Lumen Aeternum

Capítulo I

𝘋𝘪𝘢 17| 𝘔𝘦𝘴: 𝘚𝘰𝘭𝘷𝘦𝘵𝘩. | Año: ???

En el pasado... realmente odiaba a mi familia. ¿Quién creería que alguien podría morir por algo tan insignificante? Eso pensé yo. Me negaron la dicha pese a mi poder; ni siquiera se me permitió sonreír.

Mi familia era de clase alta. Vivíamos en una villa elegante, con techos altos y grandes ventanales que dejaban pasar la luz del sol. Las habitaciones eran amplias, llenas de cortinas pesadas y muebles tallados, y el jardín...el jardín era mi lugar favorito. La fuente de mármol brillaba con el reflejo del sol, y entre los senderos se escondían flores que parecían bailar con la brisa. Pero ni siquiera ese paraíso podía protegernos.

Había una familia mucho más poderosa que la nuestra, quienes habían hecho un pacto antiguo con las sombras para mantener su control y de su reino. Sus nombres se susurraban con temor, y nadie se atrevía a enfrentarlos... hasta que esa noche llegaron a nuestra puerta.

Escuché primero los pasos pesados sobre el suelo de madera y luego los gritos. El miedo se enredó en mi pecho, pero no podía quedarme quieta. Vi cómo los miembros de esa familia destruían todo: los muebles quebrados, las ventanas rotas, los cuadros caídos. Mi familia luchó, con hechizos que brillaban en la oscuridad, pero eran demasiados. Cada estallido de luz era seguido de un grito, y uno por uno cayeron. Esa noche, todos murieron... menos yo.

Logré escapar gracias a mi poder, aunque quedé sola, sin nada ni nadie. Era solo una niña, perdida en la soledad, vagando por bosques y pueblos, buscando un sentido, un refugio, algo que me devolviera la vida. Aprendí a cuidarme, a controlar mi poder para protegerme, y poco a poco entendí que mi fuerza era tanto una bendición como una maldición.

Durante años viajé sin rumbo, explorando caminos desiertos y ciudades desconocidas. Mi poder me permitió sobrevivir, pero también me hacía diferente, un secreto que debía ocultar. Sin embargo, algo siempre me empujaba a seguir buscando... alguien. Una hechicera de la que pocos hablaban, envuelta en misterio y rumores. ¿Por qué la buscaba? No lo sabía del todo. Quizá porque de alguna forma podía guiarme hacia un futuro distinto.

Lo único que tenía claro era que quería vivir. Quería sentir la felicidad en mi corazón, experimentar la libertad y ser alguien... como los demás. Pero también sabía que mi destino estaba marcado por sombras antiguas y por la magia que corría en mis venas. Y aunque era solo una niña, comprendí que mi historia apenas comenzaba.




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