Luna de Plata

En camino

La cena fue sin demasiada conversación, su madre estaba pendiente del teléfono móvil, se la notaba alterada, nerviosa, nada raro en ella, pero algo la estaba perturbando más allá de su histeria cotidiana. Había una sola respuesta para eso: Vernier Le Blanc, su padre.

La criada retiró los platos y les ofreció postre el cual Lug aceptó con agrado y su madre no dio acuso de la información.

_Capitane…capitane-dijo Lug tratando de llamarle la atención.

Elit pareció regresar de sus pensamientos quitándose los anteojos y fregando sus ojos,

_Mon cherie ya te he dicho que no me llames así.

_Pues es la única manera de que me atiendas, la muchacha está ofreciéndote postre ¿quieres o no?

_No…gracias, estoy bien con la cena.

_No sé con qué, no comiste nada.

Elit espero a que la criada se retirara.

_Lug que no se te olvide un pequeño detalle soy tu madre, no me hables así.

Lug cerró sus ojos y suspiro.

_Madre en verdad, pero en verdad, se que eres mi madre y quien manda ya lo tengo grabado en mi chip interno, solo digo que no has comido nada, que desde que llegaste estás con tu celular, que no hemos cruzado palabra “salut maman” estoy aquí.

Elit apoyo los codos en la mesa y perdió su cara entre las manos, el tenía razón no podía ocultarle más, era demasiada carga para ella. No quería hacerlo pero lloró, lloró perdida entre sus dedos entre la rabia contenida, entre la impotencia de ser muer en un mundo dominado por hombres, en la agonía de no querer perder a su hijo, en el miedo de que todo se derrumbara.

_Maman…Maman...-se apresuró con preocupación Lug a abrazar a su madre-Ma…¿qué sucede? Mam…

_Tu…padre…el me inició juicio por tu tenencia, para que regreses con el a Paris y yo…-El llanto la ahogaba no la dejaba respirar-Y yo sé que tú te iras, porque detestas todo esto, porque viniste en contra de tu voluntad, porque como dices no estoy contigo…porque…

_Maman…maman ya cálmate, no iré a ningún lado…menos con papá…al menos a ti te soportó-dijo bromeando limpiando el rostro de su madre. _Oye sabes que no te dejaré, es cierto que no quería venir que te odie por cinco minutos, que me rebelo cuando tú dices blanco yo negro, pero mam eres mi capitane, jamás te dejaría ni que todos los jueces del mundo lo dictaminaran además papa no puede llevarme si yo no quiero, tengo la opción de elegir.

_Él se casará nuevamente… con su secretaria…

_Típico…ya lo sabía

_ ¿Lo sabías?

_Si, me lo dio el último fin de semana que estuve con él…le dije que su matrimonio duraría mientras ella le saque hasta el último céntimo…me abofeteo…por eso regrese antes ese sábado.

_¿Ese desgraciado te golpeo?-dijo enfurecida Elit.

_Ma…ya está, no hablemos más de esto, papa puede hacer todo lo que quiera yo no volveré con él , ya tranquila.

Elit lo abrazo por largo rato, beso su frente y le pidió disculpas por los últimos días donde estuvo tan perdida.

_Ya, ya madre que no se te haga costumbre estas escenitas ridículas

Elit sonrió y le beso la nariz como cuando era un niño.

El carraspeo de Valentina hizo que ambos volvieran a la normalidad.

_Perdón señora Elit no quise interrumpir, pero el profesor la llama por el teléfono fijo de la sala.

Elit limpio su cara agradeció a Valentina y salió dando un pequeño trotecito hasta la sala.

Lug continuo comiendo su postre como si Valentina no estuviese allí.

_Al menos no eres un insensible con tu madre.

_Nop…no lo soy soy muy amoroso con mi madre la única mujer que puede despertar un sentimiento digamos agradable en mí.

_Sabes que eres muy engreído…

Lug jugueteo con la cuchara en su musse de chocolate y sonrió

_Pero te gusto…

Los ojos de Valentina casi se desorbitaron.

_ ¡¿Qué?!

Lug se rio con muchas ganas.

_Idiota-dijo con muchísima bronca en su voz intentó irse pero Lug hizo dos movimientos y la arrinconó contra la pared, tan cerca, tan juntos que podían sentir el latido de sus corazones.

_ ¡Suéltame bruto!

_No…-dio él y se acercó cada vez más peligrosamente a su boca.

_Voy a gritar Lug, no es gracioso me haces daño-Valentina sentía la respiración de Lug sobre ella y no entendía el calor que recorría su cuerpo. El solo la tenía inmovilizada con su mirada, esa mirada azul, esos ojos tan profundos y tristes a la vez. Lug tenía apoyada sus dos manos contra la pared a un centímetro su rostro del rostro de Valentina. Podía sentirla, podía sentir hasta el pulso de su sangre recorrer su cuerpo, una extraña sensación se apoderó de él, de ponto el rostro de Valentina cambio, el rostro del retrato estaba frente a él, Yasi estaba frente a él. “No me dejes, no me dejes…sálvame” Lug no podía moverse, no podía reaccionar. Cerro sus ojos y respiró al abrirlos Valentina ya no estaba allí.




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