Mis hermanos se tomaron la noticia mejor de lo que pensé, para algunos fue difícil de asimilar, pero comprendieron que es lo mejor en este momento.
La cena incluso pasó de lo mejor, no hubo esa extraña tensión, más bien fue un lindo momento. Un recuerdo que atesoraré de todos ellos hasta que vuelva a verlos.
En cuanto los invitados se fueron, me despedí de todos y me armé de valor para ir en busca de Scarlett. Aunque seguramente el rumor de que dejo la manada ya llegó a sus oídos.
—Buenas noches, señora Rose, ¿sabe dónde puedo encontrar a Scarlett?
—Claro, ella está en el jardín, Joven Alex —responde con una sonrisa— será mejor que se apresure, tal vez vaya a correr un poco.
—Gracias, tenga linda noche —me despido y de inmediato corro hacia donde me indicó.
Salgo de casa y a lo lejos veo la silueta de la pelirroja, camino hacia ella pensando en cómo podría decírselo, porque no solo quiero soltar la bomba e irme, pero cuanto más pienso, menos maneras se me ocurren.
—Lex, no pensé que te vería —menciona en cuanto me ve.
—Yo tampoco —rio— me dijeron que tal vez saldrías a correr y no pensé que llegaría a tiempo.
—Hoy no correré —sonríe— es solo que la Luna está preciosa y me gusta apreciarla más desde aquí.
—Tienes razón —menciono en cuanto me siento a su lado.
—A la Luna Alysa le gustaba traerlos a este lugar de pequeños —menciona melancólica— Su padre salía a correr y ella lo esperaba junto a ustedes aquí.
—Sí, ella legó a mencionarlo en alguna ocasión.
— ¿Crees que ella pueda perdonarme algún día? —Pregunta algunos minutos después— Ella lucía demasiado molesta y sé que la decepcioné.
—Estoy seguro de que mamá ya nos ha perdonado, estaba molesta por otras cosas y nosotros fuimos los detonantes de su reacción —respondo con una ligera sonrisa.
—Eso espero —suspira— La Luna Alysa siempre fue amable conmigo y terminé pagándole de la peor manera.
—No todo fue tu culpa, además, ella mencionó alguna vez que le hubiera gustado que fueras pareja de alguno de nosotros, ¿no?
—Lo dijo cuando yo era una niña —ríe— Ahora soy mucho mayor y tú sigues siendo menor de edad. Además de que lo que nosotros queremos no es lo que está destinado a ser.
—Sabes que nunca he sido un devoto por nuestras creencias —murmuro.
—No se trata de si crees o no Lex, se trata de algo mucho mayor que nosotros —bufa— la Luna Alysa tampoco creía en esto y termino aceptando que ese era su destino.
— ¿Qué acaso no hay derecho de libre albedrio? No quiero decidir entre tú y Valentine, ambas son excelentes mujeres y no quiero lastimarlas.
—En el rechazo se aplica ese libre albedrio del que tanto hablas —menciona entre dientes.
—Eso es peor, ¿Por qué no sólo elegir tu propio destino? Así, en caso de que te llegues a enamorar de alguien más, la otra persona no sufriría, o en el peor de los casos, no moriría.
—Sé que no te parece bien esto, Lex, pero así es como se ha regido nuestra sociedad por miles de años, y seguramente no eres el único que piensa así, yo solía pensar así; pero después comprendí que incluso un rechazo es parte de lo que está destinado para ti, si mi mate no me hubiera rechazado yo no sería lo que soy ahora, y estoy segura de que habrá alguien para mí, alguien que no seas tú.
—Entonces, si una deidad elegirá a tu pareja ¿por qué nos permite sentir por otra persona? —pregunto haciéndola suspirar.
—Todos pensamos diferente, y yo ya te he dado él porque creo que todo esto pasa, pero tal vez Lexa algún día pueda responder a eso.
—Lo siento, no soy bueno para las conversaciones.
—No debes disculparte por dar tu opinión —menciona con una sonrisa— Esa es tu posición sobre el tema y no deberías disculparte si alguien no piensa igual.
—Bien, no volveré a disculparme por eso —rio— Regresando al tema, ¿Esta vez si me dirás tu edad?
—No, mi edad seguirá siendo un secreto para ti —responde acompañado de una risa.
—Algún día descubriré tu edad, rojita —menciono haciéndola reír.
—Suerte con eso.
La conversación continúa con temas aleatorios y entre demasiadas risas, aligerando el ambiente del tema que recientemente habíamos tocado. Sé que hablar de Mates o el rechazo de estos aún es un tema delicado para Scarlett, y me siento un poco mal por hablar de estos temas tan frecuentemente durante estos últimos días.
— ¿Has hablado con Valentine? —pregunta repentinamente.
—No, desde ayer no hemos hablado —respondo— Tuvimos una fuerte discusión y no he sabido más de ella.
—Lo siento —suspira— lo único que he hecho ha sido traerte problemas.
—No es tu culpa, pero hay algo de lo que debemos hablar —menciono haciéndola suspirar.
—Creo que se dé que va, los rumores corren rápido por aquí.
—No es fácil para mí, pero será lo mejor —digo al abrazarla— No sé cuando volveré, pero trataré de estar aquí en cuanto el cachorro nazca, no puedo asegurar que me quedaré, pero quisiera estar al menos en su nacimiento.
—No me dejes, Lex —suplica entre llanto— ¿Qué voy a hacer si no te tengo aquí?
—No llores, por favor, no quiero causar problemas entre tú y Valentine, tengo que irme —menciono mientras seco sus lágrimas— Aquí tienes a mucha gente que te quiere y va a apoyarte, mi padre y mis hermanos también van a cuidarte, no hay por qué preocuparse.
—Si lo hay —solloza— tu familia no me quiere, ellos me odian, lo he notado.
¿Qué?
—Ellos no te odian, tu sabes muy bien que Axel te adora, ¿Cómo podrían odiarte, rojita?
—Fui la causante de que tu madre se fuera, desde ese día ellos lo hacen —responde entre llanto— No quiero que te vayas, ellos podrán lograr su cometido en cuanto te vayas, ¡No puedes irte, Lex! —exclama.
—¿Qué harán cuando me vaya? —pregunto y sujeta firmemente mis manos.
—Ellos van a matarme —solloza— Los escuché hablando sobre eso, en cuanto tú te vayas ellos lo harán parecer como un accidente, solo tú puedes detenerlo, Lex, sólo quédate.