Es el quinto día del curso y el último día de clases de la semana.
Me levanto con una gran sonrisa en el rostro porque aunque parezca mentira con todo lo que ha pasado desde el fin de semana, me estoy acostumbrando al ambiente, las miradas y a vivir rodeada de naturaleza. Selene y Daiki tenían razón, tras el período de aclimatación todo va como la seda.
Salto de la cama y voy directa al armario a buscar unos vaqueros cortos al estilo rockero con pequeños detalles de tachuelas y una camiseta de una de mis artistas favoritas, Lady Gaga. Me observo en el espejo del armario y vuelvo a sonreír, hoy me veo fantástica.
Mi largo y oscuro cabello cae sobre mis hombros ligeramente alocado. Miro mi rostro y analizo cada elemento que lo compone: unas cejas finas ligeramente más claras que mi pelo, unos ojos rasgados azul oscuro, una nariz recta, pómulos marcados, labios finos y una piel clara decorada con pequeñas pecas.
Mientras me visto analizo también que todo en mi cuerpo esté como debe estar. Mi piel se ha bronceado ligeramente en la zona de los brazos y las piernas, lo que me da un estilo más campestre. Mi abdomen sigue plano y ligeramente musculado a pesar de que hace un par de semanas que no realizo ejercicio alguno. En cuanto me pongo el pantalón corto me giro para analizar cómo se acopla a mi trasero.
—Bueno, podría ser peor —no soy una chica con demasiado volumen en esa zona. Mi culo es pequeño y respingón.
Tras unos rápidos toques a la puerta, mi prima entra sin que me de tiempo a responder.
—¿Lista para el último día de clases de la semana? —pregunta —¿Todavía estás así? Venga, ponte algo y baja a desayunar, no he visto persona más lenta en mi vida, de verdad que... —sigue murmurando a pesar de que ha salido de la habitación segundos después de realizar la segunda pregunta.
Sonrío por la corta visita de Selene.
—Está como una regadera —digo mientras me pongo la camiseta.
............
Las primeras dos clases han transcurrido con normalidad. Dai y yo hemos seguido sentándonos juntos y hablado por los codos durante cada clase en la que coincidimos, por lo que ahora tenemos mayor nivel de confianza y creo que puedo afirmar que va a ser el primer amigo que haga en Rock Haven.
—¿Te vienes a desayunar con nosotros? —pregunta como ha hecho durante toda la semana a la hora del almuerzo.
—No gracias, he quedado con Selene, hacía años que no nos veíamos por lo que seguimos aprovechando cada momento que tenemos para estar juntas —le doy un corto abrazo antes de alejarme hacia el baño.
Pensaba que iba a costar me encontrar un baño libre a la hora del almuerzo, pero por suerte todos los aseos están vacíos, así que acabo por escoger el último.
Mientras estoy en el baño oigo abrirse la puerta que da al pasillo y seguidamente los pasos de un par de personas caminando hasta los lavabos.
El agua empieza a brotar del grifo.
—No la soporto —es la voz de Anya. La reconozco con facilidad por que tenemos varias clases en común y suele prestarse voluntaria para corregir a los alumnos cuando estos cometen algún error.
—No entiendo por qué, no la conoces.
—¿Qué no la conozco? No seas idiota, es la típica, te lo digo yo. La nueva viene haciéndose la buena y empieza a entablar conversación en busca de falsa amistad con tal de tirarse al tío que quiere.
—Dai no dice lo mismo, Anya —la otra voz pertenece al otro miembro femenino del grupo con cuyo nombre no consigo quedarme —dice que cuando habla con él nunca pregunta por Everett, ni una sola vez y que es una buena chica.
Está claro que hablan de mí.
—Daiki es demasiado inocente y no se entera de nada, podría intentar asesinar a alguien y seguiría considerándola una santa.
—Será inocente, pero no es idiota —dice recalcando la palabra, haciendo referencia al anterior insulto de su amiga.
—Trama algo, lo sé, y aunque no lo hiciera... no nos acercamos a los demás por algo, si alguien se enterara de nuestro secreto acabaríamos muertos, o quién sabe, algo peor.
—An, siento decirte esto con tanta claridad, pero estás bien jodida porque Everett no te ha hecho caso nunca, salvo aquella noche, y esa chica...
—Cierra la boca o te la cierro yo— responde agresiva Anya.
—Ponte como quieras, prefiero decirte la verdad.
—Everett me hace el caso que yo quiera, ha estado recogiéndome toda la semana, hemos ido en moto y luego hemos pasado toda la tarde juntos.
Me siento realmente incómoda escuchando esta conversación, pero no me atrevo a salir del baño.
—Everett te lleva porque se te ha estropeado el coche y se comporta bien contigo porque formas parte de la manada.
"¿Manada? ¿Así se llama su grupo?"
—Deja de joder, a Everett le gusto, lo noto.
—Sí, y por eso besó a Gaia Relish el sábado, ¿no? Mira... Hay otros chicos, deja de obsesionarte con él y busca a alguien que te pueda corresponder.
—No sabemos si eso es cierto, que lo digan unos niñatos no lo hace real.
—Bien, sigue en tus trece, sólo conseguirás que te hagan daño.
La puerta del baño se abre de nuevo y las voces se van disipando hasta desaparecer.
"Está completamente obsesionada con Everett" mi cabeza no para de darle vueltas a la conversación y a mi actitud cobarde: "¿por qué no has salido ahí Gaia...? " y lo más importante: "¿de qué secreto hablan?".