Luminel: El Chico Neón

El corazón de la estrella

••••••••••• Capítulo 17 •••••••••••

Al día siguiente decidieron salir a un lugar tranquilo: una pequeña cafetería adornada con luces cálidas y el aroma constante a café recién molido. Auric y Lumi conversaban entre risas, disfrutando de aquel respiro cotidiano que los acercaba aún más.

De pronto, una figura interrumpió la calma. Un hombre de porte extraño se acercó a su mesa con una sonrisa enigmática.

—Hola —saludó, con una voz tan cordial como inquietante—. Me llamo Marcus. He notado lo unidos que están… y pensé que debía hablar con ustedes.

Auric y Lumi se miraron, desconcertados ante la repentina aparición de aquel desconocido.

—¿A qué te refieres? —preguntó Auric, manteniendo la voz firme pero cargada de cautela.

Marcus tomó asiento en la silla vacía frente a ellos, con una calma que contrastaba con la sorpresa de Auric y Lumi.
—Me refiero a la estrella que suelen contemplar —dijo, entrelazando los dedos sobre la mesa—. La he observado también… y creo saber algo sobre ella. Algo que ustedes aún ignoran.

Lumi se inclinó hacia adelante, intrigado, sus ojos brillando con expectación.
—¿Y qué es lo que sabes? —preguntó en un murmullo que apenas rompió el aire cargado de la cafetería.

Marcus sonrió con un brillo en los ojos que parecía guardar secretos.
—La estrella… no es solo una estrella —dijo en voz baja, casi como si temiera que alguien más pudiera escuchar—. Su fulgor encierra un poder capaz de alterar el curso de quienes se atreven a contemplarla.

Auric y Lumi se miraron, atrapados por aquellas palabras que sonaban a revelación y amenaza al mismo tiempo. ¿Qué significaba realmente? ¿Qué clase de poder podía residir en un astro lejano? La intriga comenzó a arder en sus corazones, impidiéndoles apartar la mirada de Marcus, sedientos de respuestas.

Marcus se inclinó hacia adelante, y su voz adquirió un matiz grave, cargado de misterio.
—La estrella no es solo un astro en el firmamento —dijo—. Es un umbral hacia otros planos de existencia. Quienes se atreven a mirarla con la suficiente intensidad pueden recibir visiones del porvenir… o incluso atravesar hacia otros mundos.

Auric y Lumi intercambiaron una mirada incrédula, tratando de comprender el alcance de esas palabras.
—¿Viajar a otros mundos? —murmuró Auric, con la voz impregnada de asombro.

Marcus esbozó una sonrisa enigmática.
—Sí —respondió—. La estrella puede abrirse como una puerta hacia dimensiones desconocidas, universos que palpitan más allá del nuestro. Y aquellos que la contemplan con verdadera pasión, con entrega absoluta, pueden hallar respuestas que jamás imaginaron buscar.

Lumi se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una mezcla de duda y expectación.
—¿Y cómo sabremos si estamos preparados para recibir esas visiones… o para viajar a otros mundos? —preguntó, la voz apenas un susurro.

Marcus alzó los hombros con una calma inquietante.
—Eso solo ustedes pueden descubrirlo —respondió—. Pero si están dispuestos a aceptar el riesgo, puedo mostrarles cómo invocar el poder de la estrella.

Auric y Lumi se miraron en silencio, las palabras de Marcus suspendidas en el aire como un desafío.

Marcus sonrió, y en su mirada brilló un destello enigmático, como si guardara un secreto demasiado vasto para ser comprendido de inmediato.
—Les mostraré el camino hacia el poder de la estrella —dijo con calma reverente—, pero a cambio deberán hacer algo por mí.

Auric y Lumi se miraron en silencio, atrapados por la gravedad de sus palabras.
—¿Qué es lo que debemos hacer? —preguntó Auric, con la voz apenas contenida por la expectación.

Marcus se inclinó hacia adelante, y su tono descendió hasta volverse solemne, casi ritual.
—Quiero que me acompañen a un lugar sagrado, donde la estrella derrama su luz con una intensidad que no se encuentra en ningún otro rincón del mundo. Allí revelaré sus secretos… pero deben estar dispuestos a enfrentar la verdad que ese lugar custodia.

Lumi se mordió el labio, incapaz de ocultar su duda.
—¿Qué es lo que se esconde en ese lugar? —preguntó en voz baja.

Marcus dejó escapar una sonrisa enigmática, sus ojos reflejando un brillo indescifrable.
—Eso es algo que solo podrán descubrir cuando lleguen allí —respondió—. Pero les aseguro una cosa: será una experiencia que marcará sus vidas para siempre.

Auric y Lumi se miraron en silencio, las palabras de Marcus resonando en ellos como un eco que los invitaba tanto al temor como a la fascinación.

Marcus se incorporó lentamente, y sus ojos se clavaron en Auric y Lumi con una intensidad serena.
—El lugar al que los guiaré es una cueva ancestral, un santuario donde reposan fuerzas que el tiempo no ha podido desgastar —dijo, con voz grave y reverente—. Allí aprenderán a invocar el poder de la estrella, pero deberán estar dispuestos a enfrentar sus propios miedos y las sombras que guardan en lo más profundo de su ser.

Auric y Lumi intercambiaron una mirada cargada de expectación y temor, como si ya pudieran sentir el peso de lo que les aguardaba.
—¿Qué habita en esa cueva? —preguntó Lumi, con un hilo de voz.

Una sonrisa enigmática se dibujó en los labios de Marcus.
—Espíritus antiguos —respondió—. Sabios que trascendieron la carne, guardianes de la naturaleza, presencias que han velado ese lugar durante siglos. Pero no solo encontrarán sabiduría allí… también hallarán dudas, tormentos y pruebas que pondrán a prueba a quienes aún no estén preparados.

Un escalofrío recorrió la espalda de Auric.
—¿Qué clase de tormentos? —preguntó, con la voz apenas firme.

Marcus alzó los hombros con calma, como si hablara de algo inevitable.
—Tormentos del espíritu y del corazón —respondió—. Sombras que nacen dentro de uno mismo. Pero si logran enfrentarlas, encontrarán no solo la verdad de la estrella… sino también la verdad de quienes son en realidad.




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