Subimos al coche como si nos estuviera persiguiendo el mismísimo diablo y arranco con prisa dejando las huellas marcadas de las ruedas en el asfalto.
—Mis padres habrán oído el coche, sabrán que pasa algo.
—Para, necesito silencio, por favor.
Mi prima aprieta los labios contrariada pero no me importa lo más mínimo, en estos momentos lo único que me preocupa es llegar a casa de Everett sin incidentes y alejar a Anya y a Luca lo máximo posible de la casa de mis tíos.
—Vas muy deprisa.
—¿Crees que no lo sé? —pregunto cortante. No necesito que me recuerde que estoy conduciendo muy por encima del límite de velocidad, mi madre murió en un accidente de coche y tengo claro que lo que estoy haciendo es extremadamente peligroso aunque no tanto como ir al bosque y que intenten destriparte un par de hombres lobo. Lo que necesito es que se tranquilice y me deje relajarme a mí también.
Ambas nos miramos intensamente durante unos segundos hasta que desvío la mirada hacia el frente. Aprieto la mano que sujeta el volante hasta que mis nudillos se decoloran volviéndose de color blanco.
A la velocidad que vamos llegamos a casa de Everett mucho más rápido de lo esperado. Hago sonar el claxon antes de bajar del vehículo y eso unido al frenazo en la entrada hacen salir a Everett ipso facto. La puerta se abre y un Everett descamisado aparece tras ella, secándose el pelo con la toalla y cara de preocupación.
—¿Gaia, Selene? ¿Qué está pasando?
—¿Podemos entrar? Es urgente, tus chicos han intentado matarme.
—¿¡Qué!? —exclama.
Los tres entramos en casa de Everett.
—¿Estáis bien? —él cubre mis hombros con su brazo y me acerca hacia él pero yo me separo rápidamente, necesito espacio ahora mismo, estoy nerviosa y la adrenalina recorre mis venas, además temo hacerle daño a Everett. Él me mira extrañado pero sigue intentando tranquilizarnos —sentaos y contadme lo que ha pasado.
Selene se sienta todo lo lejos de Everett que puede, le mira casi con tanto terror como a los lobos.
—Lo primero que debes saber es que dado que Selene ha llegado en el momento en el que iban a matarme es consciente de que hay seres sobrenaturales y de que tu eres un hombre lobo. Lo segundo es que he tenido una pequeña conversación con Anya.
Everett se rasca la cabeza e inspira profundamente.
—Selene, no te preocupes, no voy a hacerte daño y ahora que sé esto nadie os lo hará. Dime... ¿Cómo que habéis hablado Anya y tu? ¿No ha intentado matarte?
—Sí, Luca a aparecido directamente como hombre lobo, en pleno bosque, cerca de mi casa. ¿Y si llego a estar con mi hermano? ¿Y si llegan a matar a Selene? —muevo la cabeza y deshecho la idea —Anya en cambio estaba con su típica expresión de superioridad, me dijo que no confiaba en que guardara el secreto y tras esto se disculpó. Lo siguiente que vi es a una loba enorme planeando juguetear conmigo, bueno nosotras, con su compañero de juegos.
Everett gruñe tras oírlo.
—¡Les di órdenes directas acerca de esto, eres intocable, toda tu familia lo es! —dice entre dientes.
—No es culpa tuya —afirma Selene.
—Sí, sí lo es, soy su alfa, lo que yo digo es ley y me han desobedecido. Pagarán las consecuencias. Id a casa tranquilas, esta vez me aseguraré de que entiendan el mensaje. A partir de mañana id con los demás chicos, os protegerán.
—¿Quieres que vayamos con los tíos que forman parte de la manada que ha intentado matarnos?
—No. No lo ha intentado la manada, lo han intentado dos estúpidos que forman parte de ella y a partir de esta misma noche serán apartados de la misma. Vosotras debéis uniros, necesitáis protección, dos humanas que conocen nuestro secreto son un blanco fácil como habéis podido comprobar.
—Sobre eso... Everett, ¿no te preguntas cómo hemos podido escapar dos humanas del ataque de dos lobos?
Frunce el ceño.
—Yo... He estado tan centrado en su desobediencia y en lo que han hecho que no he caído en cómo habéis llegado hasta aquí... Perdonadme.
—La electricidad recorría mi piel, nunca he sentido nada igual, al menos no con tanta intensidad y esa sensación se ha ido acrecentando hasta convertirse en energía física—me interrumpo intentando ordenar mis ideas — Durante esos instantes hemos sido una, he sentido todo lo que Selene ha sentido y a la inversa... Ha sido la experiencia más mágica de mi vida, nunca pensé que podría vivir algo así. La cuestión es que convertimos nuestra energía en una onda expansiva física tan fuerte y amplia que lanzó a dos hombres lobos por el aire y nos dio suficiente tiempo para escapar.
—Pero eso... No es posible, no sois brujas, ni hechiceras, es del todo imposible —Everett se levanta de la butaca y camina de lado a lado del salón, un salón gratamente mejorado —vosotras... —se rasca la cabeza observándonos —¿Queréis respuestas no es así?
—Así es —afirmamos al unísono.
—No tengo lo que buscáis, al menos no de momento. No había oído hablar de algo así hasta este instante pero intentaré averiguarlo —le dedico una mirada agradecida y Everett me sonríe de vuelta antes de añadir en tono paternal —Vamos, os llevo a casa, mañana tenéis que ir al instituto.