¿Recuerdan eso de que Valentine en mi vida no era algo tan malo? Bueno, pues ahora me arrepiento de haberlo pensado. Mamá le ha contado demasiado sobre mi y mis hermanos, todas esas bromas o metidas de pata que hicimos ella las sabe y no ha parado de burlarse de ello.
—Seré justa —dice cuando su risa ha cesado— no estoy diciendo que me humillaré yo misma, pero cuando quieras serás bien recibido por mi madre para humillarme.
—No creo ser bien recibido en tu hogar —bromeo y sonríe.
—Ellos lo comprenderán —asegura— esto no es algo que nosotros podamos controlar, está más allá de nosotros.
—Si un tipo viniera diciéndome eso para estar con Lexa no haría caso —digo haciéndola reír— es mi hermanita y no voy a dejar que ningún asqueroso hombre ponga sus manos sobre ella, si yo pienso eso sobre alguien a quien ni siquiera conozco no se que pensarán tus hermanos de mi cuando llegue con la noticia.
—Hablaré con ellos, tú tranquilo hombre, tampoco te van a torturar.
—Oh querida, eso será lo primero que harán.
—Chicos —grita Ashton interrumpiendo su respuesta— mamá hizo postre de limón.
—¿Postre de limón? —pregunta la rubia con emoción— ¡tenemos que ir ya!
—Corre antes de que los animales que tengo por hermanos lo devoren —anuncia Ashton y está de inmediato lo sigue.
—Claro, olvídate de tu hermano —murmuro y me levanto del sofá para ir a la cocina.
—Te he guardado un poco, tus hermanos literal lo devoraron —dice Valentine entregándome un plato con una rebanada del postre.
—¿Y mamá? —pregunta Jonathan.
—Fue por... Mierda, mamá fue por papá para que todos comiéramos y ustedes malditas bestias no le han dejado ni un solo pedazo.
—Yo no lo he tocado —dice Valentine— yo se lo doy a Alysa.
Admito que ver a mi madre y a la mujer que la diosa me eligió como pareja actuar como mejores amigas es demasiado extraño.
—Yo a papá —digo con pesar.
Amo el postre de limón que mamá prepara y por culpa de mis hermanos tendré que sacrificarlo.
—Son unos idiotas, se supone que Valentine es nuestra invitada —gruñe Ashton.
—¿A quién llamas idiota? —pregunta Lexa molesta.
—Lo siento Lexi, tú no, ellos si —responde señalando a los dos restantes.
—Soy tú hermano mayor, ten más respeto —exclama Axel.
—No sé si recuerden que tenemos una invitada —digo interrumpiéndolos.
—Lo sentimos Valentine —dicen todos al unísono causándome escalofríos.
Raro.
—Ellos ya debieron haberse comido todo —escucho a papá decir y todos miramos hacia la puerta.
—Te dije que mis bebés no son tan egoístas —dice mamá señalando los platos.
—Debe ser por nuestra invitada —murmura papá.
Ni siquiera porque Valentine está aquí ellos dejan de ser ellos.
—Creo que deberíamos tener a Valentine por aquí más seguido —dice mamá y Lexa asiente.
—Si, así estos animales se comportan —dice Jonathan ganándose una mala mirada de parte de todos, obviamente exceptuando a Valentine.
—¡No soy un animal! —exclama Ashton cruzándose de brazos.
—Me retracto de lo dicho —murmura mamá— Lex, ¿por qué no llevas a Valentine a otro lado?
—Si, vamos —hago una seña para que me siga y se que al salir por esta puerta mi madre se transformará en un demonio.
Lo único que pide cuando tenemos visitas es que se controlen, que no vayan a incomodar a nuestros invitados y parece que lo han olvidado.
—Me agrada tu familia —menciona mientras la guío hacia el jardín.
—No te dejes engañar, no son tan agradables como parecen —bromeo.
—Bien —ríe— pero por el momento todos me han agradado, más Lexa.
—Nadie que pise esta casa puede resistirse a los encantos de esa niña —sonrío— es tierna pero si la haces enfadar invocas al mismo demonio que cuando haces enfadar a mamá.
—Créeme que vivir rodeada de hombres te da paciencia, si ella se enfada debe ser porque la empujan a su límite —ríe.
—Si, a Ashton le gusta molestarla demasiado, es su hobbie preferido —digo haciéndola reír.
[...]
—Siento que me conoces más que yo mismo.
—Lo siento —murmura apenada.
—No te preocupes, no es nada malo, pero yo recién te conozco y pareciera que tú me conoces de toda la vida —rio.
—Es algo similar —ríe— desde pequeña Alysa me ha hablado sobre ustedes, era divertido escuchar las historias sobre sus bromas y a ella parecía gustarle más convivir conmigo que estar con mi padre y el tuyo hablando sobre nuestras manadas.
—Si, a mamá nunca le ha gustado mucho ese tema —suspiro— cuando vienen otros Alphas a hablar sobre sus manadas ella usa la excusa de que Lexa la necesita.
—En casa no utilizaba excusas, con tan solo llegar preguntaba por mí y todos sabían que ella no iba a estar presente en la reunión —sonríe.
—Ahora entiendo porque son tan cercanas.
—Tú madre es de las pocas amigas que tengo y sé que es raro, pero mi familia dice que una Loba negra siempre será envidiada y perseguida, preferían mantenerme solo entre su círculo de confianza.
—¿Tienes clases en tu casa así como Lexa? —preguntó y asiente.
—A mi no se me obligó a madurar tan pronto, pero si, estudio desde casa —responde con una sonrisa de lado.
—¿Y te gusta?
—Un poco, no tengo que usar un uniforme y mis clases no comienzan tan temprano como en las escuelas, pero me gustaría tener compañeros de clase, quisiera tener amigos con los cuales conversar —bufa— las clases en escuela se ven divertidas a pesar del uniforme.
—No tanto —respondo con una mueca— hay profesores odiosos y compañeros molestos.
—Bueno, eso me hace sentir menos mal por estudiar desde casa —ríe— ¿Qué es lo que más te gusta de tu escuela?
—Las chicas —bromeo y rueda los ojos— es broma rubia, no hay muchas cosas que me gusten, pero si tuviera que elegir una elegiría el patio; es una gran área verde en la que puedes ir y relajarte, incluso dormirte.