Luna de Lunas

1. Un nuevo comienzo

Shyllen y Kaliza

Soy Shyllen Arthisa Luter, tengo 17 años “humanos”, en años lobo 149, pronto cumpliré 150, edad en la que somos considerados adultos.

Los licántropos o lobizón, somos seres que envejecemos muy lentamente, mis cambios físicos culminarán cuando cumpla 250 y mi apariencia se mantendrá como si fuera una humana de 25 años.  

Vivo en un resguardo para lobos sin familia, nací una época en la que las mujeres éramos consideradas cosas u objetos inservibles. Fui la primogénita del alfa de una manada de lobos, pero mis padres me desecharon como basura.

El resguardo está dividido en dos bloques, uno para hombres y otro para mujeres. Los hombres lobos omegas no eran considerados dignos de una manada y tenían el mismo destino que nosotras.

Nadie quería un débil en la familia, éramos un problema en tiempos de guerra, acá nadie se iba a detener a cuidar o proteger a una mujer o un omega, para ellos solo éramos un estorbo.

La pareja destinada luna o mate, no tenía otro valor diferente al de concebir al próximo alfa o beta. En la manada no era considerada importante, menos ante sus parejas, seres faltos de corazón y cerebro para ver más allá de lo que su nariz le permite.

Lo bueno de crecer en este lugar fue conocer a mi bella amiga y hermana, no de sangre, pero sí de vida. Ella también fue desechada y tenemos la misma edad, su nombre es Kaliza Maure, una mujer lobo muy hermosa e inteligente, algo testaruda, malgeniada, pero sincera y leal.  

─Shyllen, ¿¡otra vez con ese diario!?  Llevas como mil intentos de plasmar nuestra historia de vida en un pedazo de papel. ─Hago un puchero por las palabras de mi amiga, ella solo ríe desde el umbral de la puerta ─hermana mía, eres muy insistente en eso de escribir una historia que no significa nada para nosotras.

 ─Lo sé. Deja de apuntarme con ese dedo, quizá y tiene balas. ─Me quejo.

 ─Entonces deja y retiro el seguro ─Hace un movimiento raro con las manos, es como si cargara el arma, me apunta y escucho un pum, pum salir de sus labios y luego sopla la punta de sus dedos. Me arrojo a la cama con los brazos extendidos. 

─¡Mi caída fue fantástica! Puedo decir que soy excelente actriz  ─Hablo retomando sonriente mi posición de indio.

─¡Dame ese pedazo de cuaderno! Debes entender que esto   ─agita mi diario  ─es cosa del pasado, ya nada es igual. Hace más de 120 años que las cosas cambiaron, todo gracias al nuevo Alfa de Alfas.  ─Me recuerda.

─Sé que es verdad.  ─Expreso sin emoción.

─No podemos olvidar que para el mundo nosotras estamos muertas y de eso ya hace tiempo.   

─Es algo que entiendo. Pero, este pedazo de papel como lo llamas, me recuerda que una vez existí y tuve una familia. 

─Familia que nos despreció, familia que no dudo en abandonarnos en este lugar, una familia que prometió volver ¿pero volvieron?  ─cuestiona con enojo.

─Sabes que sí   ─contesto con voz apagada y cabizbaja.

─ ¡Claro que volvieron! Cuando teníamos solo 10 años ¿sabes por qué volvieron? ─ observo como Kaliza trata de ocultar sus emociones. Su silencio se rompe de manera cruda e imponente.─ Para reiterar que nos desprecian, que nunca nos quisieron y que no éramos parte de su perfecta familia... Para eso volvieron ─sus palabras son cargadas de odio, de dolor, de tristeza, pero lo más importante, son cargadas de verdad, una verdad que aún me duele admitir.

─¡Tranquila! Ya me quedo más que claro  ─es mí corta respuesta.

─Sí, como todas las veces en las que te he dicho lo mismo ─ dice colocando sus manos en la cintura.

─Mira Shy, eres mi hermana y te amo como a nada en este mundo. Pero es hora de ver la realidad, una realidad que, en solo tres días, será mejor ─con un apretón de manos y su voz tan calmada, hace que le agradezca el doble a la vida por tenerla a mi lado.

─¿Crees que la vida fuera de este lugar, será mejor?  ─me atrevo a cuestionar.

─¡Claro! ─Dice mi hermana con entusiasmó  ─ No solo mejor, será grandiosa   ─una gran sonrisa ilumina su rostro.─Piensa que ahora somos libres. Viviremos las dos en un apartamento. Nos toca trabajar para mantenernos, pero sé que juntas lo lográremos ─ver su cara de emoción, hace que piense en cumplir todos mis sueños junto a ella. Soñamos con ser instructoras y tener la mejor academia de artes marciales mixtas, una academia que brinde las mismas oportunidades a mujeres y hombres, sin importar su rango en una manada o linaje de ser sobrenatural. Antes debemos completar nuestro entrenamiento.

 

Hace un mes cumplimos nuestra mayoría de edad, edad que nos permite trabajar y salir de este lugar, en pocas horas debemos irnos. Confieso que nos es fácil…

─Shyllen, acompáñame, quiero que juntas recorramos por última vez, este lugar.─Voy cogida del brazo de mi hermana, siento un nudo en mi pecho, son tantas cosas, tantos recuerdos, tantas noches que soñé con ser rescatada por un príncipe, ese príncipe cabalgando un corcel blanco y espada en mano, ese príncipe al que pudiera llamar padre….

─ Te compro esos suspiros. ─ No creo que los quiera vender, contesto levantando mis hombros, mi hermana solo niega con un movimiento de cabeza y una sonrisa apagada.




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