Luna de hielo.

10.Un ¿Simple Sueño? Y El Horror De La Realidad.

—¡Fred despierta! —Manfred se levantó de golpe y muy alterado, ella lo sostuvo de los hombros— Mírame, mírame —pidió ella asustada, él había comenzado a temblar de la nada y a moverse con fuerza a al punto de casi aplastarle las piernas— estoy aquí —Manfred parecía no recuperarse del estupor que la pesadilla le había provocado— oye —le tomó la mano y le dió un par de palmadas ya que según su madre esto ayudaba a hacer que una persona reaccionara— aquí estoy mírame —Manfred la miró y la abrazó de golpe— sólo fue un sueño..... ¿Fred?

 

—Déjame abrazarte un poco más —la apretó contra su cuerpo. 

 

—Está bien, —dijo ella acariciando el cabello de él, era notable que estaba alterado por algo— pero no me aplastes los pulmones.

 

—Lo siento —aflojó el abrazo y acomodó su postura para no lastimarla; tragó grueso al notar que su cara estaba directamente sobre los pechos de ella— ya me siento mejor —dijo soltandola de golpe y levantándose.

 

—Oye ¿a dónde vas? —preguntó al verlo irse a toda prisa.

 

—A orinar, vuelvo en un momento —dijo mientras se aproximaba a la naturaleza del lugar.

 

—Bien.... Yo iré por algo de fruta —se detuvo en seco cuando un escalofrío le recorrió el cuerpo.

 

—¡No! No vayas sola, espérame —a Liselot le pareció un poco extraña su reacción.

 

—De hecho pensé en pedirte que fueras a la playa a buscar cualquier cosa, ya sabes peces, cangrejos, ostras, Boss se quedará en el río a ver qué puede pescar, ya sabes a ver que podemos conseguir.

 

—No princesa, iremos juntos a esos lugares —insistió aunque no sabía si estaba sonando como un desesperado.

 

—Pero.... —Manfred ya se había perdido en el bosque.

 

 Y como había sentenciado Manfred minutos antes, fueron juntos a buscar frutas, luego a la playa por pescados ya que Boss necesitaba mantenerse bien nutrido para ayudar con la cicatrización de su herida.

 

 Así pasaron cuatro semanas, Manfred y Liselot se habían vuelto cercanos, era obvio que saltaban chispas, pero ninguno daba el paso, Boss había mejorado bastante; cojeaba pero por lo menos ya podía hacer más cosas por sí mismo, Manfred aún seguía con los sueños extraños, cosa que lo estaba afectando ya que sufría de insomnio y sufría de episodios de paranoia que en ocasiones y con mucho esfuerzo lograba controlar ya que Liselot no sabía sobre la situación. 

 

 Mejoraron el refugio y pusieron estacas alrededor para evitar estar demasiado expuestos, era cierto que Boss y Manfred hacían muchas cosas, ya casi se habían resignado a estar en ese sitio, habían aprendido a conservar carnes y otras cosas (Boss parecía saber mucho de esas cosas), buscaban frutas y hacían muchas cosas que poco a poco fueron haciéndose habituales con el pasar de los días; también notaron que aún cuando recorrieron la mayor parte de la isla no habían tenido ningún tipo de contacto con otras personas, no había rastro de que estuviese habitada.

 

 Hasta que un día Liselot había salido a caminar por la playa, quizás encontraría algo para comer, y un poco de sal de mar para cocinar la cena, tenía una cesta tejida (confección de Manfred y correcciones de Boss) pues detestaba el mal olor que dejaban las cosas en los bolsos de tela (que de paso eran todos de marca) ya había recogido muchas, ostras lo cual era genial porque ella amaba las ostras, ya tenía una colección realmente grande de perlas además de que las  conchas servían para muchas cosas, pero en esta ocasión algo le hizo poner los pelos de puntas, era el grito desgarrador de una mujer, corrió a ver qué era lo que pasaba ¿habían más personas en la isla?, se frenó en seco, dejó caer la cesta en la arena y se tapó la boca con ambas manos para no gritar, se trataba de una tribu de indios; en otro caso habría estado encantada de correr y tratar de hablar con ellos usando cualquier forma de comunicación posible, pero estos estaban masacrando a otro grupo de personas, probablemente de otra tribu, se quedó muy quieta y se puso detrás  de un par de grandes rocas, luego se fue al bosque donde había un cúmulo de roca y se escondió allí, comenzó a llorar al ver esa escena, nunca antes había visto tanta brutalidad en su vida (parte de las cosas prohibidas en casa eran las películas de violencia y terror) por lo que esto la había dejado en shock, pasó un largo tiempo hasta que...

 

—Princesa, ¿qué haces aquí? —preguntó Manfred quien venía con Boss.

 

—Cállense y agáchense —dijo en voz baja y casi parecía un susurro— es horrible, todos están muertos.

 

—Quie....

 

—Demonios —dijo al ver la terrible escena — canibalismo —dijo Boss con voz ahogada por el horror que aquello le causaba.

 

—Ellos se están comiendo....—dijo Liselot sin poder creerlo.

 

—La carne cruda de esas otras personas —completó Boss horrorizado.

 

 Todos se quedaron sólo mirando la escena, había una fogata y tocaban tambores, comían y bailaban como locos, luego de un rato salió uno más de entre los árboles (cosa que los alarmó en gran manera ya que si descubrían su refugio podría ser muy peligroso para ellos quedarse ahí por mucho tiempo), parecía molesto dijo algo que ninguno alcanzó a escuchar, el que parecía ser el líder discutió con él y luego se sentaron a comer, al terminar simplemente se fueron en sus canoas o eso parecían las embarcaciones en las que se estaban retirando.

 

—Debemos salir de aquí —Liselot balbuceaba una y otra vez fuera de sí misma, caminaba de un lado a otro sin rumbo—, debemos irnos.

 

—Detenla —dijo Boss a Manfred al ver que ella ahora corría hacia el interior del bosque— no sabemos si aún hay más aquí.

 

—Princesa espera un minuto por favor —se puso frente a ella y al ver su mirada perdida supo que aquello la había afectado muchísimo— saldremos de aquí, te lo prometo, pero ahora debes conservar la calma.



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En el texto hay: accion peligro, aventura romance

Editado: 25.10.2022

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