Luna de hielo.

Capítulo extra.

–Oye Patchú ¿quieres ir con nosotros de cacería? –preguntó Manfred al pequeño.

 

–No amigo, yo cuido Lili  –dijo mientras observaba con admiración a Liselot como si se tratase de la persona más interesante del mundo.

 

–¿Estás seguro de que no quieres ir con ellos Patchú? –interrogó ella pues había escuchado la negativa del niño– seguramente te divertirás mucho con ellos, yo me cuidaré hasta que tu regreses.

 

–No, Lili, yo cuido tu –insistió el pequeño con resolución.

 

–Lili, necesita dormir –dijo Manfred revolviendo el cabello del niño– no será divertido quedarse sólo.

 

–¿Lili, dormir? –dijo luego de pensar un momento– Patchú, dormir también.

 

–Está bien, pero dormirás conmigo, en mi refugio –dijo ella; Liselot sabía que el niño no aceptaría eso.

 

–No, Lili, duerme y –se apresuró a decir– Patchú, con amigo.

 

–Bien, que se diviertan –dijo ella despidiéndose– cuida del niño por favor –le dijo a Manfred quien asintió.

 

  Se retiraron a su área de cacería pero extrañamente no había nada que cazar, era como si los animales se hubiesen ido del lugar así que se adentraron para cazar hasta que por fin encontraron varias madrigueras de cerdos salvajes, eran bastante grandes por lo que lo más probable era que fuesen difíciles de atrapar, pero Patchú de pronto comenzó a insistirles que se fueran a cazar lejos de ahí ya que podría ser un poco peligroso; ellos simplemente se negaron hasta que con mala cara el pequeño terminó quedándose ahí con ellos.

 

 Estaban tranquilos después de montar las trampas cuando de pronto un enorme jabalí cayó en una de ellas y fue herido pero era tan grande que aún en ese estado la trampa no pudo contenerle por lo que destrozó todo y se dió a la fuga, todos corrieron detrás de él pero Boss y Manfred no conseguían alcanzarlo y Patchú desapareció en un abrir y cerrar de ojos, el cerdo continuaba su frenetica huida y no parecía querer detenerse por nada del mundo y para colmo de males ellos aún estaban lejos de alcanzarlo......

 

–No puede ser –dijo Manfred desesperado al ver que el jabalí se dirigía hacia su refugio; lugar en el cual se encontraba Liselot completamente sola y expuesta pues estaba completamente desprevenida y de espaldas hacia la amenaza– por eso Patchú quería que nos alejaramos.

 

–Estabamos demasiado cerca del refugio y no lo notamos –argumentó Boss jadeando.

 

  Era demasiado trade el animal estaba por cruzar la pequeña línea de agua que los separaba y por más que Manfred corriese parecía que no lograría llegar a tiempo (se sabe que este tipo de animales salvajes pueden ser especialmente violentos cuando estaban heridos o se sentían amenazados y en este caso eran ambos) intentó gritar para llamar la atención del jabalí para que con suerte este se diera vuelta y le atacase a él, pero eso no ocurrió, el animal simplemente se abrió paso dejándo grandes rastros de sangre por el camino hacia el refugio donde se encontraba totalmente desprotregida Liselot, ella parecía no percibir el peligro que se aproximaba así como parecía no poder escuchar las voz desesperada de Manfred que le rogaba que se alejara de ese sitio y para cerrar con broche de oro se encontraba frente a la hoguera hirviendo el agua que posteriormente todos consumirían.

 

  Aquél hombre desesperado sabía que el ataque de aquél animal hacia la pequeña chica no podría causar otra cosa más que una desgracia y la extinción total y definitiva de sus ganas de vivir, quería con todas sus fuerzas salvarla pero por más que corría la distancia cada vez era más grande. El jabalí se abrió paso entre las aguas y aun cuando la corriente era fuerte parecía no afectarle en lo absoluto, los obstáculos del camino tampoco fueron problema para el animal ya que su fuerza era completamente proporcional a su gran tamaño, la trampa no había conseguido contenerlo y eso sólo hacía peor el pronóstico para ella.

 

  El jabalí salió del agua y comenzaba a acercarse peligrosamente al refugio, todo estaba perdido ante los ojos de Manfred que no podía sentirse más que impotente al imaginar lo que estaba por pasar; cuando de pronto, Patchú apareció de la nada portando un trozo de rama bastánte puntiagudo y con todo el peso de su cuerpo y la fuerza de su alma invistió al animal y consiguió (sorprendentemente) derribarlo, en un movimiento rápido el jabalí se levantó e intentó alejarse pero el pequeño corrió detrás de él y consiguió subirse al lomo del animal y con el arma que había fabricado atacó el cuello del mismo, con tanta fuerza que lo atravesó  y esta a su vez se clavó en la tierra, el impulso elevó al niño por los aires y terminó cayendo a tierra; Liselot escuchó el golpe seco que el cuerpo del niño produjo al caer y corrió hacia el para sacarlo del alcance del jabalí pues este aún se movía.

 

–Patchú –Liselot lo tomó en sus brazos y corrió lejos– ¿estás herido? ¿qué fue lo qué pasó? –Liselot estaba asustada porque el pequeño estaba sudando y se le veía agitado por lo que pensó que él animal lo había atacado y le había hecho daño– ¡Respóndeme! 

 

–Lili –dijo jadeando al verla llorar angustiada mientras revisaba su cuerpo en busca de sangre o alguna heridas pero no encontró nada más que raspones superficiales.

 

–Patchú, respóndeme –él parecía aliviado porque no dejaba de mirarla con el brillo que siempre tenían sus ojos al contemplarla– ¿estás bien? ¿Te duele algo?

 

–Patchú, bien, –el niño la abrazó y un par de lágrimas se escaparon de sus ojos– Patchú, tenía miedo por Lili, Patchú ahora cuida Lili siempre –decía una y otra vez pero ella parecía no entender la situación.

 

–No llores, ya todo está bien –dijo ella dándole palmaditas para consolarlo– ya no hay peligro, Patchú, salvó a Lili, así que, Lili bien –le repetía hasta que pareció calmarse por completo. 



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En el texto hay: accion peligro, aventura romance

Editado: 25.10.2022

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