Lúgubre "Vivir entre el dolor del pasado"

5.Carmesí

⚠️ALERTA: CONTENIDO SENSIBLE ⚠️

ANDREA 

Un dolor que alivia otro dolor


Es el pensamiento que me repito continuamente al pasar aquel objeto filoso sobre mi cuerpo. 


¿Puede el dolor alivianar otro dolor?


No sé lo que hago o por qué lo hago, pero siento que está bien hacerlo.


¿En verdad Está bien?


Callate.


Suelto un pequeño gemido de dolor al enterrar el filoso objeto en mi cuerpo, observando cómo empieza a sobresalir aquel líquido carmesí de mi cuerpo.


Carmesí,el color de la sangre


Carmesí el color de mi salvación y perdición, el color que amo y odio con todo mi ser y furor.


La cantidad aumenta, se desliza por mi brazo, pasa por mis muñecas, corre hasta mis dedos, hasta observar la primera gota caer al suelo.


El blanco mármol en el cual sobresale la pequeña gota de aquel líquido.


¿Un dolor puede de verdad alivianar otro dolor?


Reitero en mi mente aquella pregunta, una de las tantas diría yo queriendo encontrar respuestas que el silencio no me dirá.


Observo a través del espejo mi reflejo.


Es demigrante, desilusionante, deprimente y detestable el solo observarme me hace sentir repudio a mí misma, el ver mi cuerpo y no poder encontrar lo que quiero solo esas estúpidas cicatrices llenas de recuerdos que quisiera olvidar, pero se empeñan en martillar mi mente a diario.


A través del reflejo observo la sangre que sobresale.


Alzo la navaja observando en la punta un poco de mi sangre.


Siento un ardor, pero con el tiempo te acostumbras al dolor.


Ignoro aquello, volviendo a bajar la navaja hacia mi brazo.


No quiero.


Pero debes


¿Por qué?


Aliviará tu dolor


¿Un dolor de verdad puede alivianar otro dolor?


Siento de nuevo el frío filo del objeto sobre mi carne abriéndola lentamente ocasionándome un dolor más grande.


Muerdo mis labios fuertemente mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas queriendo ahogar con dolor más doloroso del que llevo dentro.


Cierro los ojos fuertemente tratando de no pensar lo que estoy haciendo aunque ya la costumbre no me extrañe que se repita el momento.


Abre los ojos observando el corte, es grande sin embargo no tan profundo como quisiese.


Haz otro


NO


¡HAZLO!


Mi mano tiembla ligeramente mientras suelto un sollozo.


No quiero, pero debo.


Deslizo de nuevo el filo por mi pálida piel, pero no retiro el objeto después de realizar el corte al contrario lo profundizó más en mi carne creando un dolor agonizante que reprimo entre los labios, sintiendo el sabor salado de mis lágrimas mezclado junto con la sangre que sale al hacer tanta presión en mis labios.


La sangre empieza a deslizarse y caer en varias gotas por el blanco mármol.


Observo el pulcro suelo, aquellas simples gotas que adornaban su blanqués fueron interrumpidas por el charco carmesí que absorbé su color angelical.


Tres, un número que se ha convertido en lo mejor y lo peor para mí, una maldición pero a la vez una supuesta bendición.


Tres.


Tres Cortes


Adorna mi brazo que en un futuro serán el recuerdo de la situación convirtiéndose en una cicatriz más del montón.


Las lágrimas corren por mis mejillas y los sollozos se escuchen en la habitación más sin embargo ninguna persona los escuchó por lo tanto ninguna me ayudo.


Con las manos temblorosas dejó caer la navaja, provocando un pequeño ruido.


Doy pasos hacia atrás aterrada y atemorizada por el reflejo mío en el espejo.


Lloro desesperadamente mientras tocó las heridas manchándome los dedos con aquel líquido.


Mi perdición y mi salvación.


Me recuesto en el frío mármol observando el rastro de sangre que dejé al pasar.


- no quería, no de nuevo-mi voz se escucha pastosa de tanto llorar.


Recuesto mi cabeza entre mis rodillas mientras lloro desesperadamente.


¿Un dolor alivio otro dolor? 


No


Sí,por eso lo haces constantemente


Eso es mentira.


- déjame- pronunció con enojo queriendo que aquella voz desaparezca de mi mente.


Si me voy ¿quién estará para ti?;todo el mundo te desecha como un insignificante pedazo de basura y yo que siempre he estado a tu lado Me desechas...eres una malagradecida
No, no lo soy... Dejame en paz.


Me repito constantemente mientras agitó la cabeza con desesperación.


Observo la piel de mis tobillos que empieza a tomarse en un color rosáceo gracias a los rasguños que le he dado.
No quiero, no quiero.


Pero debes . Es por tu bien Yo siempre he estado para tí, hazme caso sé lo que es mejor 


Sigo llorando desconsoladamente queriendo que alguien me salve más sin embargo yo sé que eso no va a pasar.


Nadie va a querer salvar a alguien tan hecha mierda como tú 


Callate.


Sin querer mirar de nuevo mi deplorable estado a través de mi reflejo en el espejo con las pocas fuerzas que me quedan por haber perdido tanta sangre me recuesto en la cama queriendo dormir y nunca despertar, pero sabiendo que en algún momento me volveré a despertar y la pesadilla va a volver a iniciar.




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