Lumaria

Capítulo 3

El calor parecía no disminuir con el paso de los días, para mi desgracia, justamente hoy el aire acondicionado del consultorio se quemó y ahora estoy sudando oliendo a pescado como si no me hubiera bañado antes de venir.

—Ten, traje esto de la máquina. —La Dra. Flynn recién regresó de haber salido un momento por una llamada telefónica, dejó un jugo de naranja en la mesa cerca de mí.

—Me da curiosidad saber, ¿por qué siempre me regala bebidas cuando vengo aquí? —Pregunté—. No es que quiera sonar grosero, aceptó el gesto, es bastante grato, solo no puedo evitar la curiosidad de indagar al respecto.

Sus ojos verdes me miraron acompañados de una amable sonrisa, se sentó en la silla vacía frente a mí agarrando todos sus implementos. Con voz dulce respondió lo siguiente:
—No con todos mis pacientes implementó los mismos métodos de consulta. Contigo —apuntó el bolígrafo hacia mi— es con bebidas.

Hizo un ademán con las manos y cabeza como forma de redondear las palabras supongo.

—Pongámoslo como un método de confianza —sugirió—; me acerco a ti ofreciéndote bebidas mientras reflexionamos sobre las cosas que te molestan y como superarlas como si estuvieras conversando con una amiga cercana.

—Pero no lo es —dije.

—Exacto —respondió—, soy tu terapeuta. —Contrapuso—. Te ayudo en tu bienestar general para que tus niveles neurológicos vuelvan a estar en toda su capacidad por medio de la terapia conversacional.

Asiento lentamente destapando la lata de jugo, está frío, perfecto para refrescar mi garganta ante la sed y el inmenso calor.

—Está rica.

— ¿Verdad que sí?

Asentí.

Suelo usar ropa negra seguido, andar en sudadera o ropa deportiva para no llamar tanto la atención de las personas. Hoy, en cambio, hace tanto calor que opte por unas bermudas de color verde oscuro y una camisa blanca que me quedan bastante holgados.

—Observando tu aspecto el día de hoy, puedo asegurar que mis métodos están funcionando.

Removí un poco los labios y la cabeza dándole a entender que tiene y no la razón. Si fuera por mí vendría con mi atuendo habitual -ropa deportiva-, pero no quise contradecirla.

—Vamos, Kenma, Junio fue el mes más caluroso, estamos a principios de Agosto ¿y a estas alturas vienes a ponerte ropa cómoda para soportar el calor? —Negó con la cabeza mientras que media sonrisa burlona adornaba su rostro.

Arrugue un poco la nariz porque probablemente tenga razón en lo que dice, ¿estoy mejorando? ¿O solo es una ilusión proyectada por mi mente para hacerme creer que sí?

—Deja de pensarlo tanto —como si pudiera leer mi mente, recibí un regaño— ¡Válida tu esfuerzo! Recuerda que al ser un proceso interno cualquier pequeño intentó cuenta, lleva mucho tiempo conocerse a uno mismo, aceptarse y avanzar. —Suspiro—. Cuestionar y dudar son parte del crecimiento, eso está bien, de lo contrario, no estarías haciendo un cambio en ti. Lo que no está bien es invalidarte todo el tiempo o quedarte sin hacer nada, sin buscar un verdadero cambio.

Miré mis manos por un momento meditando sus palabras, desde que fui a visitar al abuelo, los días han pasado como si un torbellino me arrastrará ante un mar de dudas y preguntas.

Mi respiración es lenta, siento la calma y serenidad, tanto que hasta yo me sorprendo de cómo estoy llevando las cosas. Hasta hace seis meses probablemente seguiría encerrado sin preguntarme nada solo odiando la vida que me tocó.

Tal vez, la Dra. Flynn tiene razón y estoy mejorando. Solo queda preguntarme, ¿cuándo comenzó el sentimiento de querer buscar el cambio? ¿Fue en mi lecho de desesperación pidiendo a gritos internamente ayuda o fueron aquellas cálidas manos y silueta borrosa que me rescató del río cuando caí?

Cómo sea que haya empezado, no es lo único en lo que estoy considerando, ahora tengo muchas más dudas con respecto a quién soy o qué quiero ser. El abuelo no me dio pistas o información detallada dejando que lo descubra por mi cuenta.

Lo cual es un fastidio.

El Sr. Godoy tampoco ha abandonado mi mente, todos los días después de cualquier streaming, miro esa tarjeta antes de dormir con el número de contacto de aquella persona misteriosa que podría "ayudarme" si lo necesito.

— ¿Cómo vas con el tema del matrimonio? ¿Has podido cambiar de opinión? —Me mira con atención.

Mejoro la postura sentado en la silla a la vez que cruzo los brazos brazos respondiendo con sinceridad.

—Sigo pensando que tener una familia es una pérdida de tiempo —Replique, hice mi mejor esfuerzo en que no sonara áspera mi respuesta, creo que no funcionó como demuestra su rostro descontento.

A veces me pregunto si ella es realmente una profesional con dos doctorados debido a la familiaridad con que son las consultas. Además, debo añadir que a veces me da esa sensación extraña que quiere obtener algo de mí, también está el hecho de que mi achicopalado corazón se siente a gusto por estar rodeado de su energía femenina maternal.

—El que pienses así de la familia, ¿es debido a tu miedo al rechazo o a la soledad? ¿Puede ser también el entorno disfuncional con el que creciste?

Buenas preguntas.

Debo admitir que venir a terapia ha hecho que reconsidere demasiadas cosas que antes no eran más que espectros que pasaban por la cabeza, el cómo las pensaba, como las diría o inclusive el que me parecía. En mi mente siempre han estado las palabras de los demás y las burlas hirientes de familiares inservibles que no tuve tiempo de preguntármelo abiertamente.

No. No es eso.

Si tuve el tiempo suficiente de hacerlo, solo evadía a ese yo interno que siempre trataba de llegar hacia donde estoy parado en medio de la nada lidiando con el miedo más profundo que albergo.




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