Luna de lobos

Capítulo 11

Me despierto eufórica, con una sonrisa estúpida grabada en el rostro, como si literalmente lo viera todo de color de rosa. En este momento es casi todo perfecto, el chico al que veo es maravilloso, las clases me van bien, mi hermano cada vez parece más feliz y yo me encuentro flotando en una mágica nube de felicidad.

"No sé cómo he conseguido aceptar que mi... Bueno, Everett, es un hombre lobo y no sólo eso, si no que toda su pandilla lo es. ¡Pero me alegro tantísimo por ello!" pienso antes de saltar de la cama.

-¡Y pensar que hace un par de días estaba aterrorizada y deprimida! -exclamo mientras me estiro.

Es curioso como todo puede cambiar drástica y rápidamente. Hace muy poco tan sólo pensaba en cómo sacar a Nigel del peligroso hábitat de lobos al que le había llevado en mi ignorancia y ahora... No creo que haya lugar más seguro. ¿Quién podría protegerle mejor que un grupo de poderosos hombres y mujeres lobo?

Apenas he dormido y quizá sea por mi positivo estado de ánimo pero no me importa, las clases de hoy se presentan ante mí como un nuevo reto al que pienso enfrentarme con confianza.

La alarma del móvil empieza a sonar. Lo cojo rápidamente y deslizo el dedo por la pantalla para detenerla.

Un mensaje de Everett aparece en la barra de notificaciones en la parte superior del andriod.

De nuevo esa sonrisa.

Espero por mi bien que nunca me haya sorprendido poniendo esta cara. Utilizo la cámara del móvil para observarme y no puedo evitar resoplar divertida. Tengo total cara de adolescente embobada por un chico. ¿Cómo voy a fingir que no ha cambiado nada en mi vida si sólo con un mensaje o con pensar en él mi rostro se transforma en un reflejo de mis sentimientos? Sólo falta que aparezcan a mi alrededor flechas parpadeantes y corazones señalándome.

Leo el mensaje de Everett:

E: ¿Quieres que cenemos juntos en el bar? Hoy no termino tan tarde de trabajar pero tengo que quedarme para supervisar al chico nuevo.

G: Me parece que tengo un huequito en la agenda.

E: Con que un huequito... Poca vergüenza. Lo estás deseando.

G: Más quisieras. Te veo esta noche porque si seguimos hablando conseguirás que llegue tarde a clase.

E: De acuerdo. Ah y que sepas que no se me olvida que te prometí hacer planes fuera del bar. La próxima vez te llevaré a mi casa. Quiero que veas unas cosas.

G: Estoy segura de que si me llevas a tu casa es porque quieres que vea algo...

E: Malpensada. Nos vemos esta noche. Un beso.

Dejo el móvil a un lado porque sé que si contesto no acabará la conversación.

Me visto con unos vaqueros y una camiseta hippie que suelo ponerme cuando estoy de muy buen humor.

Al salir de la habitación encuentro a Selene. La luz que se filtra por los ventanales de la casa todavía es tenue a estas horas, a pesar de ello puedo ver las marcadas ojeras de mi prima y una sonrisa similar a la mía. Mira el móvil fijamente mientras sus dedos se mueven deprisa escribiendo y respondiendo una serie de mensajes que no dejan de llegar.

-Parece que alguien no ha dormido muy bien -digo sobresaltándola. Está tan absorta con el móvil que ni se ha dado cuenta de mi presencia en el pasillo.

En cuanto llega hasta mí cubro sus hombros con mi brazo.

-He estado hablando con... -se interrumpe de golpe y baja la voz-ya sabes. Sigo sin querer que papá y mamá lo sepan.

-Tranquila, te entiendo. ¿Marcus sigue durmiendo? -pregunto. La adolescente asiente. Es el día libre de mi tío, pero suele levantarse a correr temprano, por lo que me sorprende que todavía no haya salido de casa. -Yo tampoco he dormido apenas.

Selene sigue estando tan guapa como siempre a pesar de su evidente cansancio. Tiene su aire de niña buena con un toque rockero, algo que tal sólo ella puede conseguir. Es un estilo que yo llamo rock angelical.

-No se nota -responde -hoy vas muy colorida. ¿Estás de buen humor? -pregunta.

- Sí, estoy de un humor excelente.

-Entre el fin de semana encerrada en tu habitación y ayer que estuviste ensimismada todo el día, parecía que vivías en otro mundo. Me alegro de que estés más animada.

-Sí, no he pasado unos días muy buenos pero oye... ¡Lo pasado pasado está! -observo la mirada evaluadora de mi prima -tranquila, estoy bien y el fin de semana, como bien sabes, no me he encontrado muy allá, dolor de cabeza, estómago... Habrá sido un virus de los que corre por el instituto. No tienes nada de qué preocuparte.

Selene parece quedarse más tranquila con mi respuesta y sonríe. En ocasiones odio que me conozca tan bien, sabe perfectamente cuando ocultó algo y me cuesta dios y ayuda convencerla de lo contrario.

&
 


 

Los nervios vuelven a florecer en mí cual flores en primavera. No me había parado a pensar que asistía a un instituto con más hombres y mujeres lobo y que no a todos les caigo igual de bien, de hecho... ¿Para qué mentir? Hay dos que no me soportan. 
 




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