Luna de hielo.

7.Curiosidad.

—Iré a ver de qué se trata —dijo ella levantándose como un resorte.

 

—Es peligroso, podría ser un animal salvaje —la detuvo tomándola del brazo.

 

—Podría ser, pero ¿aún así no le da curiosidad? —preguntó con una sonrisa en los labios.

 

—No, a mí no —dijo Boss con resolución y pensando que aquella chica era muy extraña.

 

—Seré cuidadosa —se alejó poco a poco de manera cautelosa.

 

—Esta chica está loca —pensó al verla entrar entre los árboles.

 

 Liselot caminaba de manera cautelosa (o eso creía), tropezó con lo que parecía ser una piedra, sacudió la tierra que se había pegado a su cuerpo, y se sobresaltó al escuchar una fuerte risotada.

 

—¿Así que eras tu Manfred? —dijo luego de lanzar un suspiro de alivio.

 

—Yo no he hecho nada —dijo aún riéndose sin parar— ¿de qué hablas?

 

—¿No eras tú quién estaba merodeando hace un momento? —parecía confundida ante la situación. 

 

 La sonrisa de Manfred se borró de su rostro y se volvió una expresión seria, tanto que en cierta forma intimidó a la chica.

 

—No creo que sea una buena idea encender fuego esta noche —dijo cuando salieron de entre los árboles.

 

—Durante la noche hace demasiado frío, debemos hacerlo. Boss aún no está recuperado totalmente, no puede estar expuesto al frío.

 

—Señorita, eso no es posible, —dijo algo enfadado por la insistencia de ella— podríamos estar en peligro, si nos descubre alguien peligroso moriremos todos.

 

—Si hubiera alguien peligroso aquí ya nos hubiera encontrado ¿no lo crees? —habían hecho mucho alboroto durante toda la mañana.

 

—No sabemos qué diablos estaba escuchándolos, no podemos arriesgarnos de esa manera —se notaba que se le estaban volando los tapones.

 

—Manfred escúchame....

 

—No, tú escúchame —levantó la voz y ella dió un par de pasos hacia atrás al ver que él avanzaba hacia ella— no se encenderá fuego hasta que sepamos que ó quien ha estado merodeando.

 

—Pues lo siento su majestad —también levantó la voz ya que su estatura no le permitía parecer intimidante— pero le recuerdo una vez más que Boss está herido y que corre mucho peligro aún y su situación solo empeorará si no se mantiene tibio.

 

—¿Y eso qué? ¿Ahora eres doctora? —reto levantando las cejas, cosa que ella tomó como un desafío.

 

—¡Pues no! ¡No soy doctora!, soy una persona con sentido común y no una idiota egoísta como tu, ahora si me disculpa "señor" —hizo comillas con los dedos y una reverencia burlona— tengo un fuego que encender y una persona herida que cuidar —se fue dejándolo con la apelación en los labios. 

 

—¿Y bien? ¿Qué era la cosa temible que nos acechaba? —preguntó Boss al verla llegar.

 

—Solo una liebre —mintió con una sonrisa para que él no supiera que estaba enfadada— no se preocupe, encenderé fuego.

 

—Deja que yo lo haga —dijo con una sonrisa cálida, él sabía que ella estaba agitada.

 

—Pero señor....

 

—Yo sé cómo hacerlo, vé por unas hojas y palos secos y por amor a quien le tengas amor llámame Boss —sonrió cortésmente a la chica frente a él.

 

—Bien —le devolvió el gesto— iré por las hojas.

 

—¿Por qué no la acompañas muchacho? —le dijo a Manfred que había llegado hace un rato como perro regañado y sin hacer ruido.

 

—Bien —se levantó y fue detrás de ella— usted cuídese mientras no estamos.

 

—Yo soy un veterano de la vida hijo, cuidense ustedes que aún son soldados novatos —dijo con una sonrisa torcida y dulce— ahora váyanse.

 

 Ambos se fueron en silencio, la tensión era casi palpable, no hablaban, no se miraban a la cara, era como si uno esperara a que el otro sacara un cuchillo y comenzara una épica batalla para defender sus vidas, pero eso no pasó.

 

—Oye, sobre lo de hace un rato.... —Manfred rompió el silencio luego de unos minutos de marcha.

 

—Déjame en paz por un rato, por lo menos hasta que el Sol se  ponga —dijo ella con tono seco.

 

—Bien, esperaré entonces —miró su reloj y vió que eran las 5 pm— sólo falta una hora cuando mucho —pensó para reconfortarse a sí mismo.

 

 Recolectaron todo lo que pudieron y lo pusieron todo en una pila, Manfred cabó un círculo alrededor de lo que sería la fogata para que el fuego no se saliera de control, por otro lado Boss se encargó de la fogata usando su encendedor y algo de licor que le quedaba en una pequeña botella que tenía entre sus ropas. Gracias al calor del fuego el ambiente cambió totalmente, se sentía más reconfortante, ella por alguna razón se sentía más relajada aunque la fogata no era demasiado grande, dado que eso sí podría suponer algún peligro para ellos, habían hecho algunas antorchas con algo de tela, y cierto combustible que ella no logró reconocer, la noche había llegado silenciosamente y con mucha paz.

 

 Liselot abrazó sus piernas mientras buscaba mantenerse tibia, Mandred buscó un manta seca de las que había sacado y la cubrió para ayudarla a calentarse, ella lo miró y le dió una sonrisa de agradecimiento, cosa que aceleró el corazón de aquel chico, él por otro lado trató de calmarse pues la situación era totalmente anormal para él por lo que se le hacía difícil actuar de manera adecuada y su cerebro parecía no poder procesar la situación así que cualquier paso en falso podría dañarlo todo.

 

 Se mantuvo mirando al fuego por un rato al igual que ella, su semblante aparentaba ser tranquilo, pero en su interior había una tormenta de preguntas, quería tomar la iniciativa como el hombre extrovertido que era (o que creía ser hasta ese momento), pero dada la personalidad de esta chica no podía ser atrevido ya que podría ser contraproducente y era lo último que quería.



#31783 en Otros
#4401 en Aventura
#48132 en Novela romántica

En el texto hay: accion peligro, aventura romance

Editado: 25.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.