Luna de Lunas

9. Las aquellas

Desde la partida de los muchachos, no hay día que no llamen, nos limitamos a conversar de temas triviales, nada comprometedor. La verdad eso me hace muy feliz. Es difícil que una sonrisa no se refleje en mi rostro, al pensar en ellos, aunque su saludo se limita a hola pequeña, te extraño mucho, mucho, cuídate y no olvides que te amo, saludos a mi cuñadita. Según Varick, soy su nueva conquista.

El saludo de Antoine para con Kaliza no cambia mucho, él es, hola princesa hermosa, ¿Cómo está la luz de mis ojos? ¿no olvides que eres la primera en mi lista? Te amo explosif, saludos a la pequeña.

Por lo que nos contaron, tiene fama de mujeriegos, así que la mejor manera de pasar desapercibidos, es tratándonos como su romance del momento. Cosa que nos encanta, pues solo así les podemos decir sin tapujos, miles de cosas cariñosas, las cuales son reciprocas.

Nos vemos esposaNos vemos querida mía ─ contesto saliendo de mis pensamientos, y dando fin a mi amorío matutino con mi cama, es hora de una ducha, un buen desayuno y dejar la casa arreglada.

Hoy es otro de esos días en los que trabajar no es mi prioridad, pero no puedo cambiar eso, no es que sea floja, pero ser personal de limpieza no es algo fácil. Aunque no debo quejarme, trabajar en las oficinas administrativas es bueno, por lo menos descanso los fines de semana y mi salud física y mental no está expuesta.

El trabajo en una clínica es terrible, la pobre de Kaliza le toca muy pesado, está en el área de urgencias. Es raro tener este servicio, pero los hombres lobo por naturaleza son busca pleitos, no es extraño ver llegar a uno que otro herido a causa de sus constantes peleas con vampiros, brujos, demonios, así como toda la familia canina y felina existente.

─ ¿Y esos gestos? ─ Hola Sandra ─ Sandra es la coordinadora de nuestro grupo y es una gran chica. Al principio chocamos demasiado, ella había recibido muy mala información de mi hermana y mía “¡que tenemos un carácter complicado!” ... ¡Claro que es verdad!  Pero ni Kaliza ni yo, permitimos que no humillen o nos quieran tratar mal, ser de esta área no nos hace menos que nadie.

─ Estaba pensando que, a mi esposa le toca muy duro ─ ya todos saben que así es como nos llamamos con mi hermana, así que ya no se asombran ─ no sé por qué todos los seres sobrenaturales son tan peleoneros ─ ¡no me digas! Y lo dice la chica que estampo contra la pared del baño a una de sus compañeras ─ mi gesto de asombro me lleva a contestar sin tapujos.

─ Sandra, ¡sabes que odio a las personas aprovechadas! ¡Acá todas merecemos respeto y no creo que deba aguantar que la tal Carol me ponga las actividades más difíciles!¡Tampoco tenía porque seguir aguantando sus insultos por ser asilada por la Luna de Lunas! ¡Mucho menos que quiera ofender a mi hermana! ─ contrólate ─ Si señora ─ bajo el tono de mi voz, sé que Sandra no tiene la culpa, pero ya no soportaba más.

─ Creo qué le aguante bastante y ya era hora de ponerla en su lugar. ─ Querida, es por eso que te acabas de ganar un traslado. ─ ¿Cómo? ─ digo indignada, ella es la que me ofende y es a mi a la que trasladan ¡vaya, suerte que me gasto!...

─ Debes presentarte en la clínica mañana a las 6 de la mañana. Preguntas por Lucrecia, ella es la coordinadora de allá. Aunque eso ya lo debes saber, o ¿no? ─ ¡¡No es justo, ella inicia todo y soy yo la que se debo ir!! ─ ignoro la pregunta de Sandra, en este momento tengo tanta ira que solo quiero matar a la culpable.

 

Mi turno, mi último turno, término con una mini despedida que las chicas me prepararon, sé que no duré mucho acá, pero logré buenas relaciones con las demás compañeras. Voy a extrañar a Jully, Jully fue la primera que me recibió y me enseñó a utilizar la aspiradora, esa máquina del demonio que tenía forma de niño cuadrado con llantas. Pero al que le hablaba como si tuviese vida… es difícil olvidar mis regaños a una máquina que se atoraba en las esquinas, en verdad que es gracioso. siempre le decía ¡muévete, enano! Se me hará tarde.

Disfrutaba aspirar las oficinas, limpiar los muebles con ese líquido café con olor a madera, charlar con las plantas de mi futuro cuando limpiaba sus hojas. Me gustaba preparar café y atender a los chicos del sistema administrativo y operativo, así como compartir el almuerzo en esa pequeña cafetería, al compás de las risas por los cuentos que Luis el jefe de conductores traía día a día.  Pero lo que más voy a extrañar son las clases de administración que Marcus me daba cada tarde, siempre me dijo que debía aprender de todo un poco, que cada profesión requería de una buena dirección y administración.

Nada de lo que aprendí en este tiempo será en vano, sé que cada lugar me aportará algo importante para mi vida y para la de Kaliza. ¡Kaliza! ─ ¿cómo me pude olvidar de ese torbellino? ─ Ella se pondrá feliz, ahora estaremos juntas.

Al llegar a casa decido preparar una deliciosa ensalada cesar, papas francesas y jugo de mora. No crean que por ser lobos comemos carne cruda o cazamos cual bestias ¡por lo menos nosotras no!  Preferimos la comida de los humanos, esa que aprendí a preparar gracias a mi amada mamá Milena.

Veo ingresar a una muy cansada Kaliza, tira el bolso en la mesa del comedor y se esparrama cual macho en la sala. Solo verla es gracioso, mejor la saludo, de lo contario me expongo a su pataleta de niña ignorada.




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