Luna

CAPÍTULO 56

Mientras salgo, veo a Ashton ingresando en la habitación donde se encuentra Lexa, y entro después de él para asegurarme que ambos estén bien.

Lexa duerme tranquilamente, y solo acomodo bien su cobija. Miro a Ashton y lo ayudo a acomodarse, lo arropo bien y sólo me dedica una sonrisa antes de caer rendido.

Apago las luces, y les doy un último vistazo. Lo que más desearía es que pudieran tener vidas normales, no tener que preocuparse porque un loco se ha obsesionado tanto con algo que no le importa amenazar nuestro hogar con tal de conseguirlo.

Sigo mi camino, absorto en mis pensamientos, e ingreso a la sala de reuniones. No digo nada, solo me siento mientras escucho a mamá y Valentine hablar. Mamá por momentos hace pausas, y supongo que se encuentra hablando con papá.

— Esa pregunta va para largo —dice mamá y la rubia asiente.

Segundos después esta se acerca a mi lado, y se sienta.

— ¿Cómo se encuentra Mali? —pregunta mientras se arropa bien con la cobija.

— Mejor, Ashton le ha ayudado y ahora está durmiendo —respondo dándole una sonrisa con la que pretendo tranquilizarla.

— Me alegra saberlo —suspira— tu madre ha mencionado algo sobre llevarla al aquelarre, ¿sabes algo sobre su maldición?

— No —respondo en un suspiro— nunca habla sobre eso, solo ha dicho que le es imposible hablar sobre lo que ve en las pruebas.

— Esperemos que puedan ayudarla, no creo que sea lindo vivir con el miedo de cuidar tus palabras.

— He escuchado de maldiciones, existen algunas que desaparecen cuando quien la mandó a poner muere, ¿crees que si lo matamos desaparezca su maldición? —pregunto y la veo dudar un poco en si darme o no una respuesta.

— Tu padre ya dio órdenes, matarlo es la última solución, no quiere que haya problemas con sus clanes, así que no lo sé —asiento, y antes de que pueda responder escuchamos un fuerte golpe.

Puedo ver palidecer a ambas mujeres en la sala, y puedo asegurar que me encuentro igual.

— No me digas que ese bastardo pudo entrar —gruñe mamá en cuanto logra recuperarse.

Todos corremos hacia la salida, y un jadeo abandona mis labios en cuanto veo lo que ha pasado. No ha sido lo que pensaba, pero tampoco es bueno.

— Lexi, cariño, aléjate de ahí —dice mamá mientras intenta acercarse.

La vemos girarse hacia nosotros, y ya no se si esto se trata de un sueño, o que es, pero Lexa -además de estar levitando- tiene sus ojos de un color grisáceo, pero que irradia su propia luz.

— Es... es el espíritu de la luna —menciona Valentine entre balbuceos.

— No se interpongan en mi camino —ni siquiera pudimos procesar aquello, pues tan pronto como acabó aquella frase, fuimos lanzado con fuerza hacia atrás.

Rápidamente me levanté y ayudé a mi madre y a la rubia, pero cuando logramos seguir el rastro de destrucción, la puerta hacia la salida ya había sido abierta.

— Mierda —gruñe mamá mientras corre hacia las escaleras.

— Tenemos que ir, corre —grita la rubia mientras jala de mi mano.

Ambos corremos siguiendo aquel rastro, y cuando llegamos al exterior Gabriel se encuentra rodeado de hombres armados que acompañan a papá.

— Gabriel Nesbitt —masculla Lexa.

— Luna, digo señ... diosa Luna —consigue decir torpemente.

— Has corrompido mi llamado —escupe— mira lo que has hecho, ¡corrompiste a más seres por tu ambición!

— Las ninfas fueron un daño colateral, no fue mi culpa —responde de inmediato— lo único que quiero es ayudar a esa niña a seguir el camino correcto.

— ¿Cómo te atreves a decir tal cosa? —gruñe— perdiste el camino correcto hace años, experimentaste con seres inocentes para conseguirme, ¿cómo tienes la osadía de decir que la guiaras por un buen camino?

¿Experimentar para conseguirla? Definitivamente todos nos perdimos esa parte.

— ¡Pagarás por todo lo que has hecho! Tener un llamado no te deja en derecho de corromper mi creación —aquel estruendoso ruido nos ensordeció a todos.

Intenté mirar hacia el frente, pero sentía que mis oídos iban a sangrar, no podía mantener la vista fija, me retorcía de dolor.

Pocos segundos después, aquel sonido desapareció por completo, y caí de rodillas. Como el resto de los presentes.

— Diosa, ayúdenos —suplica un hombre entre quejidos.

— Estarán bien, queridos —dice y ahora en su voz se puede filtrar la dulzura— ha sido temporal, pero no tendrá secuelas.

Miro hacia el frente, y aún puedo ver a Lexa levitando unos pocos metros sobre el suelo, con aquellos ojos resplandecientes, pero no hay ninguna señal de Gabriel, ni siquiera un cadáver.

— No se acostumbren a esto —dice ahora con una voz más firme— nunca más me presentaré de esta forma, tuve que poseer el cuerpo de mi pequeña portadora para detener a aquel hombre, pero en cuanto regrese a su interior, ella será mi portavoz, nos veremos cuando su tiempo llegue.

Entonces, fue como si de un déjà vu se tratara, pues el cuerpo de Lexa comenzó a elevarse más y más, justo como en aquella visión. Se veía como esas típicas imágenes de abducciones, pero en este caso, el espíritu de la Luna vuelve a su lugar. De pronto, todo mundo pareció reaccionar ante aquello, pues a pesar de que hace unos segundos nos encontrábamos tan aturdidos que no podíamos ni siquiera mantenernos en pie, todos corrimos al ver que Lexa comenzaba a caer.

Por suerte, cayó en mis brazos, y pude ver nuevamente los ojos castaños de mi pequeña hermanita.

— ¿Estás bien? —pregunto y asiente, luciendo confundida.

La abrazo, la abrazo con fuerza mientras dejo que las lágrimas salgan y nuevamente caigo sobre mis rodillas.

Todo esto fue tan estresante, tan fugaz que no había tenido siquiera tiempo de procesarlo, y ahora lo hago. Pero ahora puedo agradecer.

Agradecer que la manada sigue bien, que mi familia está bien, que estamos completos, que Lexa sigue a mi lado y a si será durante los años que sean necesarios, que Valentine está bien, que mis amigos están bien y que logré mantenerlos a salvo.



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En el texto hay: hombreslobo, mate, magia

Editado: 30.01.2023

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