Luna azul El regreso

Capítulo 9:El Guardián del Origen

En el centro del valle, encontramos una estructura antigua, erosionada por el tiempo pero aún imponente. Al acercarnos, una figura emergió de las sombras. Era un ser envuelto en una oscuridad palpable, el Guardián del Origen.

—No podéis seguir adelante —dijo con una voz que resonaba en nuestras mentes—. Este es el final de vuestro camino.

Sabía que esto era lo que habíamos estado buscando. El enfrentamiento final estaba cerca.

No hubo palabras cuando el Guardián nos atacó. Su poder era inmenso, la oscuridad en su estado más puro. Pero no estábamos solos. Laundry y Kharos lucharon a mi lado, nuestros poderes combinados formando una barrera de luz contra las sombras.

Pero mientras la batalla se desataba, una verdad se me reveló: no era con fuerza bruta como podíamos vencer al Guardián. Debía haber otra manera, algo más profundo, más ancestral.

Recordé las palabras del espíritu: "Enfrenta el principio". Cerré los ojos en medio del caos de la batalla, y de alguna manera, mi mente viajó al pasado, al momento exacto en que la oscuridad había comenzado a extenderse por el mundo.

Vi cómo la luz y la oscuridad habían coexistido en perfecto equilibrio, hasta que algo, o alguien, lo había roto. Y entendí que el equilibrio no podía ser restaurado a través de la destrucción, sino a través de la reconciliación.

Abrí los ojos, sabiendo lo que debía hacer. Dejé caer mi arma y caminé hacia el Guardián, quien se detuvo, desconcertado por mi acción.

—No queremos destruirte —le dije con calma—. Queremos restaurar lo que una vez fue.

El Guardián titubeó, y en ese momento de duda, pude ver la chispa de luz que aún quedaba dentro de él.

El Guardián de la Oscuridad permanecía inmóvil, su mirada penetrante fija en mí, como si estuviera evaluando mi sinceridad. Pude ver el conflicto en sus ojos, una lucha interna que reflejaba la suya propia con la oscuridad. Detrás de su forma amenazante, percibí un rastro de luz, una pequeña llama que no se había extinguido por completo. La clave no era derrotarlo, sino ayudarlo a recordar esa chispa de luz que una vez había sido.

—Recuerda lo que eras antes —le dije, mi voz tranquila pero firme—. Recuerda que la oscuridad y la luz siempre han convivido. No somos enemigos.

Sentí cómo mi energía, la misma que había recuperado tras el sacrificio, comenzaba a fluir hacia él. No era una fuerza destructiva, sino un intento de sanar la herida que el desequilibrio había causado. A mi alrededor, pude notar cómo la oscuridad comenzaba a retroceder, su poder menguando a medida que el Guardián bajaba la guardia.

El Guardián, sorprendido, titubeó. Por un momento, toda la oscuridad que lo envolvía pareció disiparse, revelando su verdadero rostro: una figura antigua, una entidad nacida del equilibrio entre luz y sombra. No era malvado, solo había sido corrompido por el paso del tiempo y las fuerzas que lo habían manipulado.

—No estoy aquí para destruirte —continué, mientras la energía sanadora fluía entre ambos—. Estoy aquí para restaurar lo que se perdió.

Entonces, algo increíble sucedió. La oscuridad que envolvía al Guardián se disolvió completamente, y en su lugar quedó un ser brillante, de una pureza y claridad que no habíamos esperado. Las sombras desaparecieron del valle, y con ellas, el peso que habíamos estado cargando durante tanto tiempo.

El ser que ahora estaba ante nosotros ya no era el Guardián de la Oscuridad, sino una representación del equilibrio restaurado. Sentí una profunda conexión con él, como si nuestra lucha compartida nos hubiera unido de una manera inexplicable.

—El ciclo ha sido restaurado —dijo, su voz ya no resonaba con oscuridad, sino con un eco de serenidad—. Gracias a ti, el equilibrio entre la luz y la sombra puede volver a existir.

Sabía que nuestro trabajo no había terminado, pero habíamos dado el primer paso hacia un futuro más estable. El Guardián asintió hacia mí, reconociendo mi rol en este nuevo equilibrio.

Ante esta nueva amenaza, sabíamos que nuestras defensas tradicionales no serían suficientes. El vacío no podía ser combatido con fuerza o estrategia física. Necesitábamos algo que equilibrara esa nada abrumadora: la esencia de la vida misma. Era un poder que ni la luz ni la oscuridad podían proporcionar por sí solas.

Laundry, siempre pragmático, fue el primero en hablar.

—Necesitamos más aliados. Si esta fuerza es tan devastadora como parece, no podemos enfrentarnos a ella solos.

Asentí, consciente de lo que eso significaba. Debíamos buscar a aquellos que antes habíamos considerado enemigos, pedir la ayuda de aquellos que caminaban en las sombras y de los espíritus que habitaban los reinos más oscuros. Era una alianza incómoda, pero necesaria.

El proceso de formar alianzas con los antiguos enemigos no fue sencillo. Los espíritus de la sombra eran desconfiados, sabiendo que su naturaleza estaba siempre en conflicto con los seres de la luz. Sin embargo, cuando les hablé de la amenaza del vacío, incluso ellos comprendieron que esto no era una simple disputa entre facciones.

—El vacío no discrimina —les dije, mirando a los líderes de las sombras—. Si no nos unimos, no quedará nada de ninguno de nosotros.

A regañadientes, aceptaron. Sabían que no tenían otra opción. Comenzamos a planificar una estrategia conjunta, utilizando las fortalezas tanto de la luz como de la oscuridad para enfrentarnos a la nada que se avecinaba.



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En el texto hay: #amor, #acción, #aventura

Editado: 07.12.2024

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