntamelo en los comentarios. Tu voz me ayuda a seguir escribiendo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.