Luna azul El origen

Capítulo 1: Encuentro Casual

Me encuentro parada frente a la avioneta, nerviosa y con el corazón latiendo con fuerza. La mera idea de subirme a ese pequeño aparato me produce una sensación de vértigo. Y eso que ya he viajado bastante en avión, pero aún así.

Al lado de la avioneta está Robert, el hombre enviado por mi tío Manuel, intenta calmarme con una sonrisa tranquilizadora.Por suerte para ambos,lo consigue.

-¿Lista para una aventura?- me pregunta Robert, con una voz cálida pero firme.

Logro asentir con la cabeza, incapaz de articular palabra alguna ya que todavía estoy terminando de calmarme. La idea de dejar atrás todo lo conocido me abruma lo cual hace que no me calme por completo. Por otro lado, siento que hay algo pero algo más, que algo realmente alucinante y aterrador está por suceder.

Mientras lucho por contener su ansiedad y termino de subir y sentarme en la avioneta siguiendo las indicaciones de Albert, los recuerdos del encuentro casual con Laundry me agolpan en su mente. Recuerdo claramente cómo, en medio del bullicio del centro comercial, había chocado accidentalmente con él, solo para encontrarme con una mirada que parecía haber detenido el tiempo. Esa conexión instantánea, esa sensación de que el mundo entero se había detenido durante un breve instante, aún me dejaba perpleja. Y ahora, con la avioneta como testigo de mi inquietud, me pregunto si ese encuentro casual fue solo una coincidencia o fue algo más.

Antes de emprender el vuelo, me aferro a la brisa suave de la tarde hacía mecer las hierbas del campo cercano, a ese paisaje tan familiar como si fuera mi último anclaje a la realidad. Sin embargo, algo en mi interior me dice que ya no hay forma de retroceder. Que ete viaje, esta aventura, marcará un punto de inflexión en mi vida, y aunque el miedo me paralice al mismo tiempo que hace que sienta una chispa de emoción por lo que me aguarda.

Después de unos minutos en silencio, finalmente encuentro la determinación necesaria, respiro profundamente y le digo a Robert:

-Sí, estoy lista.Vamos allá.

-Entonces vamos, María-me dice Robert-Ya verás que una vez arriba, ya no hay problema.

Asientos sin saber lo qué le depara el destino, pero estoy lista para enfrentarlo con coraje y determinación.

Mientras el motor ruge y la avioneta se eleva a hacia el cielo anaranjado, sé que este viaje cambiará mi vida para siempre.




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