Luna de Sangre

2. EL SUMO SACERDOTE

—A los ojos de ajenos visible serás, pero de nuestras hermanas te ocultarás.

Después de que Serena terminó de recitar, le entregó a Vianet la taza con el líquido que la bruja verde había preparado. Asqueada, Vianet miró el contenido y frunció el ceño, el olor que emanaba era horrible e insoportable.

—No creo que todo esto sea necesario. Tú estarás con las espiritistas y ellas se encargarán de decirte todo lo que quieras.

—Sé que ocultarán información. Por eso necesito que estés presente, así me dirás todo y podremos compararlo con lo que las espiritistas me digan, para saber si mienten o no. Bebe esto y ninguna bruja te verá.

Vianet acercó el vaso a los labios, pero al percibir el olor lo alejó de ella.

—¿Y Twyler Hunt? ¿Y los devoradores? Ellos si me verán. ¿Y que se supone que haré si me llaman la atención? El aquelarre no me verá, pero él sí y querrá interrogarme y el consejo solo verá a un hombre hablando con “nadie”. ¿Cómo justificaré eso?

Serena torció los ojos, demostrando que la actitud de Vianet comenzaba a molestarla. Al ver ese gesto, la bruja blanca se arrepintió, porque siempre había buscado complacer a Serena y quería mantener su amistad hasta el último momento. Creía que para que el ritual funcionara, ellas debían mantener una relación pura y de complacencia porque así sería más fácil que sus corazones se convirtieran en uno.

—Ocúltate lo mejor que puedas y no hagas ni un solo ruido porque si podrán escucharte, y si ese viejo estúpido o sus animalitos de compañía te ven, creerán que eres alguien más del consejo. Actúa con seguridad, así pasarás más desapercibida, pero mantente lejos de ellas o de Twyler y párate detrás de las demás. Estoy segura de que el sumo sacerdote solo se dirigirá a mi madre e ignorará al resto así que no te hará caso, pero no hagas nada que pueda llamar su atención, sino esto habrá sido en vano. Todo estará bien, el efecto durará tres o cuatro horas, para entonces la reunión ya habrá terminado y tú estarás en casa, recostada en tu cama y lista para contarme todo al día siguiente— Serena la tomó de la mano y la apretó con fuerza—. Será como cuando éramos niñas y entrabamos a las reuniones del consejo sin permiso, ahora será más sencillo porque no podrán verte. Te prometo que todo saldrá bien.

Vianet cerró los ojos y suspiró. No sabía si Serena le pedía ese favor como amiga o si era una orden como futura gobernante, de cualquier modo, bebió el brebaje sin retobar más.

—¡Que asco! — exclamó a la vez que dejaba caer el vaso de cristal, el cual se rompió al momento de que tocó el suelo pastoso.

Se dejó caer al piso sobre sus rodillas y comenzó a toser repetidas veces, Serena se arrodilló frente a ella y la tomó del rostro para obligarla a que la viera.

—¡No vayas a vomitarlo! — exclamó—. No funcionará si no lo ingieres por completo.

Vianet se irguió y siguió tosiendo hasta que poco a poco las náuseas se fueron y solo se quedó con la sensación en su boca.

—¿Qué demonios es eso? — preguntó Vianet casi gritando.

Serena rio por la reacción de Vianet.

—Un brebaje.

—Es asqueroso. No puedo creer lo horrible que es.

Hasta ese momento, Serena todavía podía verla, así que la tomó de la mano y le dijo entre risas que era hora de volver a la casa de las brujas, porque la reunión estaba por comenzar. La casa del aquelarre era la más grande y lujosa del pueblo, pero nadie vivía ahí, sin embargo, era el lugar más importante ya que todas las decisiones se tomaban dentro de sus paredes. Antes había funcionado como un templo para los dioses, especialmente para Bared, pero con el pasar de los años y la visión de Serena sobre el futuro de su pueblo, las brujas decidieron formar su consejo y convertir la vivienda en un lugar exclusivo para sus reuniones. Durante años Vianet y sus ocho compañeras asistieron todos los días para tomar sus clases y practicar su magia y en algunas ocasiones tuvieron que dormir ahí por días, por lo tanto, Vianet conocía la casa a la perfección, pero no se sentía segura de que pudiera pasar desapercibida durante la reunión.

Cuando estuvieron frente a la casa, Vianet ya no era visible para nadie y se dio cuenta de eso cuando Yuliette llamó a Serena desde la puerta y la reprendió solo a ella por estar fuera.

—¿Qué hacías? ¿En dónde estabas a esta hora? Seguramente Twyler Hunt y sus devoradores están cerca, es muy peligroso que estés sola. ¿Y si algo te hubiera pasado allá afuera?

—Fui al bosque de los mil rostros a pedir a nuestras antecesoras por esta noche. Deseo que todo salga de la mejor manera con el sumo sacerdote, mamá, porque no quiero que sea mi enemigo. Lamento si te asuste, no era mi intención.

Yuliette sonrió y se acercó a ella para abrazarla, Vianet tuvo que retroceder, cuidando muy bien cada uno de sus pasos para no hacer ningún ruido que delatara su posición.

—Estoy orgullosa de ti. Sé que nada de esto es fácil, considerando que debes consumir los corazones de mujeres a las que llamas amigas, pero todo saldrá bien. Ahora ve a la casa, las hermanas espiritistas ya están listas. Casi son las nueve de la noche y no queremos llegar tarde e importunar al sumo sacerdote, querida.

—Así lo haré, mamá. Que la luna en el cielo las guie.

Serena miró hacia atrás, Vianet supo que se dirigía a ella y aunque sabía que no la vería, ella asintió en señal de que estaba lista para la misión que le había sido encomendada. Serena se retiró mientras que Vianet camino hacia la casa, entró por la puerta principal detrás de Yuliette preocupándose porque no la cerrara justo cuando ella estuviera pasando, apresuró su andar sin hacer ningún ruido y logró pasar a la casa del consejo. Notó que las diez brujas ya estaban reunidas y ninguna parecía tener la intención de subir por las escaleras, así que permaneció cerca de ellas, parada en un escalón y esperando a que la reunión comenzara. Durante el tiempo que estuvo inerte, observó a sus hermanas brujas, siete de ellas hablaban sobre la emoción que tenían, pero también reconocían que esa reunión provocaba nervios en ellas porque a pesar de que aseguraban que Twyler Hunt perdería todo su poder, seguían reconociéndolo como una figura muy importante no solo para su pueblo, sino para todo Ragdarag. Las otras tres brujas Yuliette, una bruja de magia negra llamada Meriana y la bruja de fuego de nombre Suzane estaban serias, porque eran las únicas que ya no confiaban en el orden impuesto por el sumo sacerdocio, una orden que había sido la base más importante para la convivencia entre todas las razas y forjada siglos atrás por una de las familias vampíricas más importantes en la historia.




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