Luminel: El Chico Neón

Pasaje del recuerdo P.1

••••••••••• Capítulo 4 •••••••••••

Después de varios días de comunicación constante, compartiendo risas, pensamientos y secretos, Lumi y Auric finalmente deciden encontrarse en persona. El lugar que eligen es más íntimo, un rincón apartado donde el ruido del mundo no pueda interrumpir sus palabras ni sus miradas. Es un espacio tranquilo, perfecto para descubrirse sin prisas ni distracciones.

Lumi está nervioso, pero una emoción cálida lo invade. Durante estos días, ha estado pensando en Auric más de lo que se atrevería a admitir. Siente que ha encontrado a alguien especial, alguien que ha tocado una fibra profunda dentro de él. Auric, por su parte, también está lleno de una mezcla de ansiedad y expectación. Se pregunta si la conexión que sienten a través de los mensajes será tan real cuando estén cara a cara.

Cuando se ven por primera vez, la tensión entre ellos es casi palpable. Se miran fijamente a los ojos, un silencio cargado de significado. Ambos sonríen tímidamente, pero dentro de cada uno, el corazón late con fuerza, como si ya supieran que este encuentro marcará un antes y un después.

Auric, con una mirada suave, toma la iniciativa y le pregunta a Lumi si le gustaría dar un paseo por el parque cercano. Lumi asiente sin dudar, y mientras caminan bajo el cielo despejado, una calma inesperada los envuelve. Sin pensarlo mucho, siente la necesidad de acercarse más y, casi como un reflejo, extiende la mano. Auric la toma con ternura, y en ese simple gesto, todo parece encajar, como si las piezas de un rompecabezas finalmente hubieran encontrado su lugar.

Lumi está lleno de una mezcla de emoción y nerviosismo. Siente un nudo en el estómago, sin saber qué esperar, pero con la certeza de que quiere estar cerca de Auric. Cada paso parece acercarlo a algo que no puede describir del todo, pero que le da una sensación reconfortante.

Auric, por su parte, parece notar la inquietud de Lumi. Sonríe suavemente y le responde con una sinceridad que lo hace sentir aún más conectado. Le dice que está increíblemente cómodo con él, que siente que hay algo especial entre los dos, y que realmente quiere conocerlo mejor. Lumi, sonrojándose ligeramente, devuelve el cumplido, confesando que también siente lo mismo. No puede evitar sonreír y añadir que le gustaría pasar mucho más tiempo con él.

A medida que avanzan por el parque, el ambiente se siente cada vez más cálido, y el silencio entre ellos no es incómodo, sino acogedor. Después de un rato, Auric se detiene suavemente, mirando a Lumi con una intensidad que le deja sin aliento. Con un suspiro, le dice que se siente atraído por él, que hay algo en él que no puede ignorar, y que quiere saber si Lumi siente lo mismo.

El corazón de Lumi latía con fuerza; sus palabras eran claras en su mente, pero un destello de nerviosismo recorría todo su cuerpo. Aun así, lo que pronunciaba era sincero, espontáneo, casi como una verdad largamente olvidada.
—Sí —respondió, con una sonrisa tímida pero genuina—. También me atraes, Auric. No puedo evitarlo.

Auric le dedicó una sonrisa cálida y, con una mirada cargada de ternura, se inclinó hacia él. Sus labios se encontraron en un beso suave, ligero, como si el tiempo se hubiera detenido por un instante. Lumi sintió su corazón latir con una intensidad nueva, cada palpitar afirmando que algo profundo acababa de comenzar. En ese beso comprendió que había encontrado a alguien realmente especial, alguien con quien quería explorar lo que su futuro podría deparar.

Tras esa primera cita, el deseo de seguir conociéndose era mutuo. Lumi y Auric decidieron que no sería la última vez que se encontraran. Cada encuentro resultaba más emocionante que el anterior, como si cada conversación, cada mirada, desvelara una capa más de la conexión que crecía entre ellos. Las charlas se alargaban, los silencios se volvían cómodos, y la química que los unía se hacía cada vez más palpable. Día tras día, su vínculo se fortalecía, llenándolos de la certeza de que algo significativo acababa de comenzar.

Un día, Auric propuso a Lumi pasar el fin de semana en su casa de campo, un refugio apartado del bullicio de la ciudad. Lumi aceptó sin dudarlo, con el corazón acelerado por la emoción de disfrutar de ese tiempo a solas en un entorno tranquilo y natural. Ambos compartían la anticipación de poder estar juntos sin las prisas del día a día, en un lugar donde todo parecía más sereno y cercano a ellos mismos.

Al llegar, el aire fresco y el sonido de la naturaleza los envuelven, y rápidamente se sienten cómodos. Durante esos días, se dedican a explorar el paisaje: pasean por los bosques cercanos, disfrutan de la calma del lugar y se sumergen en largas charlas, compartiendo sueños y aspiraciones que solo se confían a alguien en quien realmente confías. Cada conversación se convierte en un descubrimiento, cada gesto, un reflejo de la conexión que crece entre ellos.

Lumi, sintiendo el sol acariciar su rostro y el suave crujir de las hojas bajo sus pies, se da cuenta de cuánto ha cambiado desde que conoció a Auric. Se siente más relajado, más feliz, como si finalmente hubiera encontrado su lugar. A su lado, todo parece más claro, y la certeza de que su conexión es real, profunda y genuina, se afianza en su corazón. Sabe que algo especial está naciendo entre ellos, algo que no puede describir con palabras, pero que lo siente con cada latido.

En una noche tranquila, mientras el crepitar de la chimenea llenaba el aire con su murmullo suave y constante, Auric se volvió hacia Lumi con una mirada pensativa.
—Me gustaría conocer más sobre ti, sobre tu pasado —dijo, su voz baja pero cálida, como si cada palabra llevara consigo una mezcla de curiosidad y ternura.

Lumi siente un pequeño nudo en el estómago. La idea de hablar sobre su pasado siempre le ha causado algo de nerviosismo, pero algo en la mirada de Auric lo hace sentirse seguro. Después de un instante de silencio, decide abrirse. Empieza a contarle sobre su infancia, cómo era de niño, las travesuras que hacía con sus amigos, las risas compartidas con su familia. Habla con una mezcla de nostalgia y sinceridad, recordando momentos que, aunque simples, son profundamente significativos para él.




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