—¡Exacto! Boss eres un genio, debemos construir una casa en la playa, podríamos turnarnos para vigilar, así tendríamos más horas disponibles para ver si logramos pedir ayuda.
—No debe ser nada muy grande, sería sólo para dormir —sugirió Boss y los demás asintieron.
—Puedo encargarme de eso —dijo Manfred dibujando en su mente el diseño de la casa en la playa.
—Te ayudaremos…. porque dudo que quieras dejarnos solos con esas cosas sueltas por ahí —dijo al ver que Manfred estaba a punto de replicar.
—Tienes razón, yo creo que es lo más seguro para ustedes —no podía negar que ella tenía razón en ese aspecto.
—Genial, desde mañana comenzará la obra —decretó Liselot y Manfred acató la órden de inmediato.
—Muy bien, pero debemos darnos prisa —dijo Manfred tratando de simplificar los planos que tenía en mente para el proyecto— si queremos salir pronto de este lugar.
—En ese caso debemos descansar para que mañana el trabajo no nos fatigue —dijo Boss mientras se levantaba.
—Tienes razón, no queremos que nadie se rompa un hueso —apoyó Manfred quien se levantó para caminar hacia su tienda.
Se acostaron a dormir todos, el niño durmió con Manfred ya que a él no le agradaba la idea de que durmiera con Liselot, ella estaba cómoda dentro de sus sábanas que la protegían del frío, estaba entre dormida y despierta cuando un sonido la hizo sobresaltarse así que se levantó a investigar que era, caminó descalza y en puntillas; sus habilidades ninjas se habían vuelto muy buenas después de pasar los primeros dos meses.
—¿Boss, —dijo ella con notable alivio en la voz— qué haces?
—Niña, vé a dormir —le dijo muy serio y con mirada asesina al verse descubierto por ella mientras afilaba un cuchillo— ahora.
—¿Todo bien? —algo no se veía bien en la escena— ¿necesitas algo? —de la nada el ambiente se sentía muy oscuro.
—Sólo vete a dormir —se dió media vuelta dejando ver la hoja de un cuchillo que tenía en la mano con expresión amenazante— ¡obedece de una buena vez! —parecía que estaba a punto de explotar.
—Como digas —no entendía lo que acababa de pasar, pero su vida era más importante que averiguar eso— Boss, sólo cálmate —se fue sin darle la espalda.
Volvió a su alcoba improvisada, pero no lograba dormir, era un sitio un poco espacioso (Manfred por alguna razón le había dado el sitio más grande a ella) así que sólo se sentó en silencio tratando de procesar la información y la situación, ella nunca visto a Boss actuar de esa forma, algo estaba mal, algo no encajaba en él, muchas teorías comenzaron a cruzar por su mente, no quería creer nada de lo que estaba pensando, pero su mente completamente analítica comenzó a atar cabos de cosas que nunca habría pensado de aquél hombre amable.
—¿Por qué no estás dormida? —una voz masculina se dejó oír cortando el silencio inmaculado que había en la alcoba.
—¡Fred, eres tú! —dijo ella sobresaltada.
—¿Esperabas a alguien más? —preguntó arqueando una ceja irónicamente.
—Gracias al cielo —balbuceó y se acercó para abrazarlo, cosa que a él no le molestó, pero si lo sorprendió.
—¡Wow! —dijo al tenerla en sus brazos— ¿estás bien? —dijo notablemente alarmado, ella nunca había estado así antes, algo o alguien la había asustado terriblemente y de nuevo él no había estado ahí para protegerla, trató de esconder su preocupación— Estás temblando ¿tienes frío? ¿quieres alguna sábana?
—Fred, es Boss —Manfred se paralizó, ¿qué era lo que había pasado? ¿por qué ella estaba así después de ver a Boss—, él está actuando muy extraño, hace un rato me levanté porque escuché un ruido, y lo encontré y él....
—¿Te tocó? ¿Te hizo algo? —su voz cambió a un tono bastante serio, en su interior la rabia estaba luchando por desatarse dentro de él, se mordió la lengua y se tragó la rabia soltando un profundo suspiro— princesa si te hizo daño yo....
—No, Fred —lo interrumpió, se acurrucó en los brazos del chico que no se molestó en resistirse— él sólo me amenazó con un cuchillo así que me fuí, pero ahora tengo mucho miedo.
—¿Qué hizo qué cosa? —el pequeño hilo que lo mantenía calmado se rompió— no te preocupes princesa yo te voy a cuidar, confía en mí.
—No sé qué pasó; nunca lo había visto actuar así —quizás estaba exagerando, pero aquello había sido una amenaza muy clara.
—¿Un cuchillo? No suena a algo que haría el viejo Boss —pensó para tratar de no alterarse más–. Seguro no es nada, tranquilízate.
—Lo sé, pero mientras más lo pienso menos me parece un incidente aislado, ¿y si nos ha estado mintiendo? ¿No recuerdas cómo reaccionó con el niño? ¿y si en el futuro nos ataca? —dijo Liselot mirándolo a los ojos.
—Princesa, no creo que sea para tanto —trató de calmarla ya que no quería que se hiciera ideas que no eran.
—Piensalo Fred, cuando lo sacaste del agua no estaba vestido ni como mayordomo y mucho menos como huésped. Mi padre hizo que nos dieran un recorrido por todo el crucero y no lo ví, mi padre conocía a muchos ahí y conocimos a muchos más y no estaba ahí, nunca lo había visto hasta que lo rescataste y nos encontramos aquí.
—¿Y a mí me habías visto antes? —preguntó con tono vacilante.
—Creo haberte visto un par de veces en el casino —dijo tratando de hacer memoria—,el punto es que en cualquier sitio lo hubiera visto aunque sea una vez, porque es un hombre bastante grande y un hombre así no es fácil de ignorar.
—Pues en eso tienes razón, creo que algo no cuadra en el panorama —murmuró volviéndola a abrazar.
—Fred, tengo miedo —se acurrucó en su pechotote nuevamente.