Luminel: El Chico Neón

Planeta incógnito

••••••••••• Capítulo 1 ••••••••••••

Como cualquier otro día, Lumi se despierta, sintiendo la suavidad de las sábanas en su piel. Se estira lentamente y, con un suspiro, se levanta de la cama. Camina hasta la ventana de su habitación, cuyas cortinas de un tono gris claro dejan entrar apenas una tenue luz. Abre la ventana con delicadeza y se asoma al paisaje que se despliega frente a él. Un espeso manto de niebla cubre la ciudad, envolviendo los edificios en una atmósfera que, a pesar de la claridad del día, parece suspendida en un sueño. En su mente, la rutina lo asedia, y la sensación de que sus días son una repetición interminable de momentos tristes y vacíos se instala en su pecho.

Lumi lleva poco tiempo en Némora, la capital del planeta , pero ya ha aprendido que la ciudad, como él, está atrapado en un limbo, entre el deseo de escapar y la parálisis del miedo. No es su hogar, ni siquiera su ciudad. Sus recuerdos de casa parecen cada vez más lejanos, difusos. La vida lo ha llevado aquí, como quien se ve arrastrado por una corriente sin rumbo. Viaja de un lugar a otro, sin encontrar en ninguno de ellos el refugio que necesita.

Su familia no es allí y, aunque la soledad lo rodea, sabe que este es el precio de su existencia errante. La única compañía constante es un pequeño peluche, un regalo de alguien que aún ocupa un rincón especial en su corazón. "Gatito espacial", le llama, una criatura de felpa que ha sido su único confidente. El nombre tiene algo de ironía, pues mientras todo en su vida parece estar suspendido en el aire, este pequeño ser le recuerda que, incluso en la oscuridad, se puede encontrar un punto de luz.

El Planeta Incógnito es un lugar peculiar, formado por paisajes que cambian con la misma velocidad que cambian las emociones de sus habitantes. Un mundo extraño, pero al mismo tiempo fascinante. Las montañas de niebla se elevan hasta perderse en el horizonte, y los ríos de luz, como si fueran reflejos de pensamientos no expresados, fluyen con una intensidad que varía de acuerdo al ánimo de quienes los contemplan. Los valles, por su parte, se alargan y se contraen, como respiraciones contenidas, y las sombras juegan con los límites de lo visible, volviendo la geografía algo flexible, vivo.

El clima es caprichoso, como el humor de un ser indomable. Un día hace calor y, al siguiente, el aire se vuelve frío, sin previo aviso. En los días menos agradables, el cielo se cubre de nubes grises y pesadas, y una tormenta de lluvia fina amenaza con borrar cualquier rastro de color. En esos momentos, los habitantes del planeta esperan, casi en un acto de fe, que un ser de luz, un resquicio de esperanza, se cruce en su camino para guiarlos.

La flora de este mundo es tan volátil como la emoción humana. Las plantas pueden cambiar de forma y color según el estado de ánimo de quien las observa. Las flores, por ejemplo, se tornan rojas cuando alguien está enamorado, y azules cuando la tristeza se apodera de ellos. Es como si la naturaleza misma se sintiera un reflejo del alma de los que habitan este planeta.

Los animales también se adaptan a las necesidades emocionales de los habitantes. Lumi, por ejemplo, ha visto como un perro se transformaba en un gato, un cambio que ocurrió en el momento exacto en que la soledad comenzó a apoderarse de él. Todo en El Planeta Incógnito tiene un propósito, un sentido oculto en sus infinitos matices.

Por supuesto, no todo es armonía. El planeta está poblado por seres oscuros, figuras conocidas como "Seres Apagados". Son aquellos que, por alguna razón, decidieron no sentir más, abandonar la lucha contra sus propios sentimientos. Son sombras, vacíos, sin vida ni luz. Sin energía, como si la esperanza nunca hubiera llegado a ellos. A veces, Lumi teme convertirse en uno de ellos, atrapado en su propio dolor.

Pero, en medio de todo esto, hay quienes se quedan en un estado neutro, suspendidos entre la decisión de avanzar o quedarse. Y, por ahora, Lumi se encuentra en ese limbo. Ha perdido la cuenta de los días que han pasado desde su llegada, sumido en la quietud de su propia mente. Un día, al intentar salir, el miedo lo paralizó por completo. La sensación de inseguridad lo invadió, y se preguntó: "¿Realmente vale la pena intentarlo?" Fuera de su refugio, hay miles de energías que podrían influir en su vida, pero el miedo lo mantiene dentro.

Cada día es diferente: algunos amanecen lluviosos, otros llenos de colores vibrantes que prometen esperanza. Las personas que habitan este mundo tienen sus propias historias, sus propios dolores. Todos han llegado aquí por razones desconocidas, pero todos comparten el mismo espacio, luchando con sus propias emociones. Cada uno tiene una razón para estar aquí, aunque nunca han cruzado la puerta de su refugio. Salir, en este lugar, requiere decisión, y para algunos, es más fácil permanecer donde están.

Hoy, sin embargo, algo es diferente. Lumi se despierta con una sensación inusual, como si algo en su interior comenzara a iluminarse. Es un rayo de luz tenue, pero suficiente para decidir que este es el día en que dará el primer paso hacia algo distinto.

Se viste rápidamente con el primer saco que encuentra en su armario, baja las escaleras con la determinación de alguien que sabe que algo importante está por suceder. Se acerca a la puerta principal, gira la manija con una mezcla de ansiedad y esperanza, y, al abrirla, una brisa fresca acaricia su rostro. La sensación es tan viva que cierra los ojos, dejando que la corriente le hable sin palabras.

Recuerda una frase que su madre solía decirle cuando era pequeño: "Levántate con el pie derecho, y tendrás suerte". Lumi sonríe para sí mismo, casi como si se tratara de un ritual. Da un paso hacia afuera, con el pie derecho tocando el pasto verde y fresco, esperando que este simple gesto le traiga algo bueno.




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