Finalmente es fin de semana, el viaje con mamá y Lexi se pospuso hasta la siguiente semana debido a algunos asuntos que mamá tenía que atender, aunque a todos nos pareció más como una excusa de mamá para no tener que ver a papá. Lo que eso significa que podré asistir a la fiesta que Brad y Will planearon. Aunque me hubiera gustado poder verlas.
Valentine fue invitada también, así que planeamos ir juntos. Y aunque eso suene divertido, también significa arriesgar mi vida pidiendo permiso a sus padres, ya que sería yo quien la lleve a la fiesta y quien la regrese a casa.
—¿Qué dices? ¿Me dejarás ir a esa fiesta? —pregunto nervioso.
Mamá era quien me otorgaba los permisos, y con ella fuera tengo que pedir permiso a papá, algo que no estoy acostumbrado a hacer.
—¿Por qué debería? —pregunta mirándome fijamente a los ojos.
¡Vamos Alex, piensa!
—Oh, pues no tendrías que soportarme durante algunas horas —respondo después de algunos minutos.
—No te odio Alex, no se porque crees que dejarte ir a esa fiesta sería una manera de librarme de ti por algunas horas —responde mientras se levanta del sofá—. Aunque admito que ha sido mi culpa —menciona al acercarse— siempre pensé que al ser como tu madre, el apoyo y amor que ella te demostraba serían suficientes, pero ahora que ella se ha ido he tenido tiempo para reflexionar sobre todo lo que he estado haciendo mal con ella y ustedes.
—Bueno, no deberías preocuparte por eso —menciono con una ligera sonrisa— mamá siempre me hizo saber que me querías a tu manera y...
—Lo siento tanto —menciona antes de abrazarme— ustedes y su madre siempre serán lo mejor de mi y lo mejor de mi vida, quiero que sepas que te amo tanto como a tus hermanos y lamento haber sido un tan pésimo padre.
He de admitir que sus palabras tocan mis fibras más sensibles y, a pesar de creer que ese tema ya no me afectaba más, lágrimas corren por mis mejillas sin control.
—Siempre has sido un amante de las fiestas como tu madre —menciona con una sonrisa mientras limpia las lágrimas en sus mejillas— puedes ir, solo regresa a una hora prudente y completo. No quiero que tu madre me mate al enterarse que algo te ha pasado.
—Gracias —respondo con una sonrisa— yo también te quiero, papá.
Me alejo mientras limpio mis mejillas y no puedo dejar de sonreír, tal vez sea estúpido, pero el haber escuchado esas palabras me ha hecho sentir mejor.
(...)
—No es tan complicado —menciona Kate algo frustrada.
—No para ti —exclamo— tendré que ver a su padre para pedir permiso y ese hombre me aterra.
—¡Tu puedes, campeón! —grita Brad, y en un abrir y cerrar de ojos ese brujo ya me había dejado en la entrada a casa de los Blood.
—Lo siento —me disculpo ante los guardias que se han sorprendido ante mi tan repentina aparición— cortesía del brujo.
—La señorita Blood mencionó que vendría —menciona uno de ellos al abrirme las puertas— suerte con su padre —menciona esto último en tono burlesco.
—Gracias.
Me adentro y soy guiado por una de las mucamas hacia una sala. El tiempo me parece eterno, y para intentar alejar todos los malos pensamientos me enfoco en mirar la decoración. Las paredes son de un degradado neutro y la decoración es una mezcla entre minimalista y vintage.
La sala donde ya me esperan Valentine y sus padres no es muy diferente, siguen el mismo patrón, pero a esta se le ha dado un toque más cálido y hogareño.
—Bienvenido, Alex —menciona efusiva la señora Blood al verme.
— Hola, Lex —saluda Valentine.
—Hola, rubia —sonrío— buenas noches señores, gracias por aceptar recibirme en su hogar.
—No tienes porque agradecer, querido —responde la señora Blood— toma asiento, por favor.
—Gracias.
Tomo asiento en el sofá frente a ellos y siento escalofríos al tener la mirada del señor Blood en mí.
—¿Qué es lo que quieres, niño? —pregunta con una voz que me eriza el vello.
¿Aún estaré a tiempo de salir corriendo?
—Bueno, yo solo quería saber si me daba permiso de llevar a su hija a una fiesta —respondo y siento como mi voz tiembla— tenemos amigos en común y ha sido invitada, pero me gustaría poder ir con ella si usted me lo permite.
Un incomodo silencio se hace presente, la respiración de los presentes es de los sonidos más audibles, pero de pronto estas se mezclan con extraños gruñidos.
—¿Escuchas eso? —pregunta el señor Blood rompiendo el silencio— Ese es el sonido de cuatro lobos deseosos de despellejarte.
Su voz suena tan dura, provocando que el miedo recorra cada fibra de mi ser, y su mirada me paraliza. Es tan intimidante que creo desmayaré.
—Dejen de asustarlo —exclama Valentine—. Por favor papá, ya lo has hecho perder hasta el color, solo responde ¿me dejarás ir con él o no?
—No te conozco muchacho —responde apartando la mirada— pero tu padre siempre ha hablado bien de ti, te confiaré a mi pequeña, pero solo ten en mente que si algo le llega a suceder no me va a importar romper el tratado con tu familia, voy a destruirte.
Genial Lex, una salida con la rubia te ha costado tu alma.
—Claro señor, no se preocupe que cuidaré muy bien de su hija —respondo haciendo enternecer a la señora Blood.
(...)
Llegamos al lugar indicado y no hay que ser un genio para saberlo, el apartamento de Will se encuentra abastecido de gente, luces y música.
—Bueno, tengo que ver a mi hermano, recuerden no beber demasiado que el alcohol ya está preparado para ustedes —menciona Brad antes de dejarnos.
—Bien, a disfrutar de la fiesta —exclama Valentine tirando de mi mano.
Las sensaciones que recorren mi cuerpo me aterran, es decir, solo ha tomado mi mano, ¿por qué esto tiene que pasar?
—Relájate Lex, sé que es extraño, pero estamos aquí para divertirnos —menciona antes de ofrecerme un vaso con alguna bebida.