Lúgubre "Vivir entre el dolor del pasado"

15. Funeral

ANDREA

Vestida de falso dolor camuflado por un negro resaltador,camino entre los estrechos senderos de tierra húmeda junto a la multitud.

El día se cierne en tristeza junto a la ocasión

¿por qué?.

Fácil, la muerte le visitó a alguien.

El cementerio nos recibe, embelleciendo la escena con su toque lúgubre, mientras el frío me atraviesa y eriza la piel.

Al rededor del ataúd, el sermón del padre comienza, acompañado por las plegarias de los demás, todos rindiendo homenaje a una religión sobrevalorada,disfrazándose de ángeles cuando en realidad la mayoría está más cerca de la puerta del infierno que del cielo.

Me aburro del tedioso sermón y la hipocresía del lugar, pero mantengo una falsa melancolía en mi rostro, siendo cómplice de esta falsedad.

Escucho los lamentos y susurros, mientras otros simplemente observan en silencio.

Me parece hipócrita...

Cuando también lo eres

Personas que ni conocían a la difunta que antes murmuraban o susurraban cosas despreciables ahora la lloran y la lamentan, presentándose con caras de tristeza fingida.

¿Somos solo objetos que pueden ser criticados o minimizados?

Sanford

un pueblo de apariencia angelical pero con un trasfondo oscuro, donde la felicidad se desvanece y la maldad acecha en las sombras. Los monstruos no se esconden debajo de la cama, pueden ser tanto otros como nosotros, surgiendo de la tristeza y el dolor.

¿Eres tú un monstruo sin darte cuenta?,¿puedes ver a los monstruos de tu alrededor?

La moralidad humana a menudo se sobreestima, ya que aquellos que se presentan como héroes pueden ser en realidad villanos ocultos detrás de apariencias amables, y no todos los villanos son completamente malvados, ¿verdad? Una narrativa mal contada puede alterar la percepción del idealismo en las personas.

Siento pequeñas gotas mojando mis zapatos mientras miro el cielo nublado, oscurecido por densas nubes que hacen que el atardecer parezca melancólico, reflejando lágrimas en la lluvia.

Bajo la mirada mientras observo la lápidas sintiendo la lluvia caer sobre mí, mientras todos se van y me dejan sola.

Como siempre

- No tuve la oportunidad de conocerte bastante, pero al menos ahora descansas- Observo la lápida mientras la lluvia comienza a caer, mojando mi cabello y pegando mi vestido a mi cuerpo - A veces, es mejor morir que seguir viviendo y enfrentando lo que hemos vivido, cuando sabemos en el fondo que nunca lo vamos a afrontar- exclamo melancólicamente.

Siento mis ojos arder mientras mis lágrimas se mezclan con la lluvia y mi cabello castaño toma un tono negro y se pega a mi rostro.

Me resulta difícil comprenderme a mí misma, y dudo que alguien más lo haga, pero en el fondo, sì anhelo que alguien logre entenderme un poco. Sin embargo, al igual que en el cementerio, terminó sola, triste y desolada.

Me acerco a la lápida incandome mientras leo las palabras grabadas en ella:

"Que tu alma brille en el cielo como lo hiciste en vida, como un pequeño lucero. Aquí descansa un ángel."

"Aquí descansa, Rosalína Daives"

Coloco algunas flores en su tumba antes de ponerme de pie, mientras el estruendo de los truenos se intensifica y la lluvia aumenta.

Con los ojos cerrados, busco desesperadamente algo de calidez en un corazón que dudo encontrar. Anhelando sentirme genuinamente feliz en lugar de tener que fingir.

Por un instante, dejo de percibir las frías gotas de lluvia; frunzo el ceño mientras abro lentamente los ojos y para encontrarme con... un ¿paraguas?.

- No sabía que eras suicida- susurran detrás mío.

Me giro lentamente y encuentro unos ojos tan oscuros como la noche, sin brillo y apagados, siendo protagonistas las ojeras bajo ellos, aunque aún conservan su hermosura.

- ¿Qué haces aquí? - pregunto en un susurro, evitando mirarla directamente a los ojos.

- Estoy aquí para cuidar a un alma perdida - responde irónicamente.

nuestras miradas se encuentran, y siento cómo mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas, perdiendo el control de mí misma. Bajo la mirada rápidamente antes de ser vista así por ella.

- No sé qué te está pasando, no pretendo ser una psicóloga, pero si te sientes tentada a hacer algo imprudente, estaré allí para hacer lo mismo y hacerte sentir un poco mejor - deja caer el paraguas al suelo mientras las gotas de lluvia nos envuelven, como la tristeza y el dolor que ocultamos, al igual que la lluvia disimula sus lágrimas.

Nos quedamos mirándonos en silencio... ¿Por qué estamos haciendo esto?

- Ni siquiera yo lo sé - parece que con nuestras miradas expresamos todo lo que no podemos decir con palabras.

Y envueltas en lágrimas y dolor, aún éramos algo que solo podía describirse como conocidas, por el miedo o la inexplicabilidad que nos rodeaba.

Pero yo ya sentía que era mi amiga...




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