Luna de Fresia

XVIII. Una gran tragedia.

El suelo se sacude estrepitosamente; la tierra comienza a agrietarse mientras todo el mundo busca donde refugiarse. Parte del edificio principal comienza a desplomarse producto del movimiento telúrico, dejando una gran nube de polvo y escombros. Los profesores y estudiantes corren hacia el único lugar seguro en toda la isla; el patio central, observando atónitos como Lina sentada en el suelo junto al gran árbol de castaño intenta revivir a Daniel que se encuentra moribundo sobre el césped.

La multitud observa perpleja, nadie comprende a ciencia cierta qué es lo que realmente sucede, por qué Daniel esta inconsciente en el suelo, y que es lo que Lina intenta hacer, mientras intentan salvar su vida buscando el lugar adecuado para protegerse del terremoto.

Lina posiciona sus manos sobre el corazón de Daniel, observa como aquella masa oscura se aferra a cada uno de los órganos del joven. Dando un gran suspiro de aliento, toma fuerzas para comenzar su laboriosa extracción, sacando con dificultad y con una precisión cirujana la extraña sustancia, recordando que el mismo procedimiento había realizado antes, cuando le salvo la vida. “Otra vez esta cosa” se dijo mirando cómo se deslizaba entre sus dedos lanzándola al suelo.

Ahora, todo era muy distinto, tenía a sus espaldas al gran árbol, que le había transmitido su energía, pero sus emociones estaban tan confusas que el suelo no para de temblar, y esto hacía que ella no pudiera concentrar todas sus fuerzas en curar a Daniel.

-¡No puedo!- grita desesperada, lanzando algo de la sustancia al suelo. – ¡No puedo! ¿Por qué esto no se detiene?

-¡Puedes!- responde una voz. -¡Tranquiliza tu espíritu!

Lina, mirando a su alrededor, y viendo como todos están tan asustados como ella decide volver a intentarlo. “Tengo que tranquilizar mi espíritu” se decía una y otra vez respirando profundo. Sin embargo sus intentos son en vano, la tierra aún continúa sacudiéndose, y no logra calmarse del todo. “Vamos, tu puedes”, se volvía a decir, sin resultados. Louis la observa distante, percatándose de las dificultades que tiene para controlar sus habilidades y tambaleándose camina hacia ella tendiéndose a su lado. Suavemente coloca su mano sobre la de ella, que está en el pecho de Daniel y hablándole tranquilamente dice:

-Te ayudaré.- intentando tranquilizarla.

Lina lo miró complacida. En sus ojos se podía observar el agradecimiento. Cierra sus ojos imaginando los momentos en que fue feliz y estuvo en paz, al principio junto a aquel muchacho que ahora la tranquilizaba y luego junto a Daniel que aguardaba por su ayuda. Poco a poco, su corazón comenzó a entrar en paz, tranquilizando su espíritu al mismo tiempo que el movimiento fue cediendo, calmando la furia de la naturaleza, hasta ser solo un pequeño temblor.

Miró nuevamente a Daniel, volvió a concentrarse, extrayendo el resto de aquella sustancia, que se aferraba con fuerzas a su corazón. Luego le dio un golpe de energía devolviéndole la vida que le había sido arrebatada.

Daniel abrió los ojos con dificultad, tomó una gran bocanada de aire, volviendo en sí, despertando de su sueño. La primera imagen que vio al volver fue el rostro de Lina y se sintió agradecido por haberle salvado la vida nuevamente, pero aún se sentía débil y solo atinó a sonreír cálidamente.  

-Dan.- dijo Lina explotando en llanto. Daniel la miraba intentando hablarle.

-Aquí estoy.- respondió agotado colocando su mano con dificultad sobre el rostro de la joven.

Lina no resistió la presión en su pecho, y acercándolo a su cuerpo lo abrazó con desesperación. Daniel intentando reaccionar y despertar a su cuerpo adormilado, rodeó con sus brazos la espalda de la chica, respondiendo a aquel gesto. Solo pasaron unos segundos, pero para ellos fue eterno, sintiéndose unidos, solos como si nadie estuviera en aquel mundo paralelo en el que se encontraban.

-Vamos. Debemos reunirnos con el resto. –dijo Louis haciéndolos reaccionar.

-¿Con el resto?- preguntó Lina sin soltar a Daniel de sus brazos.  

-Sí. Están todos reunidos, allí.- respondió Louis indicando hacia donde se encontraban.

Lina ayudó a Daniel a levantarse, sentándose en el césped. Ambos observaron a su alrededor descubriendo la destrucción que había causado.

-¿Qué sucedió?- preguntó Daniel confundido.

-Hubo un terremoto. – respondió Louis mirando a Lina.

-¿Un terremoto?

-En realidad, lo cause yo. –añadió Lina avergonzada.

-¿Cómo?

-Recibí la energía del árbol.

-¿Qué?

-Chicos. Insisto reunámonos con el resto.- interrumpió Louis.

Louis ayuda a Daniel a ponerse de pie, mientras Lina lo sostiene y entre ambos lo llevaban con dificultad hacía donde se encontraban los demás. Una vez allí, Lina le explica parte de lo sucedido, y de cómo ella había tomado la energía del árbol para liberarlo del mal que envolvía su corazón.  

Todo el mundo se encontraba reunido en el patio central, justo en medio de la isla, a su alrededor la tierra agrietada y los escombros del edificio notificaban el desastre que se había causado. El movimiento había terminado, pero Lina se lamentaba el haberlo causado y para su tranquilidad todo el mundo se encontraba sano y salvo.




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