—Ahora tendremos que buscarla, gracias mocoso —dijo sarcásticamente, su enfado seguía ahí y él lo dejó claro.
—No es mi culpa, de seguro la espantaron tus gritos de loco —replicó él al instante, al final no todo había sido culpa suya.
—De seguro fue tu estupidez lo que la espantó, porque yo discutí contigo, no le hice nada a ella, no olvides que fuiste tu quien actuó como idiota hace un momento.
—Viejo Boss no olvides que me golpeaste frente a ella, pasar por esa situación y luego ver eso no es fácil.
—Tienes razón; entonces debería golpearte a voluntad ahora que ella no está —dijo mientras sonaba sus nudillos.
—No te emociones demasiado, tenemos que buscarla ahora, podría perderse.
—Es una niña lista, seguro estará bien, búscala y discúlpate yo iré a revisar la costa.
—Cuidate anciano —dijo mientras se alejaba de aquél hombre.
Manfred se dedicó a buscarla en silencio porque sabía que ella podría esconderse al escucharlo acercarse y eso no sería conveniente, sus sentidos se encontraban muy sensibles quizás porque esa situación en específico le recordaba a una de las escenas más recientes de sus incontables pesadillas recurrentes. Él evitaba los sitios que había visto en sus sueños como si hubiese caminado toda su vida por aquellos parajes desolados.
Pasaron cerca de quince minutos y ella no aparecía, no estaba en ningún sitio o área que solía frecuentar, cosa que estaba comenzando a preocuparse, la desesperación comenzaba a dar vueltas en torno a él y lo molestaba por momentos y luego se retiraba para posteriormente repetir este mismo patrón de comportamiento casi de manera compulsiva.
—¿Dónde te metiste princesa? —pensaba mientras la buscaba por todos lados— sólo espero que no esté en peligro.
Manfred sentía todo ir en cámara lenta, por lo que sentía una inexplicable y desagradable sensación de que algo malo pasaría, era la misma sensación que tenía en sus pesadillas y que le cortaba la respiración en las mañanas, sacudía su cabeza intentando deshacerse de aquella sensación, pero cada segundo que pasaba hacía todo más y más intenso haciendo que sufriera de manera inesperada un ataque de ansiedad y algo de taquicardia, eso no era normal por lo que no sabía cómo manejarlo del todo, seguía buscando con más prisa, sin embargo,no la encontraba, estaba jadeando y por desesperación terminó estrellando sus puños contra un árbol muy grueso que hizo sangrar sus nudillos debido a que tenía cosas punzantes (parecían púas gruesas) en la corteza exterior que cubría tronco, pero no sintió ni una pizca de dolor aún cuando varias de estas púas habían quedado incrustadas en su piel, terminó yéndose luego de resoplar notablemente frustrado, ¿qué demonios le estaba pasando? ¿Qué era toda esa ola de sensaciones que estaba teniendo? ¿Dónde estaba ella? ¿Estaba bien? ¿Y si estaba en peligro? ¿Y si algo le pasó? ¿Y si ya era demasiado tarde? Estas y muchas otras preguntas le torturaban a medida que pasaba el tiempo y no había una respuesta clara para ellas así que se repetían una y otra y otra y otra vez sin parar, sin piedad y causando un completo desequilibrio en su interior.
Mientras tanto Liselot había decidido irse, no sabía a dónde ó cómo, pero debía alejarse de ellos, al menos hasta que se pusiera el Sol, ya se había perdido muchas veces así que tenía muchos caminos marcados para volver al refugio, sentía la presencia de alguien ó algo a su alrededor, miraba a todos lados, de pronto escuchó a alguien llorar, se acercó poco a poco y descubrió que se trataba de un niño de unos diez quizás once años, ambos se quedaron quietos como esperando que uno corriera para que el otro pudiese correr en dirección contraria, Liselot reaccionó y miró a todos para ver si había alguien más cerca de ese sitio, pero no había nadie,en su interior sintió alivio porque eso significaba que probablemente no había peligro inminente, ahora sólo debía ser cuidadosa a la hora de llevarse al pequeño al refugio pues como lo había mencionado Boss antes era posible que aún quedaran caníbales en la isla, él pequeño parecía muy afectado se acercó lentamente a él, pero el niño retrocedía en la misma medida hasta que un árbol bloqueó su avance dejándolo acorralado.
—¿Estás bien? —se acercó al niño quien comenzó a decir cosas en un idioma desconocido para ella, pero a juzgar por la situación en la que ambos estaban era como si le rogara por su vida— tranquilo no te haré daño —el niño se arrodilló mientras seguía suplicando, ella se arrodilló frente a él y acarició su cabello el niño alzó la mirada y ella acarició sus mejillas, esta vez pareció entender que ella no pretendía lastimarlo— vámonos de aquí —tomó al niño de la mano quien afortunadamente la siguió sin resistencia.
Una nube realmente oscura tapó al Sol haciendo que todo se oscureciera de manera drástica él niño se aferró a la manos de ella; no conseguía las marcas por más que las buscara, lo que quería decir que ó estaba demasiado lejos del refugio (más de lo habitual) ó nunca había estado en ese lugar y eso obviamente no era buena señal, una sensación muy familiar se apoderó de ella.
—Tengo un mal presentimiento, pero ¿por qué? —se preguntó mientras sostenía al niño de la mano, él continuaba siguiendola en silencio— vámonos rápido, ¡Boss, Fred! —gritó ella a todo pulmón, el niño se sobresaltó, dió un tirón y salió corriendo, ella lo siguió, él subió a un árbol, Liselot también subió con mucha dificultad— oye, ¿porq....
—Shhhh —el niño parecía asustado así que se quedó muy quieta.
Manfred (por otro lado) se había adelantado en el bosque para buscar a Liselot por orden de Boss (que se había ido a revisar la zona) cuando de pronto se oscureció el bosque y la temperatura bajó, un escalofrío recorrió su cuerpo y sintió la misma sensación que lo invadía en sus extraños sueños, se apresuró a buscarla, pero no se atrevía a gritar su nombre, se estaba comenzando a desesperar cuando....