Luna de Fresia

XIII. Leyenda. Parte 2.

La noche ya había caído y una extraña energía circulaba en el aire. Ambos pudieron  percatarse de ello, observaron a su alrededor manteniéndose alerta.

Fuera de la biblioteca avanzaron hacia la sala de maestros. Tocaron a la puerta pero nadie abrió. Daniel la empujó y vio a alguien tendido sobre un escritorio.

-Hola. ¿Hay alguien?- dijo en voz alta intentando despertar al que allí se encontraba, pero nadie respondió.

-Hola.- dijo Lina- ¿Se encuentra bien? – pero tampoco hubo respuesta.

Los dos avanzaron hacia él. En el trayecto seguían hablándole pero este no respondía. “¿Podría estar dormido?” se preguntaba Daniel, pero algo más sucedía, una atmosfera extraña rodeaba a aquel sujeto. Lina tocó su hombro y una serie de imágenes llegaron a su mente; oscuridad, sombras, la luna roja, como si la hubieran puesto frente a una gran pantalla. Se alejó rápidamente sacando su mano y retrocediendo algunos pasos, su corazón latía con fuerza y sentía como un sudor frío corría por su cuerpo.  

-¿Lina?- preguntó Daniel al verla asustada.  

-¡No!- gritó ella temiendo de sí misma y del sujeto extraño.-Espera. No te acerques.

El sujeto levantó lentamente la cabeza, sonriéndole maliciosamente a Daniel. Al ver aquella imagen, Daniel recordó inmediatamente a aquel que se dibujaba en sus pensamientos cuando se encontraba enfermo, esa sensación era inconfundible, el terror que se sentía al solo verle a los ojos, lo hizo estremecer.

 -¿Quién eres tú?- preguntó Lina.

El sujeto se puso de pie y avanzó hacia una ventana que se encontraba abierta. Se puso de pie en el borde y miró hacia el cielo. Lina lo siguió de cerca con la mirada no perdiendo detalle. Daniel por su parte se encontraba en un trance, perdido en sus temores, sin reacción alguna.

-Mira.- dijo el sujeto.- La luna.

La voz era particular, raspada, casi susurrante como si miles de voces hablaran en una sola, la misma voz que solía escuchar en su cabeza. Lina miró hacia arriba, poco a poco la bella luna de un blanco brillante se tornaba de un rojo atemorizante.

-Cada cierta cantidad de tiempo, la luna se torna roja.- dijo el sujeto.- Es el momento exacto para liberar energías.

-¿Quieres eres tú? -volvió a preguntar Lina, cada vez más aterrada.

-Cuando la luna este completamente roja, sentirás como el poder arde en tus venas. Ya lo sentiste antes.- añadió indicando hacia el patio trasero.

Lina guardó silencio unos segundos y miró sus manos. Era cierto, podía sentir como una extraña energía se acumulaba en ellas y comenzaba a avanzar por su cuerpo. Estaba observando temerosa, cuando la voz susurró en su mente. “Soy yo” dijo. Ella guió sus ojos a aquel sujeto junto a la ventana y este le sonrió tenebrosamente.

-¿Qué eres tú? ¿Quién demonios eres?- gritó perdiendo el control.

La voz en su mente le respondió: “soy la oscuridad” “soy tu padre”.

Ella lo miró aterrorizada. El sujeto avanzó hacia el umbral y se lanzó fuera volviéndose sombras. Ella cayó hacia atrás, sentándose bruscamente en el suelo. “¿Vengo de la oscuridad?” se dijo “Vengo de la oscuridad” se repetía una y otra vez perdiéndose en sí misma. Todo a su alrededor comenzó a temblar. El lugar se estremecía como si un terremoto azotara la tierra.

Daniel logró reaccionar al sentir el temblor y vio a Lina completamente perdida, con los ojos negros y las manos destellantes de energía. Corrió hacia ella y la abrazó fuertemente. “Tranquila” le susurró al oído. Ella escuchó su voz y sintió la calidez de su corazón y volviendo de la más profunda oscuridad en la que se encontraba.  

-Dan.-dijo agotadamente.

-Lina, gracias a Dios volviste en sí. Estaba asustado.

-Perdóname Dan. No quiero causar daño. No quiero herirte.

-¿Por qué dices eso? ¿Qué sucedió?

Lina lloró amargamente recordando aquel fatídico día. Recordó a sus amigos y en los brazos de Daniel, se dejó caer desahogando su pena y sus temores. Luego de unos minutos, Dana irrumpió en la sala de maestros, había sentido el temblor, escucho un gran estruendo desde aquel lugar y decidió verificar a qué se debía. Al entrar se encontró con los jóvenes sentados en el suelo.

-¿Qué sucedió?- preguntó Roberts.

-No lo sé. Solo que Lina está un poco atormentada. -respondió Daniel.

-Profesora Roberts ¿Usted conoce a la Señora Dombroth? -preguntó Lina.

-¿Dombroth? Hace algunos años había una bibliotecaria con ese nombre. Se llamaba Georgia Dombroth, pero falleció. Fue hace unos 4 años.

-Hasta aquí nuestra pista.- dijo Daniel.

-¿De qué se trata todo esto? -preguntó Roberts.

-Estamos intentando averiguar sobre los poderes de Lina y descubrimos una 5ta sección en la biblioteca. – respondió Daniel.

-¿Una 5ta sección? La biblioteca solo cuenta de 4 partes. No comprendo.

-Profesora ¿hace cuánto tiempo trabaja aquí? -preguntó Lina.

-Hace unos 5 años. ¿Por qué?




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