Liselot miraba el objeto como si le intentara conseguirle forma, por un momento sintió deseos de ir nadando hasta allá, pero la idea de que fuera un tiburón y las mil cosas que saldrían mal si fuera cierto le quitaba esas ganas por momentos, comenzó a recorrer la orilla de la playa como quien no quiere la cosa, como era de esperarse encontró muchas cosas tiradas, zapatos, bolsos, algunos salvavidas, bolsas y sacos (sabrá Dios cómo llegaron a ese sitio) como pudo lo sacó de la orilla y lo reunió en una pila, quizás algo podría ser útil.
—¿Esa cosa está....acercándose? —dijo entrecerrando los ojos para ver en dirección al objeto— iré a ver que es.
Puso al pequeño pichón a salvo y se lanzó al agua y comenzó a nadar en dirección al objeto que parecía acercarse a la orilla. Las olas la hacían retroceder, pero no había algo que ella no consiguiera cuando se lo proponía.
—¿Tú? —Manfred parecía sorprendido de verla— ¿cómo llegaste hasta aquí?
—Tomé un taxi, —lanzó con sarcasmo— ¡nadando obviamente!
—Vamos a la orilla, —dijo entornando los ojos— ya estamos cerca.
—No sabía que nadabas tan bien, por un momento pensé que se trataba de un tiburón —dijo luego de haber llegado a la orilla.
—Un momento, pensaste que era un tiburón y aún así fuiste nadando hasta ahí —Manfred estaba perplejo por lo que acababa de escuchar.
—Lo sé, pero tenía curiosidad —sabía que según las estadísticas los tiburones no atacan a todos los humanos con los que se encontraban.
—La curiosidad mató al gato —dijo con una sonrisa mientras acariciaba el cabello de ella.
—Pero murió sabiendo, o sea que no murió en vano —su modo sabelotodo ahora estaba activo.
—¿Adónde fuiste anoche? —preguntó sacudiendo el agua de su cabello.
—Fui a buscarte, pero me perdí ¿Qué tienes ahí? —inclinó la cabeza hacia la derecha para ver mejor lo que parecía ser una balsa improvisada.
—¿Fuiste a buscarme? —ignoró la pregunta, y su rostro serio hizo su aparición en el escenario nuevamente— Me preocupé mucho por ti ¿sabes?.
—Pues estamos a mano entonces —su sonrisa borró toda expresión en el rostro de él, y lo dejó atontado— y si, fui a buscarte porque estaba preocupada. —lo miró a la cara y puso sus ojos de gato con hambre afirmando el efecto que había tenido su sonrisa en el chico— ¿Qué tienes ahí? —volvió a preguntar .
—Todo cuanto pude tomar del barco, aún hay más debo volver —de inmediato supo que no podía enfadarse con ella.
—Increíble, que gran descubrimiento Manfred —puso pulgares arriba y le sonrió.
—Gracias, —se sonrojó muy levemente— ¿Dónde pasaste la noche?.
—No lo sé, muy cerca de aquí supongo, —dijo mirando en dirección al sitio en el que se había quedado— era un lugar hermoso. Deberíamos irnos a ese lugar.
—¿Por qué lo crees? —preguntó mientras dejaba las cosas que había sacado del barco en la arena.
—Porque es un sitio cercano a la playa, tiene agua dulce y es agradable —enumeró con los dedos, por una extraña razón frente a él se sentía como si fuera una niña.
—Vaya, vaya, vaya así que alguien hizo un descubrimiento más importante —le acarició el cabello con delicadeza.
—Algo así —se sonrojó al bajar la mirada— entonces ¿crees que debamos irnos a ese lugar?.
—Inmediatamente —dijo con tono dulce y con una sonrisa cálida en el rostro— gran trabajo Lise, eres muy lista —acarició su mejilla dulcemente.
—Pero dijiste que debías volver al barco —bajó la mirada nuevamente.
—¿Qué te parece si vamos luego de que me ayudes a recoger lo que podamos del barco? —negoció con ella, después de todo no quería que se perdiera de nuevo en el bosque.
—Está bien, pero también debemos buscar comida —Liselot se sentía muy animada y a pesar de estar en aquel lugar perdido en el mar, se sentía tranquila junto a él.
—Cierto, bien entonces, tú vé por comida y lleva tanto como puedas al lugar del que me hablaste y cuando termine iremos por Boss y el resto de las cosas del refugio —propuso él poniéndose a la altura de su vista.
—Me parece perfecto —respondió y dió un par de saltitos que tuvo que reprimir para no parecer inmadura.
—Oye —Liselot se volteó para mirarlo y él la abrazó— sólo ten mucho cuidado y si terminas antes vuelve aquí, yo te esperaré.
—Bien, voy a ser muy rápida entonces —correspondió el abrazo aunque la había tomado por sorpresa— ten mucho cuidado por favor.
—Lo tendré —le dió un beso en el cabello y a ella no pareció molestarle en lo más mínimo.
Liselot iba a caminar hacia el bosque, pero recordó a su pequeño pichón, lo tomó de nuevo y lo puso en el mismo sitio de antes, tomó uno de los bolsos más grandes y emprendió la marcha en busca de comida, encontró uvas, cocos; pero estaban demasiado altos para ella, encontró lo que parecían ser frambuesas, tomó muy pocas porque no estaba del todo segura y temía que fueran venenosas, habían moras y otras frutas. Se llevó las más maduras y dejó las que estaban menos maduras para poder tener de comer al día siguiente. Encontró muchas otras cosas, luego de terminar con la comida comenzó a llevar las cosas que Manfred dejaba en la costa, eran muchas cosas, habían muchas maletas, cofres y muchas cosas más que sabrá Dios de quienes eran y cómo es que él conseguía sacarlas con tanta facilidad.
—He terminado por hoy —dijo él con una linda sonrisa.
—A mí sólo me falta llevar estas cosas al nuevo lugar —dijo ella emocionada, tanto que parecía una niña.
—Bien, yo te ayudaré y luego iremos por Boss —ella asintió para luego secarse el sudor de la frente.