Luna de hielo.

Prólogo.

  Al ojo de un mortal la Luna es un espectáculo, un deleite de la creación y lo más cercano a un mundo de fantasía gracias a su brillo inigualable y lo cambiante de sus estaciones la hacía lucir majestuosa. Es ése brillo intenso pero embriagador el que te hace pensar en que tal vez no hay nada más puro y frágil, pese a su inmensidad, que la esfera plateada.

  Sin embargo, la Luna resulta capciosa, esconde muchos secretos y es aquello que le otorga el puesto de la mentira más hermosa, perfecta, la más letal. Ella, quién con su esplendor ilumina las penumbras, es fiel testigo de las peores atrocidades de cualquier ser vivo. Es su silencio y lo gélido de su aura que la convierte en la señora y portadora de la muerte, pues es en su presencia que ocurren aquellos rituales de canibalismo, de muerte y desdicha.

  Antiguas tribus hablaban de lo pretenciosa que era, que adoraba ser idolatrada y venerada por los mortales, sus antepasados aseguraban que en una parte específica de la tierra, en cada Luna de hielo; como le llamaban a la plenitud de su intenso brillo y noches de completa frialdad, habitaban bestias temibles y sedientas. Bestias nativas de la parte oscura de la Luna, guardianes de la señora plateada, que eran liberados en ésa noche específica con la finalidad de cumplir sus más retorcidos deseos.

 

  Con el avance de las épocas tanto los rituales como la veneración fueron desapareciendo; con el pasar del tiempo cada vez son menos las personas que miran al cielo para admirar a la princesa codiciosa del firmamento y eso no es nada agradable a su vista, ¿qué pasaría si quisiera tomar venganza? 



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En el texto hay: accion peligro, aventura romance

Editado: 25.10.2022

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