Luna de Lunas

15. La promesa

Si pudiera medir en palabras el nivel de miedo que siento de, solo pensar que debo ir a ver a mi Alfa, porque eso es, mi Alfa, esa sería Luna de Lunas, solo con imaginar estar frente a frente a ella, sería peor que enfrentar a mi demonio angelical.

Desde que hablé con Shyllen lo he aceptado, hoy debo tomar decisiones que no afecten la vida de mi hermana, de mi compañero y la mía.

Primero iré hablar con Marcus, sé que él entenderá la situación y no tendré inconveniente, ambos sabíamos que esto se podía presentar tarde o temprano ¡no pensé que fuera tan temprano!

Solicite salir una hora antes, iré con Marcus y luego regresaré a esperar a Alay.

Al llegar veo al que hasta hoy será mi novio, muy alegre hablando con una chica, me ve, se sobresalta, le dice algo al oído y se acerca algo confundido. No me saluda como es costumbre y es mejor así.

Me pide que nos sentemos en la mesa del fondo, me ofrece algo de tomar o comer, pero yo rechazo su ofrecimiento, tengo el tiempo contado y no me puedo demorar.

 ─ Kaliza, debo contarte algo que paso, ¡bueno! Que me acaba de pasar. ─ su mirada se pierde en la chica con la que hablaba, se sonroja, sonríe y luego continua ─ apareció mi mate ─ dice en susurro. Esa noticia me alegra el alma, sé que Marcus es un gran chico y temía tener que ser yo la que lo dejará.  

─ Pensé que podíamos tener una relación más larga, pero creo que el destino no lo quiso así. ─ aprete su mano demostrándole mi comprensión. ─ quiero que sepas que eres alguien muy especial para mí y que mi compañera está enterada que tenía novia. ─ denoto preocupación en sus palabras.

─ No tienes de que preocuparte. ─ Si tengo porque, tú me importas mucho, es solo que él amor por ella es difícil de controlar.

─ Mi pareja destinada también apareció. ─ decido confesarle para que este más tranquilo, pero voy a omitir el nombre.

─ ¿Cómo? ─ dice intrigado ─ precisamente venía a contarte y ponerle fin a nuestra relación. Sabes que también eres muy especial para mí, este corto tiempo que compartimos fue realmente maravilloso y te ofrezco mi amistad de manera sincera.

Luego de conocer a su pareja, me despido con un abrazo y los felicito. Ella se ve una muy buena chica.

Voy llegando a la recepción y veo que mi demonio angelical se acerca. Sus ojos destellan amor y siento que me derrito con su sonrisa.

─ Hola preciosa ─ Hola ─ digo muy nerviosa.

Salimos bajo la atenta mirada de muchos, me abre la puerta de su vehículo como todo una galán y yo subo antes que mis pies se desplomen.

─ Necesito hablar contigo en un lugar privado, debo confesarte muchas cosas y de eso depende si me aceptas o me rechazas. ─ su ceño se contrae en lo que me contesta

─ Nada de lo que me confieses podrá hacer que me aleje de ti, como te dije, estoy seguro de que eres mi Luna y lucharé por ti con el que deba, te aceptaré con todo y tus secretos. Así que no tienes nada que temer, acá el que debe temer soy yo.

─ ¿Por qué? ¿temer a qué? ─ interrogo de inmediato. ─ Qué seas la que me rechace o que esta corazonada tan grande que siento, sea solo una ilusión. ─ guardo silencio y decido dejar todo a la expectativa.

Él pone el vehículo en marcha y me dice que iremos a su oficina, allá es seguro y podemos hablar sin problema.

En el trayecto nadie habla, pero el viaje es muy cómodo, es como si el hecho de estar juntos, ya fuera suficiente para vivir es paz.

─ Pasa ─ me indica al llegar a su oficina. Hago un esfuerzo enorme por no lanzarme a besarlo.

─ ¿Quieres tomar algo? ─ No ─   digo de inmediato.

Alguien toca y él me pide que tome asiento en lo que abre. Aprovecho para mirar la decoración y es bastante elegante.

─ Pedí que nos trajeran algo, supongo que no has almorzado, ¿o sí? ─ niego con la cabeza.  

Me pidió que almorzáramos primero, que él moría de hambre, ha estado de reunión en reunión y no tuvo tiempo de comer nada.

Luego del almuerzo llamó para que recogieran todo. La señora que ingreso es alguien mayor y me miró algo molesta, quizá mi presencia le incomoda.

─ Quiero que sepas que está ─ digo señalándome desde la cabeza a los pies ─ no es mi apariencia real. Que debí ocultar muchas cosas por mi bien y el de mi hermana de crianza, tanto ella como yo corríamos peligro. ─ me mira con devoción, pero no interrumpe, solo desea que yo prosiga.

─ Mi nombre real es Azul Abad ─ digo con temor a su reacción. Pero el solo dice un ─ Ya veo. ─ me guiña el ojo diciendo que eso no tiene importancia.

No le pido que guarde mi secreto o que prometa proteger mi identidad, es momento de enfrentar las consecuencias, por revelar mi identidad a mi compañero. Sé que no me hará daño, pero, aun así, mis manos tiemblan al retirar mi collar.

Su expresión es de sorpresa, se levanta y me toma con firmeza. En un movimiento rápido me empotra a la pared y sobre mi cuello dice mía. Sus ojos cambian al igual que los míos, nuestros lobos se reconocen y me besa con ternura.

Amo el momento, pero debo parar, lo retiro de manera tierna. Él me mira suplicante, me envuelve en sus brazos y hunde su rostro en mi cuello, lame la zona donde ira su marca y repite de manera roca… mía. Mi piel se estremece bajo sus tonificados brazos.




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