En este mes la amistad con los chicos es grandiosa, cada día siento que mi amor por mi hermano crece como las olas del mar en plena tempestad. Él es un hombre maravilloso y sé que será el mejor de los Alfas. Espero que logre perdonar a su padre, a nuestro padre y así pueda ser justo en sus decisiones.
Hay momentos en los que con Kaliza dudamos en seguir negando nuestra identidad, ellos no son el enemigo, ellos son nuestra familia.
Hoy nos llamarón, en el tono de Antoine hay una gran tristeza, quiere que los acompañemos a un lugar que para ellos significa mucho, adicional me informó que ya encontraron lo que buscaban. Será la forma de despedirlos, ellos ya no tienen nada más que hacer en esta ciudad ni en ninguna otra.
Kaliza cambio el turno y esta hecha un mar de llanto, ella no desea que su hermano se vaya, solo quiere pasar un poco más de tiempo con él. Nos hemos aguantado las ganas de evitar su viaje, pero no podemos hablar todavía, no es tiempo.
Vemos llegar a dos seres muy cabizbajos, no hay rastro de los chichos divertidos que hace un mes conocimos. Ambos llevan ropa oscura, sus ojos reflejan el llanto que horas atrás fue su acompañante. Kaliza me mira con cara de desconcierto, solo digo que no tengo idea de lo qué está pasando.
─ Hola chicas ─ la voz de Antoine es solo un murmullo y Varick solo hace un gesto con su mano derecha.
─ Vamos ─ dicen al unísono y nosotras optamos por seguirlos, siento que el dolor que trasmite mi hermano, es mi dolor, un dolor que me esta quemando el alma.
Llegamos a uno de los bares más populares de la ciudad, ¿Cómo lo sé? En la oficina no se habla de otra cosa que no sea de este bar y de un par de chicos que solicitan la ayuda para localizar a sus hermanas. Por el saludo del señor de seguridad, confirmo que esos chicos son Antoine y Varick.
Ingresamos y nos ubican en una mesa frente a una tarima, el bar está a reventar. Un mesero muy elegante se acerca y les pregunta a los chicos que si lo de siempre y ellos asienten. Dirige su mirada a nosotras y Kaliza pide unas margaritas, veo como el chico se retira para traer el pedido y Antoine inicia a contar muchas cosas que terminan por quebrar mi ser.
─ Muchas veces soñé con llevar a mi hermana al altar el día de su boda, también quería ser el primer hombre que le expresara lo mucho que ella significaba para mí. Quería que supiera que desde el día que vi sus ojos, supe que ella sería mi más grande tesoro. Ella era solo un bebe y mis padres ordenaron que la entregaran sin pensar en nada, sin pensar en el dolor que eso me causaría ─ las palabras de Antoine son acompañadas por una tristeza que él no se molesta en ocultar, creo que esta cansado de ser fuerte y hoy el dolor se apodero de su ser.
─ Yo estaba pegado a la puerta del cuarto de mi madre, solo quería escuchar su llanto, mi nana decía que todo bebe lo primero que hacía era llorar ─ un intento de sonrisa se dibuja en su rostro ─ yo quería comprobar que era verdad. Sentí una alegría enorme cuando su llanto inundo el lugar, no sabia si era niña o niño, yo solo sabia que era mi responsabilidad y que daría la vida por él o ella de ser necesario ─ Kaliza y yo solo contenemos las lagrimas que amenazan con salir.
─ Cuando vi salir a padre, pregunte emocionado por el bebe, pero me retiro sin explicación y en mitad del pasillo dijo que había muerto. Yo estaba seguro de que la escuche, escuche su llanto, pero nadie me presto atención ─ sus palabras son interrumpidas con la entrega de nuestra orden y veo como sirve un trago que se toma sin bacilar, es como si con ello calmará un poco su dolor.
─ Vi salir a nana con algo en los brazos, corrí y le pedí que me dejara verla. Mi nana temerosa me hizo prometer que jamás diría que ella me permitió ver al bebe, a la beba. Era la niña más hermosa de todas, tome su mano y le prometí que la buscaría, que ahora no podía hacer nada, pero que me esperará, que yo crecería y obligaría a mi padre a que cambiará de parecer, pues era solo un cachorro de casi cuatro años ─ toma otro trago, todos hacemos lo mismo sin perder de vista su opacado semblante.
─ Guarde el secreto, un secreto que me llevo a enfrentar a mi padre, en ese tiempo las mujeres eran consideradas tan poca cosa, aunque padre quiso que yo fuera ese ser despreciable que es él, jamás lo logró, en mi mente tenia clara mi promesa y hoy esa promesa se terminó ─ nunca pensé ver a un hombre llorar, pero hoy son dos hombres que están llorando. Todos nos miran como si nosotras fuéramos las culpables de su llanto, y sin saber tienen razón….
Varick toma la mano de Antoine e inicia su relato.
─ Yo no quiero ser Alfa, yo solo quería encontrar a mi hermana. Mi padre es el ser más despiadado del mundo, creo que el nombre de nuestra manada hace honor a su esencia. Me enteré hace tres años que tenía una hermana. Sin que nadie me viera me oculte bajo la cama de la nana de madre, ese en su lecho de muerte. Ella le decía que me contara la verdad, que yo tenía derecha a saber que no era solo, que había alguien que podía quitarme a la manada si aparecía. ─ hace un gesto de confusión y prosigue en ese tono ido.
─ Ellas pensaban que para mi el cargo era importante y que, según las nuevas reglas del Alfa de Alfas, ella seria la Alfa de nuestra manada y eso era algo que padre jamás permitiría ─ veo a mi hermano calmado, él solo esta iniciando una historia que no quiero escuchar, para ellos soy solo una amenaza, para mi hermano soy su salvación, ¡yo que pensaba que como Antoine el me buscaba por amor! Creo que me equivoque. Decido prestar atención a su trágico monologo.