— ¿Entonces ya hablaron y lo solucionaron? —pregunta Mali y no puedo evitar suspirar.
He intentado hablar con Valentine desde que supe que estaba aquí, pero siempre hay algo que lo impide, y desde aquella vez que me besó, pareciera que está evitandome. Siempre tiene una excusa.
— Aún no —respondo sintiéndome decepcionado— la he buscado para hablar y siempre tiene algo que hacer.
— ¿O sea que se besaron y ya no te volvió a hablar? —pregunta y puedo notar la burla filtrarse en su voz.
— No es algo gracioso, Mali.
— Bueno, puede haber muchos motivos por los cuales no te haya hablado, pero no puedo evitar pensar en que tal vez no le gustó aquel beso, por eso ha preferido evitarte.
Ruedo los ojos mientras la escucho reír, pero ahora la espina de la duda se ha clavado. ¿Será por eso que Valentine me evita?
— Creo que tal vez lo que necesita es tiempo, aclarar su mente, no vayas a ella pareciendo que le pedirás matrimonio, solo aclara las cosas para que no existan confusiones.
— Gracias, tal vez tienes razón.
Nos quedamos en silencio por unos momentos, hasta que este se rompe por el ruido de alguien absorbiendo bebida de una pajilla.
— ¿Quieres dejar de hacer eso? Es irritante —digo y al levantar la vista, Mali mira divertida hacia atrás de mí.
— Al parecer, desde que cierta persona se hizo un lobo, tomó el mal humor de su padre —escucho a Brad.
Debo admitir que aquello me hizo reír, y tan pronto como Brad se sentó con nosotros, el ambiente se aligero, y pude dejar de torturarme por un momento acerca del tema con la rubia.
— Sé que tal vez no es el mejor momento, pero creo que con lo que ha pasado todos ustedes se encuentran muy tensos, deberíamos salir unos días y relajarnos —dice tomando la mano de Mali— en especial tu, pequeña, puedo ver mucho más de lo que piensas, tus ojos lo delatan todo.
Mali palidece de un segundo a otro, y aquello me preocupa. Desde que Gabriel había desaparecido de nuestras vidas, decía sentirse mejor.
— Estoy bien —dice repentinamente— no sé de qué hablas.
— Podrás mentirle a Lex, es algo despistado, pero recuerda que los ojos son la ventana hacia el alma —dice antes de soltar su mano.
— ¿Tu madre ya sabe algo de la maldición? —interrumpo.
Desvía sus ojos por unos pocos segundos hacia mi, y asiente antes de regresar su vista hacia la castaña.
— Justo a eso venía, madre asegura que descifraron la maldición y quería que le avisara a Mali —dice y bebe de su malteada— el Alpha y la Luna ya se encuentran con ella, porque al parecer primero deben anunciar las reacciones que puede desatar la anulación de su maldición.
— ¿Entonces no es seguro anular la maldición? —pregunta Mali, y en ese momento, puedo ver a la niña asustada que trata de ocultar.
— Es una maldición poderosa, solo evaluaron las posibles secuelas, no debe ser precisamente eso.
— Así es, tu quédate tranquila, madre y su aquelarre son de las mejores brujas, saben muy bien lo que hacen —dice Brad en un tono suave— te acompañaré en todo el proceso, no tienes porque temer, pronto todo terminará.
— Está bien, gracias —responde y la sorpresa tanto en Brad como en mi es evidente, pues Mali lo ha abrazado.
— La llevaré con madre, te mantendré informado de todo —dice Brad y asiento antes de verlos desaparecer.
Suspiro mientras veo la hora, Mali era mi única compañía, y ahora tendré que esperar a que el resto esté disponible. Izumi, Rena y Kendall aceptaron la oferta de mamá sobre ir con un psicólogo, Mali fue la única que se mantuvo reacia, y por lo poco que dijo Brad, supongo que aún no se siente lista para hablar de todo lo que le atormenta.
Salgo de la biblioteca sin ningún rumbo, solo camino por los pasillos, dejando que mis pies me lleven.
Estando en el jardín, veo a Lexi al lado de la fuente, y me acerco. Intento ser cuidadoso, pues parece estar meditando, y no quiero interrumpirla.
— Lex, me da gusto verte —dice en cuanto me siento.
— Lo siento, no quería interrumpir —digo haciéndola reír.
— Te pude sentir desde que saliste Lex, no interrumpiste nada —dice en cuanto abre los ojos— ¿por qué no vienes a meditar conmigo?
— Bien, te acompañaré.
La sonrisa en su rostro me da paz, y me siento a su lado, la abrazo y ella corresponde el abrazo inmediatamente.
— Agradezco tanto a la vida por ponerte como mi hermano mayor, gracias por siempre preocuparte por mi, y por aconsejarme aún cuando no quería escuchar tus consejos.
La escucho sollozar, y solo la aferro más a mí. Lexa fue la única entre mis hermanos que a pesar de sus estrictos horarios, siempre buscaba la forma de pasar tiempo conmigo. Fue parte de mi soporte emocional.
Cuando estás pasando por la transición de niño a adolescente todo es difícil, sientes de más, y era imposible para el Lex de aquella época no parar de pensar en que no encajaba en ningún lugar. Sentía que no pertenecía aquí, que tal vez mi nacimiento había sido un error; incluso había días en los que pensaba que si me iba, mi ausencia no sería notoria para nadie.
Por suerte tuve a mi madre y hermana, gracias a ellas aquel pensamiento se quedó solo ahí. Me ayudaron a entender que no era igual que el resto, pero que aún siendo diferente, había personas que me querían, que podía encajar si me rodeaba de las personas correctas.
Y mientras crecía, me sentía en la necesidad de proteger a Lexa, protegerla de los mismos pensamientos que yo llegue a tener. Protegerla de todo.
Y cuando aquel día tenía a mi pequeña hermanita frente a mí, y no la pude reconocer, sentí que había fallado al protegerla. Por suerte, ella regresó, mi pequeña Lexi regresó.
— Soy yo quien está agradecido de tenerte como mi hermanita, fuiste mi motor para seguir, te convertiste en parte de mi motivación, Lexa, y te pido perdón si en algún momento no pude protegerte, te juro que lo intento.