El día había pasado más rápido de lo normal, la noche ya había caído y había acompañado a Valentine hasta su hogar, bueno, la observé desde lejos llegar a su hogar. No me atrevo a ir hasta la puerta porque sé que no saldré vivo de ahí.
Gracias a esa tan larga convivencia pude descubrir un montón de cosas sobre la rubia. Me contó que su primera transformación llegó a sus 15 años, algo más prematura que la de un Alpha, esto debido a su rara condición. Los lobos negros son demasiado difícil de encontrar, muchas manadas los cazan por miedo de estos y por esta misma razón es que se esconden haciéndolos difícil de encontrar. En las jerarquías entre los licántropos, estos son considerados más arriba que un Alpha debido a que son más fuertes, más ágiles y tienen mejor desarrollados sus sentidos, que cualquier otro rango de licántropo.
También me contó sobre lo que es Lexa; un Lobo blanco es una especie más codiciada que un Alpha, pues se dice que con el entrenamiento correcto estos logran tener una comunicación directa con la diosa Luna, y muchos licántropos y otros seres sobrenaturales tratan de sacar ventaja de estos. Incluso me contó que según algunas leyendas, uno de sus antepasados lo logró y que gracias a ello se desató una de las guerras más sangrientas conocidas en la historia de los seres sobrenaturales. Ahora gracias a la rubia tengo algo que aportar a las clases de historia, o al menos tener la satisfacción de que me enteré de algo como esto antes que Axel; pues este solo tendrá el privilegio de conocer las versiones extendidas de los acontecimientos al convertirse en Alpha.
La bienvenida de uno de los guardias me hace percatar de que me encuentro en casa. Uno de ellos me abre la puerta principal y por el fuerte olor a comida puedo apostar a que la cena está por ser servida.
—Muchas gracias —digo al hombre y este asiente con su cabeza para después cerrar la puerta a mis espaldas.
Avanzo camino a el comedor, pero una conversación capta mi atención.
—Ahí deje niña, ya le dije que no debe hacer esto, debe cuidarse —escucho a una mujer decir.
A la única del personal a la que todos llaman como niña es Scarlett y el "debe cuidarse" despierta mi curiosidad.
—Lara, sabe muy bien que debo trabajar, pronto me iré de aquí para cuidarme, mientras tanto déjeme hacer mi trabajo como normalmente lo hago —escucho a Scarlett decir y la curiosidad me gana.
—¿Por qué te irás para cuidarte, rojita? —pregunto sorprendiendo a ambas mujeres.
—Oh, yo no sabía que estaba en casa Alex —murmura la pelirroja.
—Yo debo continuar trabajando joven, la señorita Scarlett también —menciona intentando escapar y llevarse a la pelirroja con ella.
—Scarlett, necesito de su ayuda —menciono haciéndola regresar.
—¿En qué puedo ayudarte? —pregunta y noto su nerviosismo.
—¿Por qué te irás? ¿Es por Valentine? —pregunto y de inmediato niega con la cabeza.
—Yo.. últimamente no me siento bien y me han recomendado un descanso, serán unas pequeñas vacaciones para visitar a un doctor —responde pero sé que miente.
—Te conozco mejor que nadie Scarlett, sabes que puedes decirme lo que sea, respetaré tu decisión si no quieres contarme que te pasa, pero sabes que en cuanto te vayas la verdad saldrá a la luz...
La escucho maldecir por lo bajo y parece debatirse si decírmelo o no.
—Está bien, pero escucharás y callarás, no opinarás ni objetarás, ¿entendido?
—Entendido.
—Tenemos que ir a otro lugar, quiero mantenerlo en secreto.
—Vayamos a mi habitación —respondo y la tomo de la mano llevándola al lugar antes mencionado.
Al estar ambos dentro cierro la puerta y la invito a sentarse.
—No es correcto que este aquí, comenzarán a pensar mal de ti —murmura.
—Scarlett, la gente puede pensar lo que quiera, sabes que no me importa lo que quieran pensar o decir de mí.
—Bien —bufa— estoy embarazada Alex, me enteré hace unos días y hablé con el encargado del personal, ella hablará con tu padre para que me permita unas vacaciones, así veré que haré con el cachorro.
OH NO. Puedo sentir la sangre bajar a mis pies, esto no puede ser verdad. De pronto dejo de escucharla, de alguna manera el lobo ha conseguido conectarnos y esto solo confirma más mis sospechas.
-NUESTRO -gruñe- NO PUEDES DEJARLA IR.
—Pero de esto no puedes decir nada —escucho a la pelirroja decir haciéndome reaccionar.
—No puedes irte —digo de inmediato.
—Dijiste que no harías nada —exclama— debo irme Alex, no puedes detenerme.
—Si puedo, porque ese niño es mío —exclamo y su piel poco a poco pierde color.
—No, no es verdad —balbucea— no es tuyo.
—Si lo es Scarlett, sabes que no puedes mentirme —menciono acercándome— y tampoco alejaras a ese cachorro de mi.
—Tienes a tu mate —exclama— tendrás tus cachorros con ella y te olvidarás de nosotros.
—Sabes que no te dejaré ir. Yo fui el causante de esto y me haré responsable.
—No quiero, me dejarás tomar las decisiones a mí y tu harás como que no sabes nada de esto, ya encontraré a alguien sin compañera que quiera tener una familia.
—No —exclamo de inmediato— Valentine deberá entender que tu estuviste primero en mi vida y que cuidaré de mi hijo, porque ese cachorro tiene mi sangre y no dejaré que te lo lleves lejos de mi vida. Si ella no lo entiende tendrá que alejarse porque mi padre me enseño a hacerme cargo de mis acciones y si yo decidí mantener una relación contigo y por ser un maldito calenturiento te dejé embarazada me haré cargo de eso ¿entiendes?
—No quiero que te comprometas en esto Alex, entiéndelo —gruñe— tu tienes tu futuro junto a tu mate, no arruinaré eso y tampoco permitiré que tu padre te desherede o algo así.
—Me conoces rojita, sabes que no desistiré. Valentine y mi padre no podrán hacer nada para detenerme, me haré responsable de ese cachorro te guste o no.