Lulu y yo

Capítulo 3

Lulú:

Suelo ser muy paciente, pero ¿cómo serlo ahora si Sol no se despierta? ¡Va a llegar tarde al colegio! Hoy, precisamente, empieza el día con su clase favorita: educación física. Claro, ¿cómo no le va a encantar, si siempre que corre o hace alguna prueba termina de última y pierde, dejándole tareas escritas y apenas pasando? He intentado convencerla de que deje de ser tan sedentaria, pero no me hace caso; prefiere mil veces leer un cuento digital o irse a dormir antes que hacer algún deporte por salud. Le serviría mucho, porque su estado físico es muy malo, y está tan flaca que ni novio va a conseguir cuando sea adulta, y eso que le faltan cinco años.

Bueno, no me queda de otra. Hace unos días, ella estuvo ideando planos para una pulsera inteligente que tiene GPS. La estructura del dispositivo sirve como un contenedor de mini cápsulas de emergencia y también conecta con las señales mentales del cerebro para transmitir mensajes internos, lo que permite comprender otros idiomas sin dispositivos electrónicos o neuronales de por medio. Su diseño es como una pulsera de cuerda para despistar a la gente. Cuando todo estuvo listo, yo la fabriqué. Algunos me preguntarán cómo lo hice. Bueno, aquí va: al darme Sol un cuerpo robótico y unirlo a mi alma, se creó una especie de armadura que puedo adaptar a la forma que yo quiera o que ella necesite. Por el momento, tengo la apariencia de una husky siberiana. Esta raza no es muy común en un clima cálido como el que tenemos, pero siempre le hacen la misma pregunta a Sol: si invierte mucho en mi cuidado. La realidad es que no; yo misma me reparo y analizo mi sistema cada cierto tiempo. Sin embargo, ella sí me ayudó a buscar un panel solar para adaptarlo a mi cuerpo y recargarme cuando lo necesite. Todo está bien oculto, y sigo pareciendo una perrita.

Estaba mandando coordenadas a la manilla de Sol para activar una mini cápsula y que ella entrara en ella. Esta está equipada con todo lo necesario, como cama, escritorio y baño, como una réplica de su habitación. Ella podría vivir ahí si quisiera, pero prefiere no hacerlo. Al entrar, el tiempo transcurre de forma distinta: lo que afuera son 10 minutos, adentro son solo 10 segundos, donde los minutos se convierten en segundos y las horas en minutos.

La manilla estaba encendiéndose cuando, toc toc... ¡Ay, es mamá! Le digo así a la mamá de Sol, porque no es la mía; la perdí hace mucho tiempo. Me lancé sobre Sol para disimular que la estoy despertando; aunque no le gusta que le lama la cara, entiende por qué lo hago.

Mamá: Hija, se te va a hacer tarde otra vez. La última vez tu papá tuvo que llevarte al colegio porque también te despertaste tarde.

Sol: Mamá, puedo llegar tarde al colegio. No quiero ver las dos primeras horas de educación física. Sabes que soy pésima en eso, pero aun así la paso, aunque apenas.

Mamá: Precisamente por eso debes ir, para demostrarte que puedes superar el 3.0 en educación física. Todos los años en el colegio has sacado la misma nota, ¿no te gustaría mejorar?

Sol: Lo hago en todas las materias, soy muy buena en todo, menos en eso. Por favor, quiero dormir un poco más.

Mamá: No, señorita. Primero, me alegra que te vaya bien en las demás. Sé que eres muy dedicada, pero también floja con tu salud. Sabes que los médicos te han mandado hacer más deporte, y no sigues ninguna de sus recomendaciones. Hace un mes te inscribí en básquetbol, pero nunca fuiste.

Sol: No fui porque ya estaba en un club de ajedrez y siempre iba con Lulú. Los días que me tocaba ir, no me podías acompañar por tu trabajo.

Mamá: El ajedrez es muy bueno para estimular las funciones cognitivas como la planificación, concentración y memoria…

Sol: Lo sé, mamá. Recuerda que en unos años entraré a la Universidad de San Buenaventura a estudiar Psicología. Gracias porque tus amigas me dieron títulos de libros de psicología; aunque hay cosas que no entiendo.

Mamá: Sigue preparándote. Aunque sea un poco cada día, te ayudará a ser muy hábil cuando te pregunten en clase sobre temas que ya conoces.

Mamá: Pero, en fin, no nos desviemos. Entiendo que no te guste hacer lo que no disfrutas, pero son tus deberes como estudiante. Si quieres, los fines de semana tu papá, tú y yo organizamos una rutina de ejercicio para ir involucrándote poco a poco. Verás que no apestas en el deporte.

Sol: ¿En serio? Si es así, me apunto mejor para hacer tres personas haciendo deporte en lugar de solo una.

Lulú: ¡Bien, mamá! Ya era hora de que los tres hicieran deporte. Y hablando de tiempo, ya es tarde. En 15 minutos empiezan las clases. Comienzan a las 6:30 a.m., de lunes a viernes, y hoy es lunes.

Hola a todos, espero que les haya gustado. Es todo por hoy. ¡Gracias y suerte!




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