Luna de Fresia

XXIII. Somos uno.

Lina cubrió el libro con la tela roja, y colocando su mano sobre este, bloqueo el poder oscuro que poseía, sellándolo. Lo tomó y caminando a paso rápido avanzó hacia la salida. Las puertas se abrieron de par en par dándole el paso, como si todo a su alrededor le rindiera pleitesía. Se acercó al ascensor presionando los botones que permitieron que este abriera sus puertas, dentro, sentado en el suelo algo adolorido y con la respiración entrecortada se encontraba Louis, esperándola. Sus ojos se iluminaron al verla, pero su rostro cambio bruscamente al percatarse lo que ella llevaba entre sus brazos. Lina percibió el terror en los ojos de Louis y el miedo que inundaba su alma, y con el afán de tranquilizarlo musitó algunas palabras:

-Esta sellado.

Louis la escuchó, pero no se sintió completamente a salvo, algo en ese libro le aterraba, la energía que brotaba de él a pesar de ser sellado como Lina lo había mencionado.

Ella se acercó al tablero de controles del ascensor, activándolo. Ambos subieron en silencio, Louis se levantó a duras penas mientras el ascensor llegaba al último piso donde se encontraba la oficina de Míster Robinson. Caminaron hacia el asistente personal del oscuro, quien los esperaba ansioso, al verlos su mirada automáticamente se posiciono en la tela roja que envolvía el libro, empalideciendo.

-Usted, lo sacó. –dijo.

La voz temblorosa del joven asistente indicaba que al igual que Louis, él estaba aterrado por la presencia de aquel objeto fuera del lugar donde antes había estado y sin querer reprochar nada a la nueva poseedora, trago saliva.  

-¿Sabes de él?- preguntó Lina mirando fijamente.  

-Sí.- respondió este, sin atreverse siquiera a mirarla.  

-Dime, ¿dónde puedo usarlo controlando su poder oscuro?

El joven pensó inmediatamente en el poder del libro, imaginando en su mente las cosas más aterradoras posibles y temiendo que se usara sin control, respondió a la pregunta con tono seguro. 

-En un lugar de paz y de luz.

-¿Un templo?- preguntó Lina.

-Puede ser. Debe identificar bien el templo. Recuerde todo lo que han cometido las religiones.- respondió el joven sabiendo bien sobre los crímenes cometidos en nombre del bien.  

-Gracias.

La muchacha se volteó, avanzando hacia la salida. El asistente miró con terror a Louis quien, extrañamente compartía el mismo sentimiento y caminó hacia la salida siguiendo los pasos de Lina. Louis hizo exactamente lo mismo.

Una vez en el primer piso, el joven asistente los acompañó a la entrada principal despidiéndose cortésmente de Lina, mientras susurraba algunas palabras en la mente de Louis; “El libro te quiere a ti”. Louis lo miró asustado y continuo su camino tras Lina.

Los jóvenes caminaron hacia la salida, una vez fuera del edificio tomaron un taxi sin destino aparente. Algo llamó la atención de Louis al ver a través del espejo retrovisor los extraños ojos del chofer.

-Pare aquí.- dijo Lina, interrumpiendo bruscamente los pensamientos de Louis.

El taxi se detuvo, mientras el chofer se volteaba hacia Louis musitando “estas jodido”. Lina tomó del brazo a Louis haciéndolo bajar. Una vez en la calle, intentaron caminar, pero todos los transeúntes posicionaban sus ojos en ellos, y sus miradas eran tan atemorizantes que Louis no pudo evitar escuchar los pensamientos de quienes pasaban a su lado.

-¿Qué está sucediendo?- preguntó.

Lina, sintió como el libro acumulaba poco a poco energía oscura, mientras todos a su alrededor se volvían oscuros con su paso.

-Lina, el libro está liberando maldad en las personas.- gritó Louis intentado interponerse entre ella y las personas que la observaban.  

-Necesitamos un lugar de luz. Urgente. Vamos a Fresia.- agregó ella, intentando controlar el poder del libro.  

-Pero está bajo el mar.

-No completamente, el árbol esta fuera. Lo vi.

-Vamos entonces. Tomaremos el tren que es más rápido.

-No. Correremos.

-¿Qué?

-Dame tu mano.  

-Espera ¿qué dices?- preguntó Louis algo confundido y temeroso a la vez. No quería estar en contacto con el libro.

-Puedo volverme viento. No sé si pueda contigo pero intentémoslo.

A pesar de sus temores, Louis aceptó y tomó la mano de Lina, quien en un par de segundos se volvió una sombra oscura que cubrió a todos los que allí se encontraban. La sombra se alzó hacia el cielo y en un abrir y cerrar de ojos deambulaba por los aires a una velocidad indescriptible. La energía del libro aumentaba, intentando consumir la fuerza de Louis que en ese estado estaba completamente vulnerable.

Pronto se encontraron en Fresia. El espíritu de Louis estaba agotado, su energía había disminuido pero al llegar se sintió en su lugar y rápidamente de recuperó de las dolencias que el libro le había provocado. Sin embargo a Lina le sucedía lo contrario, aquella energía de Luz la apagaba, sintiendo como su adsorbiera todo su poder, ahogándola.




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