••••••••••• Capítulo 23 •••••••••••
En una dimensión paralela, un pequeño gato de peluche descansaba sobre una mesa de control repleta de luces parpadeantes y botones que destellaban como estrellas en miniatura. Tenía ojos que brillaban con un fulgor inquietante y una sonrisa traviesa, como si guardara un secreto cósmico. No era un peluche cualquiera: era el gato espacial, el inseparable favorito de Lumi.
De pronto, su cuerpo de tela se encendió con una luz vibrante, y una voz clara y potente emergió de él, llenando la sala con un eco metálico:
—¡Peligro! ¡Peligro! —advirtió—. Lumi, he venido a darte una señal. Un gran peligro se aproxima… y debes estar preparado.
Sus patitas se movieron con sorprendente agilidad, presionando teclas en la mesa de control. Al instante, un holograma se desplegó en el aire con un resplandor azul. En él, aparecía la imagen de Lumi y Auric, corriendo desesperados, con una sombra oscura acechándolos.
—La sombra es solo el principio —continuó el gato, su voz teñida de gravedad—. Algo mucho más grande, mucho más peligroso, se acerca. Prepárate para enfrentarlo.
El mensaje, cargado de energía interdimensional, atravesó realidades hasta llegar a Lumi. La visión lo sacudió con fuerza; en medio de su trayecto, se detuvo bruscamente y miró a Auric. Sus ojos reflejaban una inquietud profunda, una preocupación que no podía ocultar.
—¿Qué sucede? —preguntó Auric, percibiendo el súbito cambio en la expresión de Lumi.
Lumi aún estaba atrapado en la visión, con la mirada perdida en algo que Auric no podía ver. Finalmente, murmuró con voz grave:
—El gato espacial me ha enviado un mensaje. Un gran peligro se aproxima, y debemos estar preparados.
Auric frunció el ceño, su mirada fija en él.
—¿Qué clase de peligro?
Lumi cerró los ojos, intentando descifrar las imágenes que se desvanecían en su mente como humo.
—No lo sé con certeza —respondió al fin—. Pero el gato dijo que la sombra es solo el principio… y que algo mucho más grande, mucho más oscuro, se acerca.
Auric apretó la mano de Lumi con fuerza, como si ese gesto pudiera anclarlo al presente. El aire entre ellos se cargó de una tensión silenciosa: no sabían qué era lo que venía, pero estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.
Tras unos segundos, Auric arqueó una ceja con cierta curiosidad, sin soltarlo.
—Lumi… ¿quién es exactamente ese gato espacial? —preguntó en voz baja—. ¿Y cómo es posible que sepa tanto de lo que está ocurriendo?
Lumi esbozó una sonrisa tenue, casi nostálgica.
—El gato espacial… es mi peluche favorito —confesó—. Lo he tenido desde hace mucho tiempo. Pero jamás imaginé que fuera más que un simple muñeco de trapo.
Auric lo observó con una mezcla de incredulidad y curiosidad.
—¿Un peluche que cobra vida y envía mensajes a través de las dimensiones? —repitió, arqueando una ceja—. ¿Cómo puede ser posible?
Lumi se encogió de hombros, sin perder aquella leve sonrisa.
—No lo sé —admitió—. Solo sé que siempre ha sido especial. Ha estado conmigo en mis peores momentos, y de alguna forma… siempre encontraba la manera de darme fuerzas.
Auric inclinó la cabeza, intrigado.
—¿Qué tipo de fuerzas? ¿Qué consejos podría darte un peluche?
Los ojos de Lumi brillaron con un destello infantil, como si hablara de un viejo amigo imaginario que de repente hubiera probado ser real.
—Me decía que fuera valiente… que no tuviera miedo de los monstruos bajo la cama. Me enseñaba a enfrentar mis miedos, a reconocer mis debilidades y a no rendirme cuando la tristeza me envolvía. —Suspiró suavemente, como si recordara noches enteras de compañía silenciosa—. Siempre estuvo ahí, protegiéndome incluso cuando nadie más podía hacerlo.
Auric lo observó con una mezcla de curiosidad y escepticismo.
—¿De verdad crees que ese gato espacial es real? —preguntó, arqueando una ceja.
Lumi asintió con firmeza, aunque su voz salió suave.
—Sí. No es solo un peluche… es mi amigo, mi guía y, de algún modo, mi protector.
Auric sostuvo su mirada, más serio de lo habitual.
—Entonces, si ese gato puede ayudarnos a enfrentar lo que viene, estoy dispuesto a creer en él.
Una sonrisa iluminó el rostro de Lumi, y en sus ojos Auric alcanzó a ver una chispa de fe, casi contagiosa. El aire entre ambos se llenó de un extraño presentimiento: ¿qué papel jugaría aquel misterioso gato en su destino? ¿Sería realmente un aliado, o apenas una ilusión en medio de la tormenta que se avecinaba?
Auric observó a Lumi con una mezcla de intriga y fascinación.
—¿Cómo es exactamente el gato espacial? —preguntó, inclinando la cabeza.
Una sonrisa iluminó el rostro de Lumi, y en sus ojos apareció un brillo soñador.
—Es un gato amarillo resplandeciente —respondió con voz suave—. Lleva un traje blanco que parece hecho de luz, y un casco transparente que recuerda a los antiguos astronautas. En su espalda descansa una diminuta nave alienígena… como una estrella viva que lo acompaña a donde vaya.
Auric soltó una breve risa.
—Eso suena increíble. ¿Y sus ojos?
Lumi se quedó pensativo, como si buscara en su memoria una imagen casi sagrada.
—Son como dos universos en miniatura —dijo al fin—. Brillan con pequeñas constelaciones, y cuando lo miras, sientes que puedes perderte en ellos.
Auric sonrió, fascinado.
—Me encantaría verlo algún día.
Lumi asintió, con una certeza tranquila.
—Podría suceder. El gato espacial aparece cuando uno menos lo espera… es especial, y su llegada nunca es casualidad.
Auric se inclinó hacia adelante, curioso como un niño.
—¿Y qué hay de su pelaje? ¿Es tan suave como parece?
Lumi sonrió con dulzura.
—Sí… su pelaje es increíblemente suave. Me gusta acariciarlo cuando estoy triste o estresado. Es como si absorbiera mis preocupaciones y me devolviera calma.
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Editado: 07.10.2025