Luna de Lunas

4.Demonio angelical

Escucho atenta cada una de las palabras, pero mi cuerpo no responde, siento que cada partícula se quedó sin fluido sanguíneo. En toda mi vida solo he tenido una hermana ¡una excelente hermana! Recuerdo que cada vez que me invadía la tristeza, ella lo sabia y solo golpeaba su cama en señal de apoyo. Fueron muchas las noches que me acuno en sus brazos, siendo ella mi más grande sostén…

Siento que, si me levanto caeré cual bola de helado derretido al piso, no puedo con tantas emociones. No sé que pensar ¿si es una trampa? ¿si ellos los enviaron? ¡Diosa Luna, dame sabiduría! No me quiero equivocar….

Veo de reojo a mi hermano y es muy atractivo, tiene un sentido del humor muy parecido al mío. Quiero correr y abrazarlo, decir que estoy viva, que soy lo que busca, pero detengo mis conmociones, no puedo cometer un error, no debo confiar, ellos son el enemigo.

¡Todo están injusto! Esos seres que me dieron la vida no tienen corazón. No era la forma de enterarme que tengo un hermano ¡bueno! Pretender que esos desagraciados me contarán sería ilógico. ¿Pero si estamos confundidas? Sí ellos no son nuestros hermanos y solo mal interpretamos la situación, creo que lo mejor es preguntar.

Respiro profundo y con el poco valor que me queda los llamo.

─ Chicos ¿cómo es el nombre completo de sus hermanas? ─ por poco Shyllen se queda sin las esferas de sus ojos, ante mi sorpresiva pregunta.

─ Según el registro que encontramos, mi hermana fue nombrada como Azul Abad ─ ¡Mierda!¡mierda! es mi pensar, pero lo reafirmo al escuchar el nombre real de mi hermana, salir de los labios de Varick.

─ Mi hermana fue llamada Nalya Meyer ─ veo a Shyllen y ella esta igual o más anonadada que yo. Ninguna esperaba esto, aunque lo sospecháramos…

Logramos actuar normal y salir bien libradas del maravilloso desayuno.

Quedamos de vernos y compartir por lo menos el tiempo que ellos estarán en la ciudad. Pero con la determinación de no revelar nuestro secreto, no hasta estar seguras de sus verdaderas intenciones.

 

Al llegar a casa, tomo de la mano a Shyllen, la dirijo a su cuarto y sin darle tregua, retiro su collar, de manera automática su verdadera apariencia queda al descubierto.

─ ¡Eres igualita a Varick! ─ digo llevando mis manos a la boca por el asombro. Ella despliega una sonrisa y me pide que retire el mío. El reflejo del espejo me muestra mi realidad, soy la versión femenina de Antoine.

─ Dame eso, recuerda la recomendación de Milena ─ hago un gesto de malestar ante las palabras de Shyllen. Con un gesto de amargura coloco el collar en mi cuello.

─ No olvides que no podemos pasar más de un minuto sin él, de lo contrario nos encontrarán. ─ con esas palabras mi hermana se retira y desde la concina dice que a mi me toca el resto de la casa. Zapateo fuerte, ¡es que odio arreglar la casa! ─ solo quería hacer pereza, digo con voz de consentida.

─ Hacer pataleta no te servirá, así que muévete ─ está bien esposa, contesto con resignación.

Desde que ella empezó con sus cuidados, decidí llamarla esposa y ella me llama igual. Es muy cómico ver la cara de la recepcionista de la clínica cuando Shyllen me llama, ella siempre dice que es mi esposa y la chica se sonroja cuando le pregunto qué quién me llama, sé que es mi hermana. Solo lo pregunto para ver como tartamudea diciendo su- su es-esposa señorita Kaliza. En verdad que eso me divierte…

 

Mi trabajo en la clínica es una pesadilla, el área de urgencias es sofocante, acá todos se quejan, todo huele a orín de chivo muerto ¡no sé como huele! Pero supongo que esa seria la descripción más acertada. Pero lo que más odio es a la bruja de la coordinadora médica, es una mujer detestable en todo el sentido de la palabra ¡claro! Es bonita como todo ser sobrenatural, pero su actitud es un asco.

Hablando de la diosa de la amargura… ¡Recuerda Kaliza, no la puedes matar! Me mentalizo y suspiro.

─ Usted niña ¿es que no tiene nada que hacer? ¿piensa estar con esa escoba todo el día? ¿o es su medio de transporte? Recuerde que hay parqueadero para los vehículos, más para los empleados ─ hago puños mis manos y respondo muy divertida

─ ¡Tranquila doctorcita! Prometo tratar con delicadeza su vehículo ¿Dónde se lo parqueo? Es que pensé que yo podría volar en estas cosas, pero creo que se le facilita más a usted ─ la muy infeliz se acerca con la intensión de abofetearme, pero una mano se lo impide.

─ ¿Qué creé qué está haciendo? ─ solo puedo observar la estructura trasera de lo que es un cuerpo masculino perfecto, ¿¡espero que su rostro sea digno de semejante lumbrera!? Pienso en lo que paso saliva ante tal escultura.

─ Joven Belzhur ─ escucho saludar algo intimidada a la tipa, ya que la perfecta espalda frente a mí, no me permite ver el rostro de la bruja.

Su voz es de autoridad, se gira y siento que estoy en el infierno, pues solo los demonios logran tal perfección.

─ Señorita ¿se encuentra bien? ─ No ─ digo entre boba e idiota, estoy en la nebulosa, ¡Diosa Luna, escúpeme donde está el molde de este hombre! Así me diseño unos cuantos. Pienso perdida en su mirada, pero su voz me devuelve a la realidad.




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