Luna de Lunas

16. Mi compañero

Trato de soltar el agarre de la Luna de Lunas, no quiero que me pregunte nada, sé que si lo hace no tengo otra opción que contestar con la verdad y temo a su reacción ¡Eso si todo lo que dicen es cierto! Pero si es así, no tendré por qué preguntar nada, sé supone que ella ya lo sabría ¿o no?

Ella simplemente me mira expectante, después de unos segundos suelta mi mano, sonríe tiernamente y me da la espalda.

─ No quiero preguntar nada, pero si voy a responder tus preguntas. ─ ¿Preguntas? ─ cuestiono con sorpresa.

─ Sí, todas las que pasaron por tu mente. Así que diré que todo lo que has escuchado sobre mí, es verdad. ─ abro mis ojos ante su sinceridad.

─ Soy una hibrida, mitad loba, mitad diosa. ─ dice en lo que toma la mano de su hijo. ─ Mi hijo es solo lobo, un gran lobo. ─ no oculta su tristeza al hablar, no tiene o no quiere hacerlo.

─ ¿Qué clase de Diosa es? ─ me atrevo averiguar.

─ Ya lo habías dicho, soy la Diosa de la verdad ─ sorprendente, pensé que era solo cuento ─ ella ríe por mi comentario

─ De mi hijo no te voy hablar, tu más que nadie sabe quién es, ¿verdad? ─ voy a responder, pero soy interrumpida.

─ Buena noche ─ saluda la coordinadora médica haciendo una reverencia a la Luna, pero a mí me da una mirada interrogante.

─ ¿Qué hace acá? ¿No sabe que está área es restringida? Por favor se retira de inmediato. ─ Disculpe ─ agacho levemente mi cabeza y me dispongo a salir, pero un agarre en mi brazo me lo impide.

─ Tu ─ me dice con autoridad ─ no inclinas la cabeza ante nadie, eso también me incluye. Nadie tiene porque hacerlo.

─ ¿Cómo? ─ cuestiono

─ Si sabes quién es mi hijo, sabes quién eres, así que no me cuestiones. ─ el tono en el que me habla es suave pero firme.

─ Luna ¿Qué dice? ─ Digo que ella se queda y usted se retira, si necesito sus servicios la llamo, por lo pronto aliste todo para el traslado de mi hijo a la mansión.

─ ¿Pero Luna? ─ pero nada doctora, es una orden. ─ escuchar la forma en que habla, me deja perpleja.

─ Señorita Luter, no olvide culminar su trabajo ─ si señora ─ contesto, pero una vez soy interrumpida.

─ Eso no va ser necesario, a partir de hoy la señorita Luter y la señorita Maure trabajaran directamente para mí. Además, no se justifica realizar la limpieza del lugar, teniendo en cuenta que en pocas horas partiré con mi hijo. Así que por favor agilice su salida y de la limpieza que se encarguen después.

Veo como la doctora sale del lugar echando chispas. Por mi parte compruebo que sabe absolutamente todo de nosotras, jamás mencioné o dije el nombre de mi hermana, ahora no sé qué nos espera…  

La Luna de Lunas toma el teléfono, escucho que solicita la presencia del Beta de la manada. Se gira y me mira con dulzura, luego cuelga.

─ Shyllen, recoge tus cosas y las de tu hermana, necesito que vayas al departamento y tomen sus pertenencias básicas, hoy mismo se instalan en la mansión. ─ no sé qué pensar o decir, me quedo asimilando todo lo que acaba de acontecer.

─ ¿Y el departamento? ¿qué pasará con él? ─ no eran las preguntas que quería hacer en este momento, pero creo que es lo único que logré articular.

─ Es de ustedes, por ahora lo conservarán, después resolvemos. ─ Ok, pero ¿por qué nosotras? ─ me atrevo a cuestionar

─ Esa y todas las dudas serán aclaradas cuando estén las dos, no voy a dar detalles por ahora de mi proceder. Ve por las cosas. ─ su trato es fraternal y alegre.

Al llegar al parqueadero hay un vehículo muy elegante, sale un señor no mayor a 40 años, me hace una reverencia y me indica que está a mi servicio.

Ingreso al departamento ─ ¿Qué es todo esto? Me pregunto al ver la sala llena de globos, peluches y un montón de cosas más. Recuerdo la salida que tenía Kaliza, así que esto es obra de su demonio angelical.

Veo la hora y son las 5 de la mañana, aún tengo tiempo, así que decido ir a dormir un rato. Cristo dijo que venía por nosotras a las 3 de la tarde. Pongo el despertador a las 9 a.m., sé que Kaliza se molestará un poco. El día que descasa es sagrado y se levanta a las 12 m., pero hoy tendrá que madrugar.  

Ingreso a mi habitación, voy al baño, cepillo mis dientes y me coloco algo cómodo para descansar. No creo que logre dormir, tengo la cabeza envuelta en todo lo que hoy me sucedió.

Me acuesto boca arriba, con mis manos cubro mi cara, es la forma de darme algo de fortaleza, pero como dijo la Luna, yo sé quién es él… Es mi compañero…mi compañero de vida, mi Alfa y yo soy su Luna.

El solo hecho de saber que lo hallé, hace que mi rostro refleje alegría. No puedo evitar que mis ojos se cristalicen y lágrimas rueden por mis mejillas, ahora entiendo a Kaliza, entiendo su miedo, un miedo que se cuela en cada partícula de mi ser, pero que se confunde con el mar de sentimientos que nacen con solo saber que él existe y que haré hasta lo imposible para que despierte.

Desde que ingresé a la clínica, me sentía inquieta, no logré percibir su esencia por mi bloqueo, así como él no podía percibir la mía, a menos que estuviera lo suficientemente cerca, tal como le paso a mi hermana. Ahora sé que, lo que dificultó nuestro encuentro fue eso, la distancia. Pero hoy fue diferente.




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