— Nos vemos, Lex —escucho a la distancia y me giro para despedirme de los chicos.
Estar con ellos hace que las cosas sean más ligeras dentro del clan, cada uno de nosotros estamos pasando por algo distinto, pero hacen que se sienta como una familia, no importa los problemas, siempre te hacen sentir cómodo a su lado.
En cuanto llego a casa mi pulso se acelera, hay algo en el aire que me inquieta. Subo lo más rápido que puedo y en cuanto abro la puerta mi corazón se llena de alegría.
Veo a mi familia sentada en la sala, hablando tan cómodamente que parece que nunca se hubieran separado.
— ¡Lex! —exclama Jonathan al verme y él, junto con Axel y Ashton, corre a abrazarme.
— Te extrañamos mucho —dicen entre el abrazo y no puedo evitar derramar algunas lágrimas.
— Yo también los extrañé —y mucho.
— Ven, siéntate y cuéntanos cómo te está yendo —dice Jonathan mientras me lleva hacia la sala.
— Lex, ¿cómo estás? —pregunta papá con una gran sonrisa y la escena no podría ser mejor.
Mamá a su lado con Lexa en su regazo, ¿qué más podría pedir Evan?
— Mejor ahora que están aquí —respondo y ese tan extraño sentimiento de felicidad me invade.
Diosa, sí que los extrañaba.
(...)
La noche pasó demasiado rápido, cenamos y conversamos hasta ponernos al día. Cuando Lexa cayó dormida, papá la llevó a su habitación y se fue con mamá a su habitación, mientras que los chicos y yo nos quedamos en la sala un rato más.
— Por cierto, Lex, Scarlett me pidió que te entregara esto —dice Jonathan al sacar un sobre de su mochila.
Entonces había sido aquel olor que se impregnó en este papel el que me alteró, sabía que había algo diferente.
— Gracias —digo al tomarla.
No estoy seguro de abrir esto o seguir manteniendo contacto con ella, no quiero que nada interfiera en mi camino por encontrarme a mí mismo, y saber que es lo que realmente quiero.
— ¿Podemos salir a tomar aire? —pregunta Ashton mirándonos a los tres.
— Claro, solo que debemos de ser cuidadosos y no hacer mucho ruido —respondo mientras me levanto del sofá— no queremos que mamá se enoje.
— Que responsable te has vuelto —dice Axel en tono burlesco.
— Lex siempre ha tenido miedo de mamá molesta, no es nuevo —menciona Jonathan entre risas.
— Ya extrañaba tenerlos para reírse de mí.
— También te extrañamos, Lex —dice Axel al abrazarme— hace demasiada falta tu mal humor en casa.
— ¿Mal humor? Hombre, si yo soy el menos malhumorado de ustedes — digo haciéndolos reír.
— Lex tiene razón, eso ya es herencia familiar —dice Jonathan con una sonrisa.
— ¿Papá ya era así cuando tú eras pequeño? —pregunta Ashton a Jonathan.
— Si —responde— pero todos nosotros lo cambiamos, dicen en la manada que antes de que mamá llegara, él era un Alpha muy malhumorado.
En cierto punto lo creo, papá rara vez llega a portarse de esa manera, pero cuando en casa se siente esa vibra, nadie soporta estar ahí, menos Ashton, quién es el más sensitivo de todos.
— Dejemos eso, hay que ir arriba —digo señalando la puerta.
Salimos al pasillo, y de ahí subimos las escaleras entre una silenciosa carrera para no alertar a los guardias y no obtener un pésimo castigo por parte de nuestros padres.
Al estar en la terraza, el aire fresco nos golpea, las luces de la ciudad lo iluminan todo, y solo nos sentamos a observar aquel paisaje.
— Antes me daba miedo este lugar —menciona Ashton— estar a esta altura me aterraba, y más al ver que existían edificios más altos, pero ustedes me ayudaron a superar ese miedo, y es algo que nunca les agradecí, así que... gracias, hermanos.
— Me harás llorar Ashton —dice Axel al abrazarlo.
— Si —dice Jonathan uniéndose al abrazo— estás haciendo de este día aún más emotivo, mi corazoncito no soportará más.
— No está prohibido llorar —digo al abrazarlos.
Ninguno dice nada más, solo disfrutamos de ese momento fraternal, en el que dejando de lado las bromas, podemos mostrar algo de nuestro cariño.
— ¿Hay espacio para uno más? —escuchamos y giramos hacia la puerta, encontrando ahí a papá— ¿Les arruiné el momento?
— No, para nada —respondo con una sonrisa— siempre habrá espacio para ti, papá.
Lo veo acercarse a nosotros con una gran sonrisa y unirse a nuestro abrazo. Justo como Jonathan mencionó, su corazón ya no pudo más, y algunas lágrimas corrieron por sus mejillas.
— Sé que no pude haber tenido una mejor familia —menciona reforzando su agarre.
Y poco a poco, uno a uno, sucedió lo mismo. Solo veía y sentía como lágrimas eran derramadas.
No hubo necesidad de palabras, dentro de aquel silencio todos sabíamos porqué estábamos agradeciendo, por qué nos disculpamos, y que perdonamos.
En este momento me prometo mejorar, por mí, por mi familia y todos aquellos que amo. Porque ahora soy consciente de que sin intención de hacerlo, los he lastimado.
— Los amo, todos ustedes son mi razón de existir, y estaría perdido nuevamente si llegara a perderlos —dice papá al término del abrazo.
— También nosotros, papá —responde Ashton con una sonrisa.
A pesar de todo lo que hemos tenido que vivir en un corto periodo de tiempo, sé que esta familia no caerá tan fácilmente. Nuestros lazos están más unidos que nunca.
— ¿Tu instinto de padre te dijo que estábamos aquí? —pregunta Axel haciéndolo reír.
— Algo así —responde risueño— y también un par de bolas de pelo.
Todos soltamos una carcajada mientras miramos a Ashton y este revisa de inmediato sus bolsillos.
— Gracias por avisar, es parte del pelaje caído de una nueva especie de zorro que encontré cerca de casa —dice mientras toma lo que papá lleva en su mano.
— Sé más cuidadoso con eso, después tú madre pensará que estamos convirtiéndonos dentro de la casa y nos irá mal a todos.