Regresar al campamento fue un proceso lento. Aunque la oscuridad había sido derrotada, tanto Laundry, Kharos como yo estábamos agotados física y emocionalmente. Sin embargo, a medida que caminábamos de regreso, el aire parecía más limpio, el cielo más brillante. Habíamos logrado algo extraordinario, y el sacrificio no había sido en vano.Cuando llegamos, el campamento entero nos esperaba con expectación. Aunque todavía no podían ver mi nuevo rol, entendían que algo fundamental había cambiado. Les conté lo que habíamos logrado, cómo la oscuridad había sido sanada en lugar de destruida. Y supe, por las miradas de asombro y alivio, que habíamos traído esperanza.
El campamento de Luna Azul había cambiado, y yo con él. Sabía que no sería su líder en la forma tradicional, pero mi conexión con ellos, con el mundo espiritual y con el equilibrio entre luz y sombra, seguiría guiando sus decisiones. Laundry, ahora con la confianza renovada, tomó mi lugar de liderazgo, sabiendo que siempre estaría cerca, aunque no de la manera en que lo había estado antes.
Mi papel había evolucionado, y aunque aún no sabía completamente lo que eso significaría, entendía que mi misión no había terminado. El ciclo de vida, muerte, luz y oscuridad seguiría, y yo estaba lista para enfrentar lo que viniera.
Días después del regreso, una nueva sensación comenzó a perturbar mis sueños. Aunque la oscuridad había sido sanada en el valle, algo más estaba despertando en las sombras más allá de lo que conocíamos. Esta nueva amenaza no venía de la oscuridad corrompida, sino de una fuerza que buscaba desequilibrar todo lo que habíamos restaurado.
Sabía que nuestro trabajo aún no estaba completo. Nos aguardaba un desafío mayor, algo que pondría a prueba el frágil equilibrio que habíamos logrado.
Una noche, mientras el campamento dormía, volví a buscar consejo en el reino de los espíritus. Esta vez, la visión que tuve fue diferente. En lugar de claridad, vi caos: una grieta en el tejido del equilibrio, algo que amenazaba con romper todo lo que habíamos logrado.
—El equilibrio es frágil —dijo uno de los espíritus—. Debes estar lista, pues lo que viene no es como lo que has enfrentado antes.
No sabía exactamente a qué se referían, pero sentí el peso de la advertencia en mi pecho. Algo más grande se avecinaba, algo que desafiaría todo lo que conocíamos sobre la luz, la oscuridad y el ciclo mismo.
Comenzamos los preparativos para lo que estaba por venir. El campamento se había fortalecido tras la victoria contra el Guardián de la Oscuridad, pero sabíamos que no podíamos relajarnos. Era momento de preparar a todos para enfrentar la nueva amenaza, aunque no supiéramos exactamente de dónde vendría o cómo se manifestaría.
Cada uno de nosotros asumió su papel en la nueva estructura de liderazgo. Laundry, fuerte y firme, lideraba con sabiduría, mientras que yo me convertía en una figura más simbólica, el puente entre los vivos y los muertos, entre la luz y la oscuridad.
Una noche, el viento comenzó a cambiar de dirección, trayendo consigo un mensaje claro pero inquietante. El aire estaba cargado de una energía diferente, más densa y peligrosa. Sentí cómo algo se acercaba, algo que no pertenecía ni a la luz ni a la sombra.
Sabía que lo que venía no sería algo que pudiéramos enfrentar solos. Necesitaríamos más aliados, más conocimiento, para estar listos cuando la nueva amenaza llegara.
El viento seguía arrastrando consigo un eco de advertencia, pero había algo en el aire que me resultaba aún más inquietante: una sensación de vacío, una ausencia de energía tanto de luz como de sombra. Comenzaba a comprender que lo que enfrentábamos no era una simple amenaza de las fuerzas oscuras; esto era algo nuevo, una entidad que no pertenecía ni al ciclo de luz y oscuridad que habíamos conocido.
Decidí reunir a Kharos, Laundry y al resto de los líderes del campamento. Sabía que debíamos estar preparados, pero primero teníamos que entender exactamente contra qué estábamos luchando.
—Esto es diferente —les dije, mirando a cada uno a los ojos—. No es solo oscuridad. Es algo que no pertenece a ninguno de los ciclos que conocemos.
Kharos frunció el ceño, inquieto.
—Entonces, ¿cómo nos preparamos para algo que ni siquiera entendemos?
La respuesta a esa pregunta no era simple. Decidimos que la única forma de entender a qué nos enfrentábamos era buscando consejo de los espíritus antiguos, aquellos que habían caminado por los reinos antes de nosotros. Pero esta vez, no serían solo los guardianes del ciclo quienes ofrecerían su sabiduría. Sabíamos que había entidades más allá del mundo espiritual con las que debíamos conectarnos.
Convocamos un concilio en el lugar más sagrado del campamento, un espacio donde la barrera entre el mundo de los vivos y el de los espíritus era más delgada. Mientras me sentaba en el círculo de piedras, cerré los ojos y dejé que mi conciencia se deslizara hacia el otro lado. Sabía que encontraría respuestas, pero lo que no sabía era que las respuestas serían más desconcertantes de lo que imaginaba.
En ese espacio liminal, me encontré cara a cara con un espíritu que nunca había visto antes. Era una entidad antigua, pero de una naturaleza completamente distinta a las que habíamos conocido. No hablaba con palabras, sino con sensaciones, imágenes y emociones que resonaban en lo más profundo de mi ser.