Luna

CAPÍTULO 36

El camino no fue largo. Los chicos hicieron de el viaje algo ameno, incluso me divertí. 

De hecho conocí a un tipo que dice conocer a Brad, aunque no lo pongo mucho en duda. Brad es muy sociable, le gusta conocer a tantas personas como pueda.

Malí no mencionó nada durante el camino, trate de observar sin lucir tan obvio, iba tan concentrada en dar indicaciones al conductor que supongo no iba atenta a nosotros.

En casa las cosas estaban bien, llegué un poco preocupado, pero tal como Malí lo mencionó, había una mujer cuidando de Lexi, esperando a que yo llegara.

— Muchas gracias por cuidar de Lexa y de mi madre, ¿segura que no quiere quedarse a cenar? —pregunto y de inmediato niega con la cabeza.

— No ha sido nada, Alex —responde con una sonrisa— Yo ya tengo que irme, buen provecho.

La acompaño hasta la salida, y cuando ya no puedo ver más su auto, subo para cenar junto a Lexa.

— Fue muy extraño —menciona después de dar un bocado— hablamos con papá, todo estaba muy bien, ellos preguntaron por ti, y mamá se veía bien; tuve que ir al baño y bueno, ya sabes que estas paredes están insonorizadas, así que no pude escuchar de qué hablaron mientras no estaba, cuando regresé, papá se despidió y todo parecía normal...

— Seguramente fue por el estrés, o se ha estado exigiendo mucho, ya sabes cómo es mamá —digo tratando de calmar sus preocupaciones.

— Pero tú no la viste, Lex —exclama— no se veía para nada bien. Estábamos viendo la televisión, ella dijo que estaba teniendo dolor de cabeza y que iría a recostarse, pero cuando se levantó del sofá dio un grito de dolor que me asustó demasiado, no sabía que hacer, solo la sostuve, todo pasó tan rápido.

La escucho sollozar y me siento mal. No tendrían porque ocultarle cosas y luego preocuparla de esa manera.

— Tranquila, no llores —la abrazo y ninguno de los dos dice nada más. Solo me quedo ahí hasta que ella se tranquiliza.

— ¿Crees que le haya pasado algo a papá? En casa tampoco me responden las llamadas, tengo mucho miedo, Lex.

— Sabes que papá es muy fuerte, seguramente está bien —respondo mientras limpio sus mejillas— probablemente no responden porque han salido a correr, ya sabes que cada noche salen, si alguien les avisa que llamaste te devolverán la llamada más tarde.

— Tienes razón —suspira— espero que puedan devolverme la llamada pronto.

Le doy un último abrazo y tomo nuestra comida para calentarla un poco, pues ya se ha enfriado, y a Lexa no le gusta cuando su comida está fría.

— Toma, termina tu cena.

Ella toma el plato y continúa comiendo. La noto muy pensativa, pero no quiero mencionar nada más respecto al tema, no quiero que llore más.

Al terminar de cenar, le cuento sobre lo que hice hoy mientras lavamos lo que hemos usado, y esto parece relajarla un poco.

— Iré a ducharme para dormir, no vayas a dormir tan tarde —menciona mientras va hacia su cuarto.

— Está bien, descansa —me despido y me siento en uno de los sofás.

Esta situación entre mis padres no estoy seguro de que terminará bien. Ambos están mintiendo a sus hijos más pequeños, y aunque no se odian, no sé si sabrán hacer un buen trabajo haciendo que ellos no sospechen nada.

Miro la hora en mi reloj, y aunque ya casi es medianoche, me parece que es más temprano. Me levanto del sofá y voy hacia mi habitación.

Miro por el balcón por unos momentos, las luces y ruidos de esta ciudad pueden llegar a ser molestos hasta cierto punto, y aunque preferiría estar en un lugar menos poblado, me gusta estar aquí.

Sin perder más tiempo, tomo ropa limpia y me dirijo hacia mi baño, estando ahí, cepillo mis dientes y tomo una ducha rápido. Me pongo el pijama y salgo de mi habitación.

Al estar en la sala, tomo uno de los libros que tiene mamá en su librero, y me dirijo a su habitación. Enciendo la luz cercana a su sofá de lectura y apago aquellas a su alrededor.

Me pongo cómodo en aquel sofá intentando no hacer ningún ruido, y me dispongo a leer. De vez en cuando observo a mamá, y parece estar bien, pero eso no evita que me quede cuidando de ella.

(...)

La mañana llega y me levanto del sofá, apago las luces y dejo que poca luz natural entre a la habitación. Me aseguro de que mamá esté bien, y salgo de su habitación.

Voy rápidamente hacia mi habitación, me dirijo al baño, hago mis necesidades y tomo una buena ducha lo más rápido que me es posible.

Al estar listo, preparo un desayuno para cuando mamá y Lexa despierten, tomo mi batido y cepillo mis dientes.

Miro la hora y dejo una nota despidiéndome de ellas. Tomo mis cosas y rápidamente salgo, justo al llegar al estacionamiento del edificio, veo llegar a Malí y los demás.

— Buen día, Lex —saluda la castaña— El transporte se ha averiado y por hoy nos toca ir caminando, en el clan ya están enterados, así que han recorrido los horarios para darnos tiempo de llegar.

— Oh, está bien, los sigo.

Me acerco con los demás chicos y a pesar de que no hemos tenido mucho tiempo para hablar y conocernos mejor, me siento incluido, ellos me hacen sentir cómodo en el clan.

 



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En el texto hay: hombreslobo, mate, magia

Editado: 30.01.2023

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