No había pasado mucho tiempo después del desayuno cuando Gabriel nos citó a todos nuevamente. Estando ahí pude ver a Mali, y se le notaba tranquila, algo que me relajó un poco, Travis también estaba ahí, y ya no se le notaba molesto, pero por si acaso, todos decidimos evitar preguntar.
— Los he reunido para avisarles que ya han llegado autobuses por ustedes, tomen sus cosas y ordenadamente vayan hacia la carretera, ahí los estarán esperando —menciona mirándonos a todos.
— Pero qué hay de...
— Ningún pero, Mali, su trabajo aquí ya está hecho, ahora quiero que regresen al clan, ya he avisado a tus tutores que van en camino, así que no se les ocurra hacer alguna tontería.
Con esas últimas palabras dejó el lugar, y mientras la mayoría se alejó en busca de sus cosas, Rena y yo nos acercamos a Mali.
— ¿Es muy grave? —pregunto y asiente.
— Tan grave que solo Gabriel y su Beta lo saben todo, no han informado a los demás de nada —responde— de todo el tiempo que llevo a su lado, esto nunca había pasado.
— ¿Crees que podamos investigar algo? —pregunta Rena curiosa.
— No, ya me lo ha advertido Gabriel, tiene guardias custodiando las fronteras con el bosque, y a aquel que descubran cerca de ahí lo llevarán al calabozo.
— Hemos traído sus cosas —dice Kendall a lo lejos. Miro a su lado, y junto con él viene Izumi.
— Recuerden que hay odios por todas partes, no es conveniente que hablen ahora —susurra Izumi al llegar con nosotros— Toma, Lex, se que tuvimos que dejar tu mochila, pero me dieron esta y decidí poner tus cosas aquí.
— Muchas gracias amigo —digo con una sonrisa mientras tomo la mochila que me ha extendido.
— Zumi tiene razón, hay que irnos —dice Rena mientras toma su mochila.
— ¿Zumi? —pregunta Mali confusa.
— Si, ¿te gusta, Izumi? Quería llamarte de una manera diferente, algo que denotara cariño, pero con tu nombre es algo complicado.
— Rena, lo agradezco, se que lo haces con amor, pero mi nombre, al igual que el tuyo, no puede abreviarse y siento que me llamas zumo —responde algo nervioso.
— Está bien —ríe— tal vez después encuentre algo mejor.
Camino junto a ellos hasta llegar con el resto del grupo, que ya espera al lado de la carretera su turno para abordar el autobús.
— ¿Por qué siguen usando autobuses? —pregunta Rena en cuanto entramos— hay otros medios de transporte más rápidos.
— Bueno, sabes que Gabriel es un hombre muy vintage —responde Mali— además, ha invertido en tecnología para sus autobuses, son cómodos y rápidos, no sé de qué te quejas.
— Tiene razón, esto está bien hecho —digo a Rena.
— Bien, tienen razón, tal vez podrá ser algo vintage combinado con ciertas tecnologías, pero sigue sin convencerme del todo.
— Pues claro, tu quieres que nos den esas mochilas que tanto has estado observando —menciona Kendall haciéndonos reír.
Últimamente Rena se ha obsesionado con las llamadas jet pack, ha visto modelos recientes que son personalizados, y tienen un rollo muy ecológico, así que tener una de esas ahora es su meta.
— ¿Ya se encuentran todos? —pregunta Mali dando un repaso a la lista.
— Travis —grita alguien— lo he visto venir hacia acá, pero lo he perdido.
— Mierda —dice Mali antes de salir— váyanse, me iré en cuanto lo encuentre.
— Pero señorita...
— Por favor, llevelos al clan, que ya los esperan —dice al conductor— no permita que nadie salga, yo hablaré con Gabriel para que no haya ningún problema.
— Mali, no puedes hacer eso —grita Rena desde la ventana y solo vemos como se aleja corriendo.
— Lo siento jóvenes, son órdenes de su superior —dice el hombre y todo ha sido bloqueado.
No hay manera en que podamos salir de aquí, y que Mali haya hecho eso solo me deja más nervioso respecto a su situación, si por culpa de Travis llega a parar al calabozo, por más que Gabriel quiera impedirlo, tiene reglas y no podrá saltárselas por Mali.
— Tranquila, ella estará bien — digo en un intento por tranquilizar a Rena.— Volverá en un rato más al clan.
— Eso espero —susurra.
(...)
Inmediatamente al llegar al clan reconozco el auto de mamá, así que me despido de los chicos y voy hacia donde he visto su auto aparcado.
Tan solo unos metros antes de llegar, veo como de este salen mamá y papá. El primero en llegar hacia mi es papá y noto como me examina en busca de algo.
— ¿Estás bien, Lex? —pregunta mamá tomándome por las mejillas— ¿Te has lastimado?
— Al parecer no —dice papá abrazándome por los hombros— no veo que tengas heridas externas, pero si algo te paso dilo y te llevamos con un médico rápido.
— Estoy bien, no sé preocupen —respondo a ambos— afortunadamente no me pasó nada, salí ileso.
— Es bueno saberlo, vayamos a casa —dice mamá al abrazarme.
Caminamos juntos hacia el auto, y estando dentro, las preguntas no faltaron.
— ¿Sabes qué ha pasado? Gabriel no nos ha dicho nada —pregunta mamá, y más que por curiosidad, noto su preocupación.
— Algo que no me parece para nada bien —murmura papá— sólo nos ha dicho, los muchachos se encontraron dentro de una situación peligrosa, ya hemos dado con ellos y pronto regresarán al clan.
— Si, pensé lo peor —dice mamá limpiando sus mejillas— estaba tan preocupada por lo que podría haberte pasado, mi pequeño.
— Tranquila mami, estoy bien —digo con una sonrisa— tampoco fuimos informados del todo, solo sabemos que el clan al que nos dirigíamos fue tomado por ninfas corrompidas —respondo.
— Eso es extraño —dice papá— hace siglos que no se veía un caso así.
— ¿Qué crees que pueda ser? —pregunto curioso.
— Las ninfas corrompidas son ninfas que han caído bajo la magia o hechizos de algún brujo muy poderoso, o una red de brujos que quiere tomar poder, no sé si el clan estuviera involucrado en algún conflicto con brujos, o si Gabriel lo esté, y haya decidido irse por ese camino. Llegando a casa hablaré a tu hermano para saber si por allá no saben algo de esto.